San Julián auxilia a
Málaga, Sevilla y Lorca en el siglo XVII
La primera población que solicitó su auxilio, como dije en el
anterior artículo fue Burgos, le siguió Málaga, Sevilla y Lorca (Murcia) y
ninguna de ellas quedo defraudada.
La devoción por el Santo la llevo
a Málaga, nuestro paisano D. Diego Ramírez de Fuenleal, natural de Villaescusa
de Haro (Cuenca) quien en el año 1500 fue nombrado obispo de Málaga y en 1518
cambió este obispado por el de Cuenca. He de decir que este obispo intentó
fundar una Universidad en Cuenca pero fue convencido de no hacerlo porque según
el Cardenal Cisneros bastaba con la de
Alcalá. D. Diego murió en Cuenca en 1537 y está enterrado en la Capilla
Mayor de la Catedral conquense.
Peste en Cuenca. Bartolomé Matarana. siglo XVI |
Como venía diciendo, hemos de
saber que con D. Diego Ramírez de Fuenleal, ya siendo obispo de Cuenca, en el
año 1518 se abrió por primera vez la urna de San Julián después de 311 años,
encontrando su cuerpo incorrupto, hecho que se divulgó rápidamente por toda
España, este hecho y unido a los innumerables milagros obrados por la
intercesión del Santo hizo que D. Diego implantara la devoción de su Patrono en
la Iglesia malagueña.
Dos calamidades asolaron la
ciudad de Málaga en los años 1637 y 1678. En el primer año citado la ciudad
sufrió una horrorosa epidemia de carbunco. Como es natural se adoptaron cuantas disposiciones existían
para atajar el terrible mal y viendo que la epidemia no decrecía acordaron implorar
la gracia divina para alcanzar remedio a la espantosa mortalidad.
El Prelado D. Fray Antonio
Enriquez, Obispo de Málaga solicitó del Obispo y Cabildo de Cuenca le enviasen
un cuatro de San Julián, remitiéndose en el año 1637 un cuadro grande en el que
se representaba al Santo Obispo recibiendo la palma de las manos de la Virgen.
El 1 de febrero y el 22 de diciembre de 1638 se acusa el recibo del cuadro y el
testimonio de reconocimiento y gratitud por la merced recibida por parte del
Obispado malagueño.
Otra nueva intervención de San
Julián en esta ciudad de Málaga fue en el año 1678. El 20 de junio se inició
una terrible peste que consternó a los moradores de la población malagueña. Lo
mismo que en 1637 las autoridades y el obispo de Málaga que en esos años era D.
Fray Alonso de Santo Tomás, después de adoptar todas las disposiciones que ordena
la ciencia para atajar el mal y visto que la epidemia no perdía intensidad
acordaron suplicar la gracia divina y nuevamente se acudió a San Julián de
Cuenca con fervorosas oraciones. En los días siguientes al culto extraordinario
que se celebró, la enfermedad pública comenzó a remitir, declarándose voto
solemne de celebrar anualmente en todo el Obispado la fiesta del 28 de enero.
Así se consignó en el Acta Capitular del 6 de noviembre de 1679, hecho que fue
notificado al Obispado y a la Iglesia de Cuenca.
En las Actas del Cabildo de la
Catedral de Cuenca del 21 de mayo, de 19 y 27 de junio de 1649, consta que la
Iglesia de Cuenca acudió en auxilio de Málaga, Sevilla y otras grandes ciudades
de Andalucía que estaban invadidas de terribles pestes, celebrándose al efecto
solemnes cultos a San Julián, consistentes en un novenario de misas y otro de
rogativas, que respectivamente empezaron el 22 de mayo y 20 de junio de los
mencionados años; durante este tiempo el cuerpo de San Julián estuvo expuesto
en la Capilla Mayor y en la tarde del último día, festividad de San Pedro y San
Pablo, se hizo una procesión por la Plaza Mayor.
La tercera población que solicitó
el auxilio de San Julián fue la ciudad de Lorca, el motivo fue una epidemia que
asoló la ciudad en el año de 1649, de igual forma actuó el Cabildo, haciendo
solemnes cultos y rogativas a San Julián para implorar su beneficiosa
intercesión a favor de la salud pública del pueblo lorquinés.
Informado el Cabildo de los éxitos
obtenidos se acordó remitir a Lorca una reliquia y un retrato del glorioso
Patrono para su veneración en esas tierras.
No he hallado referencia del
envío a Lorca hasta enero de 1650, constando en las Actas que fue enviado un
pedazo de túnica y el retrato de San Julián, que había pintado el afamado
artista de Cuenca, Cristóbal García Salmerón, obsequios que llevaron a la
ciudad de Lorca el Licenciado Francisco López Caro, capellán de la S.I.
Catedral de Cuenca según consta en nota marginal del acta capitular del 11 de
enero de 1648. Los obsequios fueron depositados en el convento de Ntra. Sra. de
la Merced, desde donde fueron llevados en solemne procesión a la Iglesia
Colegial de San Patricio donde se realizó una capilla expresa al Santo y en la
que consta el siguiente cartel:
“A honra y gloria de Dios en sus Santos. Afligida Lorca de una peste
cruel el año 1649, imploraron sus dos Cabildos la intercesión del Sor. S.a
Julián segundo Obispo de Cuenca, especialísimo Abogado contra peste,
sequedad y hambre, para que alcanzase del Señor la salud de su pueblo, y la
consiguió de un modo prodigioso y el que se preservase el año 1677 y 78, en
cuyo reconocimiento se le dedicó esta capilla y se canta el Te-Deum el día de
su festividad, en acción de gracias por tan singulares beneficios”.
Cuenca, enero de 2015
José María Rodríguez González. Profesor e investigador
histórico
Pueblo lorquino, no "lorquinés"
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