domingo, 31 de marzo de 2019

Mitos y leyendas en las catedrales góticas.


Las catedrales como centros gnósticos.

Para los buscadores de leyendas y misterios las catedrales despertaron un extraordinario interés en el siglo XIX. La de Cuenca se ha visto inmersa en ellas, con su ángel sonriente; como las de Amiens, que con el Dios bendiciendo con la mano derecha mientras con su mano izquierda sostiene los Evangelios, aplastando con el pie al diablo en forma de serpiente; como la Catedral de Colonia, que aseguran que los planos fueron trazados por el mismo diablo; o los bueyes de la de Laon, que aparecieron misteriosamente para acelerar su construcción. Todo ello nacido por el desconocimiento de sus maestros constructores y sobre todo por la falta de documentación de las primeras en el siglo XII y XIII, han dado lugar a los misterios y fantasías, viendo en ellas una interesante carga esotérica en su origen, diseño de estos gigantes de piedra con sus chapiteles apuntando al cielo.


Es evidente que las catedrales góticas están repletas de símbolos intrincados, pero las interpretaciones esotéricas que se han dado para tratar de explicar su construcción no están basadas en pruebas documentales sino en meras especulaciones. Una de esas explicaciones nace en la misma Jerusalén de un descubrimiento hipotético de los templarios en Tierra Santa que coincide con la vuelta a Europa de los primeros caballeros templarios sobre el año 1128, nueve años después de la fundación de la Orden de Jerusalén, atribuyéndoles la introducción del gótico en Francia. La verdad es que el gótico nace de una tradición evolutiva del románico al que se fueron introduciendo mejoras e innovaciones en el siglo XII y de la propagación de las enseñanzas filosóficas y teológicas, junto con los conocimientos matemáticos y geométricos que hicieron posible la nueva arquitectura.

Ante la falta de pruebas se ha especulado con el conocimiento de los textos herméticos (*). En el siglo II a.C. los textos griegos se tradujeron al egipcio y se custodiaron en la biblioteca de Alejandría y a través de los árabes, conocedores de ello llegaron a Europa a finales del siglo X principio del XI desde Al-Ándalus. El monje Gerberto de Aurillac, futuro Papa Silvestre II, estuvo en Córdoba, en la gran biblioteca del califa Al-Hakam II, donde pudo leer y aprender en los libros estos conocimientos de los textos herméticos. El pontificado de  Silvestre II duró cuatro años de 999 al 1003 en este tiempo introdujo en la Iglesia nueva percepción de la ciencia que llegaba de Oriente y gracias a ello se conoció el concepto del cero y se pudieron hacer nuevos cálculos aritméticos. Al mismo tiempo se introdujeron nuevas ideas sobre la luz y su comprensión filosófica.

Los amantes de las teorías esotéricas han saltado más allá de su procedencia de la antigüedad para buscar paralelismo con el Antiguo Testamento, considerándose las catedrales como la nueva Arca de la Alianza, una metáfora para recordar que como antaño, en el templo de Jerusalén, las nuevas Catedrales son los nuevos centros del saber, así los nuevos templos no contendrían las tablas de la ley sino las fuentes de la sabiduría.

El Arca de la Alianza se convirtió en un símbolo al desaparecer cuando Nabucodonosor II de Babilonia, destruyó el templo de Jerusalén en el siglo VI a. C., desde entonces no se ha sabido nada de ella. Siendo los templos góticos la nueva Arca de la Alianza vistos los programas iconográficos de las portadas y de las vidrieras que evidencian el conocimiento de la Biblia por parte de los constructores.

Lo que los obispos promotores de las catedrales góticas pretendieron mostrar al pueblo la palabra de Dios y la Biblia en imágenes, al ir dirigido a un pueblo iletrado en la lectura, lo que promovió los programas iconográficos, que no eran otra cosa que textos figurados a través de los cuales enviaban una explicación o mensaje simbólico de aquello que se quería trasmitir al pueblo.

Una de las cosas importantes a enseñar era que el mal  acecha por todas partes y está presente en la vida cotidiana de cada uno, de ahí que las catedrales lo anuncien colocando escenas del Juicio Final en sus portadas y representaciones del diablo en sus gárgolas, recordando a sus fieles que es preciso mantenerse en permanente alerta porque el mal siempre ronda cerca.

La catedral se presentó como un campo de batalla entre el bien y el mal donde siempre triunfan las fuerzas del bien.

Cuenca, 1 de abril de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.



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(*) https://www.lectura-abierta.com/textos-hermeticos-de-hermes-trimegisto/

viernes, 15 de marzo de 2019

San José, el Santo del Silencio y de los Sueños.


Durante cuarenta años, cada año en la fiesta de San José le he pedido alguna gracia o favor especial y no me ha fallado ni una sola vez" (Santa Teresa de Jesús).
Dentro de las representaciones de la Sagrada Familia siempre ha ocupado un papel secundario incluso en la devoción del pueblo cristiano, salvo excepciones de algunos santos como pudiera ser San Vicente Ferrer y Santa Teresa.

Era frecuente, en las primeras representaciones del nacimiento de Jesús que apareciera San José apartado, o que en la adoración de los Magos ni siguiera se le considerara. Es a partir del siglo XVI cuando San José comienza a ganar prestigio y fue apreciado como un santo modélico. Esto también influyó en su iconografía.
Altar de San José. Catedral de Cuenca

La Iglesia ha representado a San José como el símbolo del padre de familia cristiano, como un varón justo, casto, fiel, afectuoso y discreto. Fue el elegido por Dios para conformar la familia junto con María en la crianza y educación del hijo de Dios.

San José es desde el siglo XIX patrón de los trabajadores y desde 1955 a su fiesta del 19 de marzo de añadió la de San José Obrero, el uno de mayo. Es también Patrón de la buena muerte, pues murió consolado por el cariño de Jesús y María
Es el Santo del Silencio porque en la Biblia no se le escucha ni un solo vocablo. Los evangelistas no ponen en su boca palabra alguna. Como padre adoptivo tuvo que ponerse en su sitio en más de una ocasión, pero no se le menciona reacción alguna, fue un hombre que cumplió aquel mandato del profeta: “…sean por tanto pocas tus palabras” (Qo. 5,2). Tal vez sea que Dios ha querido no guardar, de San José, palabra alguna para hacernos amar el silencio. San José nos enseña a vivir con fuerza nuestra vida interior a orar, a sufrir y a callar acatando la voluntad del Padre.

Es el Santo de los Sueños, a través de ellos recibió importantes mensajes del cielo. Su primer sueño fue en Nazaret, un ángel le contó que el hijo que iba a tener María era obra del Espíritu Santo. Él fue el elegido entre los doce pretendientes de María. Todos llevaron un bastón de madera muy seca y fue el bastón de José el único que floreció (símbolo con el que es representado) por ello fue el elegido para acompañar a María en su vida.

El segundo sueño fue en Belén, una vez nacido Jesús. De nuevo un ángel le comunicó que el rey Herodes buscaba al Niño para matarlo y que debía huir a Egipto. Sin pedir explicaciones, a medianoche, se levantó cogiendo a Jesús y María y partieron para Egipto.

El tercer sueño le vino estando en Egipto. El ángel del Señor le comunicó que habiendo muerto Herodes y podían regresar a Israel, nuevamente sin más explicaciones se volvió a Nazaret donde instaló su negocio de carpintería.
San José. Santuario de la Virgen de las Angustias. Cuenca

Para concluir quisiera repasar la devoción que Santa Teresa tenía a San José, fue la santa que más propagó la devoción hacia San José. Ella fue curada de una enfermedad que venía padeciendo y que casi la deja paralizada, según los médicos de la época era incurable. Le rezó con fe a San José y obtuvo de manera milagrosa su curación. Desde ese momento no dejó nunca de invitar a la gente que se encomendara a él. Sus palabras eran estas sobre San José: “Otros santos parece que tienen especial poder para solucionar ciertos problemas, pero a San José le concedió Dios un gran poder para ayudar a todos”. También decía: “Durante cuarenta años, cada año en la fiesta de San José le he pedido alguna gracia o favor especial y no me ha fallado ni una sola vez; ante estos hechos yo les digo a quienes me escuchan que hagan la prueba de rezar con fe a este gran Santo y verán que grandes frutos van a conseguir”.

Feliz día del padre.

Cuenca, 19 de marzo de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador hitórico.

jueves, 7 de marzo de 2019

"Granada sera tu cruz".

San Juan de Dios

Hoy celebramos la festividad de San Juan de Dios, Patrón de la enfermería. Fundador de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Nació en 8 de marzo de 1492 en un pueblecito de Portugal llamado Montemayor de Castellano y murió en Granada un 8 de marzo de 1550.
Su vida fue muy azarosa, pues combatió en diversas guerras, entre ella estuvo en la defensa de Fuenterrabía contra las tropas francesas. Después de probar distintos empleos, como vendedor ambulante de libros y estampas en Gibraltar, se traslada a Granada donde abre una pequeña librería en la Puerta de Elvira. Oyendo un sermón de San Juan de Ávila en la ermita de los Mártires tiene lugar su conversión el 20 de enero de 1539. Entra en un estado de locura vagando desnudo por la ciudad y es encerrado en el Hospital Real, es allí donde trata con los enfermos y mendigos al tiempo que va ordenando sus ideas y su espíritu mediante la reflexión profunda. Peregrina al Santuario de la Virgen de Guadalupe en Extremadura y a los pies de la Virgen promete entregarse a los pobres, a los enfermos y a todos los desfavorecidos del mundo.

Vuelve de nuevo a Granada donde en casa de sus bienhechores acoge a los enfermos y desfavorecidos de la ciudad, viéndose desbordado tiene que alquilar una casa en la calle Lucena, donde monta su primer hospital. Pronto creció su fama y el Obispo le pone el sobrenombre de Juan de Dios. En cierta ocasión, cuenta su biógrafo que encontró a un niño muy pobre y desvalido acogiéndolo para su cuidado, cuál fue su sorpresa que cuando lo llevaba en brazos le dijo: “Granada será tu cruz” ese niño era el mismo Jesús, acto seguido desapareció.
En poco tiempo crece el número de seguidores abriendo nuevos hospitales, entre sus discípulos sobresalió Antón Martín, creador del Hospital de la Orden en Madrid llamado de Ntra. Sra. Del Amor de Dios.
El 8 de marzo de 1550, a los 55 años, moría en Granada víctima de una pulmonía a consecuencia de haberse tirado al Genil para salvar a un joven. A su muerte su obra se extendió por toda España, Portugal, Francia e Italia, hoy está presente su obra en cinco continentes.
Fue beatificado por el Papa Urbano VIII, el 1 de septiembre de 1630 y canonizado por el Papa Alejandro VIII, el 16 de octubre de 1690. Fue nombrado Patrón de los hospitales y de los enfermos.
Cuenca, 8 de marzo de 2019.
José María Rodríguez Clemente. Profesor e investigador histórico.


martes, 5 de marzo de 2019

Costumbres en el Miércoles de Ceniza


La imposición de la ceniza y el ayuno.
En el siglo XV y XVI subsistían aún en algunas comarcas extraños vestigios de antiguas disciplinas.
Cuentan varios cronistas, que en Alberstad (Halberstadt, Sajonia, Alemania) y en otros puntos, cada año se nombraba en ese día a quien se consideraba como el mayor pecador de la localidad; se le vestía de luto y se le tapaba enteramente la cabeza. Así le llevaban a la iglesia como si se tratara de un reo que va al cadalso. Al terminar la función religiosa, se le arrojaba del templo y se le mandaba que pasara toda la cuaresma en peregrinación incesante, descalzo y vestido de penitente. Debía descubrirse la cabeza al pasar por delante de la iglesia y dar vueltas alrededor de ella, pero no podía entrar ni hablar con nadie.

Cada día le invitan a comer en cosa distinta y debía comer aquello que le pusieran. El día entero debía pasarlo caminando y para dormir debía hacerlo en alguna plaza pública o pajar si el tiempo era adverso. Esta práctica duraba desde el Miércoles de Ceniza hasta el Jueves Santo, en cuyo día le acompañan a la iglesia obteniendo la absolución y se le entrega buena suma de dinero, fruto de las limosnas que para él habían dado los fieles. Este dinero pasaría posteriormente a la iglesia. Este personaje siniestro era el encargado de expilar los pecados de toda la comunidad y se le llamaba Adán.

En el siglo IX, los griegos anticipaban la cuaresma una semana, para ayunar exactamente cuarenta días como Jesucristo. Por entonces advirtieron al resto de la cristiandad que la Cuaresma de seis semanas que ellos guardaban, no contaba, excluyendo los domingos, sino treinta y seis días de ayuno. Por devoción y también por condescendencia con sus hermanos orientales, anticiparon cuatro días el ayuno cuaresmal, por lo que le correspondió empezar el miércoles después del domingo de Quincuagésima. La ceremonia de imposición de ceniza se trasladó a dicho día, llamado desde entonces Miércoles de Ceniza.
Al cesar la disciplina de la penitencia canónica, se mantuvo no obstante el rito de la imposición de la ceniza. Hacía largo tiempo que muchos fieles se sometían de por sí, a dicha ceremonia; presentándose también como pecadores y se juntaban con los penitentes públicos por devoción. Aún pasado el siglo XI perduró esta costumbre.

Con esto se llegó al rito actual, en el que no se echa de la iglesia a ningún pecador, sino que todos los fieles, juntos con los mismos sentimientos de humildad, presentan su frente al sacerdote para que trace en ella la señal de la cruz con ceniza, al tiempo que les dice estas palabras: Acuérdate, oh hombre, que eres polvo y que en polvo te convertirás.
Antiguamente los fieles se acercaban descalzos a recibir este símbolo de la nada del hombre; aún en el siglo XII, el Papa y los cardenales que le acompañaban recorrían descalzos el camino que hay desde la iglesia de Santa Anastasia hasta la de Santa Sabina, desde el pie del monte Aventino hasta su cumbre.

La Iglesia aflojó este rigor exterior, teniendo en cuenta desde luego con los sentimientos de humildad y deseos de penitencia que una ceremonia tan importante debe despertar en nuestros corazones. ¿Asistimos fielmente, como desea la Santa Iglesia, a la conmovedora ceremonia de la imposición de la ceniza? ¿Sentimos por ventura en nuestra alma, al recibir este símbolo de penitencia, el arrepentimiento del Rey David, la humildad del santo Job, la contrición de los ninivitas?
Tomemos hoy la resolución de llevar en la Cuaresma, más que de costumbre, vida de oración, penitencia y cristiana piedad, oyendo así la vos de nuestra Madre la Santa Iglesia que nos invita a la práctica del recogimiento y de la mortificación.

Cuenca 6 de marzo de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.