Cuenta la
tradición que por el siglo XI, en tiempos del Papa Liberio (352-366) un
caballero cristiano que se llamaba Juan casado con una mujer de noble alcurnia,
poseía una gran fortuna y no sabía que destino darle, porque el Señor les había
privado de hijos.
Los dos
tuvieron una inspirada idea: declarar heredera universal de cuanto poseían a la
Santísima Virgen, y así se lo prometieron. Pero no sabían cuál sería la obra
más grata a los ojos de la celestial Señora.
La noche del 5
de agosto del año 352 un sueño vino a sacarles de dudas. Vieron que la Virgen
les hablaba y les decía le erigieran una iglesia en la ciudad de Roma, allí
donde a la mañana siguiente viesen la tierra cubierta de blanca y purísima
nieve.
Al día
siguiente apareció efectivamente una parte de la explanada del monte Esquilino
cubierto de nieve. El Papa Liberio había tenido también la misma comunicación
divina. No cabía, pues, duda de la voluntad de la Virgen. La revelación
simultanea al patricio Juan, a su mujer y al Pontífice, y el milagro de la
nieve en una noche de agosto romana, eran prueba concluyente.
Este fue el
origen de la gran basílica romana, que hoy conocemos con el nombre de Santa
María la Mayor, y de la fiesta que hoy celebramos, Nuestra Señora de las
Nieves.
Cuenca, 5 de agosto
de 2020.
José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.
-La
casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J.
Madrid. 1961.
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