domingo, 2 de mayo de 2021

La invención de la Santa Cruz. 3 de mayo.

   En la reforma litúrgica del año 1960 se suprimió esta fiesta del Misal Romano; pero está tan arraigada en nuestro pueblo, que creemos un deber seguir la tradición.

Dos fechas hay en la historia de la Santa Cruz. La primera es su Invención, en tiempos del emperador Constantino y de su madre santa Elena; la segunda en su recuperación o rescate de manos de los persas, en tiempos del emperador Heraclio.

El 28 de octubre del 312 quedaba Constantino dueño del Imperio con la decisiva batalla del puente Milvio, en Roma. A partir del año 313 publica el importante edicto de Milán, concediendo a todos la libertad religiosa y a los cristianos, la restitución de los bienes confiscados. Así cesaban definitivamente las persecuciones.

En el año 324, después de su triunfo sobre Licenio, escribía Constantino a Eusebio mandándole restaurar los Santos Lugares de Palestina y avivar en ellos el culto cristiano. En el 325 Macario, obispo de Jerusalén, habló con Constantino en el Concilio  de Nicea y obtuvo los medios necesarios para desescombrar el Calvario y el Santo Sepulcro, que había sido enterrado por el emperador Adriano.

En el siglo III nadie nos habla de la Cruz, pero el año 347 nos dice san Cirilo de Jerusalén que las reliquias se extienden por todo el mundo.

Se habla de diversos milagros obrados por la Cruz del Salvador, con el fin de que pudiese ser distinguida de las otras dos de los ladrones. Rufino en el año 402, es el primero que nos dice que con el contacto de la verdadera Cruz sanó un moribundo. El mismo año escribe san Paulino que por la Cruz resucitó un muerto. Antes san Juan Crisóstomo y san Ambrosio nos dice simplemente que la Cruz del Señor se distinguió de las otras dos por la inscripción de que habla el Evangelio.

Con la victoria del emperador Heraclio I en el valle del Tigris y la muerte de Cosroes en el año 627 se asustaron los persas y ofrecieron al emperador mucho de lo que habían robado en Tierra Santa. Entre las reliquias que  volvieron entonces a monos cristianas estaba la verdadera Cruz, enclavada todavía en su relicario primero. Heraclio la hozo llevar procesionalmente con toda solemnidad a Jerusalén el 21 de marzo del año 630.

El rescate de la Santa Cruz en el siglo VII se extendió ampliamente en todas las liturgias occidentales, mientras en Oriente se siguió celebrando exclusivamente la Exaltación o hallazgo del siglo IV, en tiempos de Constantino. Más tarde los latinos confundieron estos dos hechos, identificaron el rescate o la recuperación con la Exaltación que celebraban los orientales el 14 de septiembre y la solemnidad del 3 de mayo se consagró al encuentro primero en tiempos de Constantino.

No puedo dejar pasar el gran hecho acaecido con nuestro rey Alfonso VIII. Dicen la crónica del arzobispo de Toledo don Rodrigo, cómo el rey Alfonso VIII de Castilla, el de las Navas, quiso humillar al moro y asestarle un golpe discusivo; para lo cual reunió gran contingente de fuerzas de todo su reino y hasta pidió y obtuvo ayuda de los reyes de Aragón y de Navarra, e indulgencias al Papa Inocencio III para los que se alistasen en la cruzada contra la Media Luna.

En punto de cita fue Toledo. Primero cayó la plaza de Calatrava, luego Alarcos. El moro se concentró en Jaén para el ataque, pero entretanto, la caballería cristiana había ya ocupado las alturas y el grueso del ejército acampaba en la llanura de las Navas de Tolosa.

Entraron por fin en refriega, no sin prepararse antes con una sincera confesión de sus culpas y la recepción del cuerpo de Cristo; recibida la bendición del arzobispo en la lid. A la postre los moros aflojaron sufriendo una sangrienta derrota y saliendo victoriosos os cristianos, merced a la protección del cielo.

De ahí el origen de la fiesta del Triunfo de la Santa Cruz, pues a ella más que a las fuerzas y bravuras de nuestros soldados fue atribuida aquella señaladísima victoria del 16 de julio de 1212.

Dice san Efrén que la señal de la Cruz es la armadura invencible de los cristianos: “Ningún escudo hay tan potente contra los dardos del enemigo, a la vista de este signo las potencias infernales, espantadas y temblorosas, huyen desesperadamente”.

Publicado en Cuenca, 3 de mayo de 2020.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

_____________

FUENTES CONSULTADAS:
-Año Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.
-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.
-Festividades del año Litúrgico. Dr. Vicente Tene. Huesca. 1945.


No hay comentarios:

Publicar un comentario