Estamos en la Dominica de la Santísima Trinidad, que resume la Fe cristiana. El júbilo pascual se ha terminado y el año eclesiástico ha vuelto a sus ordinarios rieles. En lugar de los afectos de Pascua y de Pentecostés, vuelve a la tranquilidad de la meditación. Como en un quieto y cristalino lago se mira la bóveda azulada del cielo, así se refleja en esta Dominica en el cielo, el eterno Dios, uno en esencia y trino en personas, el insondable misterio de la Santísima Trinidad.
La vida y la litúrgico de la Iglesia desde sus primeros albores, desde la época apostólica nos hablan igualmente de las tres divinas Personas y de un solo y único Dios verdadero.
En el nombre de la Santísima Trinidad se elevó el primer altar cristiano, se ofreció el primer sacrificio y se bautizó el primer creyente. Desde el origen de la Iglesia la formula de toda consagración ha sido la Trinidad Augusta, siguiendo la orden de Cristo, que mando bautizar “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. En el nombre de la Santísima Trinidad el obispo consagra y confirma; el sacerdote absuelve de los pecados, consagra el pan y el vino, bendice, unge los sentidos del agonizante y recomienda el alma próxima a salir.
¡Cuántas veces hemos rezado y nos hemos santiguado en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo! Santigüémonos hoy una vez más, lenta y devotamente, con el espíritu humilde y levantado a la Santísima Trinidad.
La visión directa de la Santísima Trinidad ha de constituir nuestra dicha y paz, nuestro guía, nuestro huésped constante- “Todo lo que hiciereis hacedlo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”, “a honra y gloria de la Santísima Trinidad”(Jn.14,13).
Cuenca, 30 de mayo de 2021.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.
-La
casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.
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