Guardemos nuestras tradiciones trasmitiéndolas a nuestros hijos y nietos
La devoción a la memoria del
nacimiento de Jesús nació en los primeros siglos del cristianismo. Con el nombre
de Navidad y con fecha de 25 de diciembre se viene celebrando, tanto en Oriente
como en Occidente, desde el siglo IV, cuando el Papa San Julio I mandó
investigar la fecha exacta del nacimiento del Mesías.
En Roma, donde se guardaban los
archivos del empadronamiento ordenador por el emperador Augusto, se pudo lograr
hacer luz sobre este suceso, y así, la fiesta de Navidad antes confundida con
la de la Epifanía y celebrada el 6 de enero, tuvo desde entonces solemnidades
distintas.
Pero la devoción al pesebre por
la representación de belenes o nacimientos, empezó a popularizarse y quizá a
inaugurarse, en el siglo XIII con San Francisco de Asís.
Era el año 1223 cuando San
Francisco logró licencia del Sumo Pontífice para celebrar el nacimiento del
Salvador en el pueblecito llamado Greccia (Italia), Allí levantó un altar en el
campo, preparó un pesebre, llevó un buey y un borrico y lo dispuso todo
imitando la cueva de Belén, San Francisco ofició de diácono y predicó sobre las
grandezas y misericordias del Mesías.
Todos los fieles acogieron con júbilo
esta piedad institución del patriarca de Asís. Santa Clara la estableció en los
conventos de su Orden. Ella misma ayudaba con grande gozo a disponer el Belén y
exhortaba a sus hijas por todos los medios a esta devoción.
Los hijos de San Francisco
propagaron por el mundo entero ésta saludable invención, mostrando siempre
singular amor al Divino Infante de Belén.
En aldeas y ciudades pueden verse
hoy belenes en las fiestas navideñas que suelen prolongarse hasta pasada la
solemnidad de Reyes. Todos, desde lo más rústico y pobres, hasta los más
preciosos, espléndidos y artísticos, dicen la popularidad a esta devoción a
este magno y trascendental Misterio.
Hoy nuestra sociedad banal y
materialista quiere sustituir esta devoción por otras cosas que no son en
realidad la verdad de la tradición.
provechemos estos días para
visitar y realizar la ruta de los Belenes que nos ofrecen las distintas Hermandades,
organizada desde el día 22 de diciembre de 2018, hasta el 6 de enero de 2019 de
18.30 a 21.00 horas y los días 24 y 31 de diciembre y 5 de enero de 12.00 a
14.00 horas. Llevemos con nosotros a nuestros hijos y nietos y trasmitamos a
nuestros seres queridos esta digna y buena costumbre cristiana.
El mejor belén que podemos
ofrecer, siempre será nuestro propio corazón adornado con las virtudes de humildad,
pobreza y amor, virtudes que estos días nos deben adornar a todos.
Felices Pascuas de Navidad.
Cuenca, 25 de diciembre de 2018.
José María Rodríguez González.
Profesor e investigador histórico.
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