martes, 8 de noviembre de 2022

Dedicación de la basílica de Letrán, del Salvador (324). Festividad del día 9 de noviembre.

     Ayer hablábamos de los Cuatro Coronados, muy cerca de esta iglesia romana está la gran basílica de Letrán, catedral de Roma, “madre y cabeza de todas las iglesias de la urbe y del orbe”, según se lee en su fachada, y que forma parte de un conjunto en el que los papas tuvieron su residencia hasta el período de Aviñón.

San Juan de Letrán, Ábside.

Allí hubo en la antigüedad uno de los palacios más suntuosos del monte Celio, el de la familia de los Lateranos, a quienes fue confiscado debido a conspirar contra Nerón; a comienzos del siglo IV pertenecía a la esposa del emperador Constantino, Fausta, quien en el año 313 prestó el lugar al papa san Milcíades para que reuniese allí un concilio.

El 9 de noviembre del 324 fue la primera iglesia consagrada en toda la Cristiandad, y se le dio el nombre del Salvador, aunque más tarde se le añadieron los de San Juan Bautista y San Juan Evangelista.

En su historia hay de todo: una destrucción por los bárbaros en el siglo V y el terremoto de 896, cinco concilios ecuménicos y el recuerdo de la presencia de san Francisco en 1210 para que  Inocencio III aprobase su regla, el incendio de 1308 y la firma de los acuerdos entre Pío XI y Mussolini en 1929. Para no hablar de las restauraciones (en las del siglo XVII tuvo parte principal el genial Borromini) que duraron hasta León XIII.

Por inspiración de San Silvestre, Constantino transformó el palacio de Letrán en la primera basílica dedicada en Roma al Divino Salvador. Al lado se alzó el palacio de los Papas, durante los primeros siglos de la Edad Media.

La Basílica del Salvador es símbolo de la unidad y vida de la Iglesia. Así lo mostró Dios al papa Inocencio III, cuando dudaba entre acceder o no a la confirmación de la Orden franciscana. Vio en sueños próxima a derrumbarse la Basílica de Letrán y a San Francisco de Asís que acudía a sostenerla con sus frailes. Allí se reconocieron también San Francisco y Santo Domingo y se abrazaron como hermanos, llenos de un mismo ideal apostólico: la dilatación y defensa del Evangelio.

Entre las reliquias preciosas que se muestran en esta basílica está la mesa en que nuestro Señor Jesucristo celebró su última Cena, la copa en que San Juan bebió inocentemente el veneno y las cabezas de San Pedro y San Pablo con un pedazo del manto de púrpura que pusieron los saldados de Pilatos sobre los hombros del Salvador. La fechada está coronada por quince estatuas grandísimas de seis metros de altura. En el medio preside el Salvador, entre sus Apóstoles. Desde allí reina y domina bendiciendo y mostrando su Corazón abierto a todos los hombres, que llama para el cielo y la felicidad eterna.

Publicado en Cuenca, 9 de noviembre de 2020 y el 9 de noviembre de 2022.

     Por:  José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:

-Año Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.

-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.

 

 

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