Coincidiendo con el último día del mes de noviembre nos encontramos con el Plenilunio, al que se la llama "Luna del Castor", también “Luna del Luto”.
El primer nombre es el más extendido: “Luna del Castor”, le viene en relación al momento en que los castores suelen preparar el alimento y la madrigueras para refugiarse durante el invierno. Hay que tener en cuenta que estos animales no hibernan, pero se vuelven menos activos en el invierno, por lo que tienen mucho que preparar antes de que las temperaturas se desplomen.
También se le llama así, por la costumbre que tenían los cazadores, que aprovechaban la actividad del castor para capturarlos y sus pieles les servían para confeccionar prendas de abrigos con las que poder soportar las bajas temperaturas que se avecinaban.
La tradición Celta la denomina, al Plenilunio del mes de noviembre: “Luna llena del Luto”, celebrándose el fin de año, a esta noche la llamaban Samhain o Samaín.
Esta tradición se celebraba en la luna llena del mes de noviembre, en épocas más cercanas a nosotros se estableció fecha fija, dejándola el 31 de octubre. Samhain o Samaín, era el momento de agradecer todo lo recibido de la naturaleza, de manera que se sacrificaban animales y se comían en familia, de esta manera se demostraba la gratitud de lo recibido y se ofrecía comida a los necesitados.
En las calles se encendían hogueras y se ponían velas en las ventanas de las casas, para poner luz y paz en el mundo de los espíritus alejando las malas energías. Para proteger las velas del viento y la lluvia se colocaban dentro de calabazas agujereadas.
Cuenca, 29 de noviembre de 2020.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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