jueves, 27 de enero de 2022

El arca de san Julián. Su contenido. 2ª parte.

 Contenido del arca de san Julián:

En el artículo “El arca de san Julián, testigo de la sinrazón humana” explicaba la historia acaecida con los restos de san Julián, en esta segunda parte quiero describir cada uno de los trozos óseos que quedaron tras profanar su cuerpo incorrupto, arrancar la plata que cubría el arca y quemar sus despojos en el jardín del palacio Episcopal.

Capilla del Transparente Catedral de Cuenca

Según la Escuela Médico Legal donde fueron entregadas por este Obispado las reliquias auténticas y pertenecientes al cuerpo de nuestro glorioso Patrón san Julián, los 37 fragmentos óseos que quedaron y que están dentro de la urna son éstos:

Un Segmento orgitario del molar derecho, dos trozos de la cara posterior del conducto vertebral de una vértebra lumbar, una porción anterior del arco del molar derecho, una parte de la cabeza del fémur, un trozo posterior de la diáfisis femoral a nivel del centro del cuerpo, un trozo posterior de la diáfisis femoral a nivel del centro del cuerpo, nueve porciones de diáfisis del huesos largos, similar a la del fémur anteriormente indicado, un mastoides izquierdo, tres trozos de iliaco de su reborde cotileido, un pisiforme del lado izquierdo, dos trozos de clavícula, un pequeño segmento de costilla, tres epifisiarios, tres trozos de coaptan, dos exactamente entre sí del occipital en su porción derecha; conservando los dentados de su reborde articular en todo su espesor, lo que denota no haberse efectuado la sinóstosis de la sutura respectiva, cinco trozos de los cuales dos encajan perfectamente entre sí, pertenecientes al maxilar inferior, en su lado derecho conservando su reborde alveolar con sus cavidades respectivas para cada premolar y del segundo molar, estando atrófico el alvéolo del primer molar, dos trozos de maxilar inferior derecho constituidos por el codilo y trozo de rama ascendente o borde posterior del cuerpo y un epífisis del cuarto metacarpiano derecho. Total treinta y siete segmentos de restos esqueléticos.

Tras su examen se decretó que dichas reliquias fueran reverenciadas y colocadas en la arquilla preparada al efecto con cinta de seda y selladas en lacre con el arma episcopal, en presencia del Iltmo. Cabildo Catedral y Canciller Mayor de esta Curia.

 De todo lo cual se levantó el Acta correspondiente, en Cuenca a 19 de octubre de 1945.

Cuenca, 28 de enero de 2022.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

lunes, 24 de enero de 2022

La Ermita de San Julián “El Tranquilo”

Un lugar de encanto y recogimiento

Se aproxima la festividad de nuestro Santo Patrón San Julián y hoy voy a hablaros de un lugar emblemático para todas las generaciones de conquenses, la Ermita de San Julián. Sabido es que a este paraje o sitio iba con frecuencia San Julián para entregarse a la oración, y donde, lejos del mundanal ruido de la ciudad, hacía el Santo vida ascética y se entregaba a Dios por la soledad y penitencia.

Este sitio es un lugar de veneración sagrada para los conquenses por haber sido honrado y enaltecido por su Protector y Patrono. En este sitio, se edificó una ermita en honor a San Julián, en la cual se veneraba una imagen suya, tallada en madera, con ropaje de paseo, arrodillada y en actitud orante; también existía sobre la puerta de la Ermita otra imagen del Santo tallada en piedra, que lo representaba de pie. Otra de igual material y posición hubo en una cueva contigua al santuario; la cual debió utilizar nuestro Patrón, como primitivo albergue en su retiro ascético.

Adosada a la Ermita y formando un todo con ésta, hay una casa con amplias y cómodas habitaciones, que se utilizó como vivienda para el santero.

Fue esta Ermita donde en tiempos de fe más viva, se inició el culto a San Julián, después de la Catedral, como más característico y peculiar culto que, además del ordinario, por encargo y a expensas del Ilmo. Cabildo Catedral (a quien pertenece la Ermita), se dedicaba al Santo en los días 28 de enero y 5 de septiembre. Se ha venido celebrando el extraordinario por el vecindario de Cuenca y pueblos cercanos que tributaban a San Julián. En esos años existía la costumbre de acudir al santuario para dar gracias al Santo por haberlos sanado de sus dolencias durante el año.

Otra costumbre era la de coger agua en la fuente que existe en la puerta de la Ermita para suministrarla a los enfermos y hacer Vigilias en el Santuario para cumplir promesas en honor del Patrón de Cuenca. Habiendo oído decir a personas ancianas, con relación a sus predecesores, que en las paredes de la Ermita hubo numerosos exvotos como ofrendas de enfermos agradecidos al Santo Obispo, cuyos testimonios de piedad debieron desaparecer en alguna de las reparaciones hechas en la Ermita.

Entre los cultos tributados a San Julián en la Ermita de El Tranquilo, son dignos de especial mención los celebrados en los siglos XVII y en los años siguientes; 1798, 1825, 1873 y en 1908 por revestir un carácter extraordinario.

Consta en documentos del siglo XVII, sin que se pueda precisar el año, que el canónigo de esta Catedral Don Francisco del Pozo, edificó a sus expensas en el sitio de El Tranquilo, una Ermita en honor a San Julián, cuya bendición se hizo en medio de las aclamaciones y júbilo más entusiasta del pueblo de Cuenca.

En el año 1798, Don. Juan Bautista Loperraez, canónigo y protector del Santuario mandó realizar a sus expensas una imagen de San Julián y otra de San Lesmes, talladas por Juan Manuel Bort, maestro cantero.

Fueron los franceses quienes destruyeron la Ermita en 1809 así como las imágenes de piedra de Manuel Bort.

En el año 1825 se reedifica tal como lo podemos ver en la actualidad. Para celebrarlo se hizo una solemne función el 7 de octubre de ese mismo año.

Después de estos acontecimientos merece mencionar los del 24 de junio de 1873. A estas alturas del siglo XIX la Ermita tenía un lamentable aspecto de dejadez y fueron a los vecinos de la parroquia de San Juan Bautista, en cuya jurisdicción estaba enclavada la Ermita, fueron los que realizaron la reparación y Don Francisco María Martínez Marín fue quien sufragó parte de los gastos de la restauración y el Obispo Sr. Miguel Payá, organizó una Junta de Damas que recorrían la ciudad en demanda de una limosna para la restauración de El Tranquilo.

Para su celebración y puesta en servicio de nuevo, se realizó a las cinco de la  mañana una Misa rezada, celebrada por D. Cirilo de la Peña, y otra Misa cantada, a las seis, con sermón.

Por último, de los años consignados anteriormente sería el 6 de septiembre de 1908, con motivo de las fiestas del VII Centenario del Tranquilo, culto que consistió en una procesión-romería con una imagen del Santo Obispo por la Ermita, celebrándose una Misa de Campaña, con sermón en la explanada existente delante de la Ermita por la gran cantidad de fieles conquenses que asistieron.

Éste es un pequeño resumen de su historia y de la devoción que existió y que en la actualidad sigue existiendo en los corazones de los conquenses, que año tras año seguimos celebrando a nuestro Patrón el 28 de enero.

Feliz día de San Julián a todos.

Publicado en 25 de enero de 2019

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

domingo, 23 de enero de 2022

Visita guiada gratuita de los primeros sábados de mes. Siglo XVIII

 Visita guiada gratuita el 5 de febrero a las 11:00h. Siglo XVIII. El barroco de José Martín de Aldehuela.

Como en anteriores visitas se precisa, para su participación, mandar un correo: chemarogo@gmail.com para que sea incluido en el grupo, éste no será superior a 24 personas.

Siguiendo con las visitas de los primeros sábados de mes, llegamos al siglo XVIII, un periodo  un tanto especial pues la ciudad de Cuenca. Al declararse la guerra de Sucesión, por la muerte del rey Carlos II sin sucesor y Cuenca se decantó por D. Felipe de Borbón, eso hizo que el 14 de agosto de 1706 entraran en Cuenca las tropas inglesas y portuguesas después de un intenso bombardeo, saqueando las casas de sus habitantes y las iglesias. El 10 de octubre de 1706 fue recobrada por el general Gabriel Hesio, mandado al efecto por el mariscal de Verwik, general de Felipe V.

Capilla de la Virgen del Pilar.
Obra de José Martín de Aldehuela.

Este siglo fue nefasto para la ciudad de Cuenca, pues en 1709 hubo hambre, peste, langosta, tumulto y suspensión del corregidor, todo ello hizo que los habitantes se redujeran a 5.726 de los 18.000 que hubo a mediados del siglo XVI.

Pero como todo no es malo, el rey Felipe V mandó una carta el 9 de junio de 1707 permitiendo que se celebrase la fiesta de San Mateo con procesión general, en acción de gracias por la victoria de sus armas en el campo de Almansa y el 19 de septiembre de 1710 dio a Cuenca, el título de Ciudad Fidelísima y Noble.

La parte eclesiástica mantuvo la actividad, realizándose diferentes obras, entre ellas se confeccionó la forma definitiva de la ciudad, tal como la conocemos en la actualidad, incluido el Ayuntamiento.

Cuenca. Siglo XVIII

De los obispos que dirigieron esta diócesis, he de destacar a D. José Florez Osorio. El 30 de noviembre de 1737 fue promovido al obispado de Cuenca, del que tomó posesión por su apoderado D. Manuel Meruelo y Murga, arcediano titular de esta Catedral, el 22 de abril de 1758, y él se personó para tomar posesión de la Mitra de esta ciudad, el 3  de mayo del mismo año.

Construyó a sus expensas el Seminario Conciliar de Cuenca, poniéndolo bajo la advocación de San Julián. Hizo nuevas constituciones para su gobierno y le dejó por heredero, en virtud de facultad que impetró y consiguió de Su Santidad Clemente XII, despachada en 2 de febrero de 1740. También y con el permiso de S.M. Construyó, de nueva fábrica, el coro de la catedral y costeó la cajonería de la sacristía, el retablo de su testero y las rejas laterales de la capilla Mayor que fueron trabajadas en Vizcaya. Para la construcción de la Capilla del Transparente, contribuyó con 500 ducados de oro para que se continuara con la obra que el Prelado D. Alonso Antonio de San Martín comenzara, así reza en el Acta de 13 de marzo de 1751, obra que se llevo bajo la supervisión del genio de Ventura Rodríguez.

Cuenca, 24 de enero de 2022.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

El Arca de San Julián, testigo de la sinrazón humana.

 Más de una vez nos hemos preguntado por el contenido del Arca de plata donde nos dicen que están los restos del Santo Patrón de Cuenca. Estos restos nos hablan de la historia reciente de nuestra Nación, que algunos intentan cambiar o crear otros hechos que les sean más favorables con la intención de confundir a las generaciones que vienen detrás.

Urna de San Julián.
Capilla del Transparente. Catedral de Cuenca.

¿Qué hay ciertamente dentro del arca? ¿Qué fue del cuerpo incorrupto de San Julián que tanta devoción despertó en reyes, clérigos y plebeyos a través de los siglos?

La historia de la humanidad parte del Pentateuco y entre estos cinco libros bíblicos, el Génesis. La historia de Caín y Abel (Gn. 4), vuelve a nuestros días, empeñados algunos, en cambiar los papeles, haciendo de Caín, Abel y de Abel, Caín.

Yahveh dijo a Caín, ¿Por qué andas irritado, y por qué se ha abatido tu rostro? Mas, si no obras bien, a la puerta está el pecado acechando como fiera que te codicia, y a quien tienes que dominar”. Caín dijo a su hermano Abel: -Vamos fuera. Y cuando estaban en el campo, se lanzó Caín sobre su hermano Abel y lo mató.  (Gn.4, 6-8).

El intentar cambiar los hechos con leyes, por muchos cambalaches que se pretendan es imposible, la verdad prevalecerá por encima, por muchas veces que se repita una mentira para convertirla en verdad. El testimonio está en cada aldea, pueblo o ciudad donde hay un “Rollo”, lugar y testimonio del sacrificio de inocentes que sufrieron la persecución dando su vida por sólo ser religiosos o simpatizantes de éstos. Para muestra un botón: “obispo Cruz Laplana Laguna”, dirigió la diócesis conquense desde 1926 a 1936. Fue fusilado cerca del pueblo de Villar de Olalla (Cuenca), junto a su mayordomo mosén Manuel Laplana, el 8 de agosto de 1936, y sus cuerpos abandonados en el paraje conocido con el nombre el Puente de la Sierra.

¿Qué tenían en contra del despojo incorrupto del Santo Patrón de Cuenca esta gente? El 28 de julio de 1936, fue asaltado por milicianos el palacio Episcopal y desvalijado junto con la Catedral, sólo se salvaran aquellos objetos y vasos sagrados que los vecinos pudieron retirar a tiempo del interior. El obispo junto con su secretario y su mayordomo fueron conducidos al Seminario que fue habilitado como cárcel.

Los milicianos después de profanar el cuerpo de San Julián, arrancaron la plata que cubría el arca y el cuerpo incorrupto, ya profanado, lo bajaron al jardín del Obispado donde lo quemaron.

Las cenizas que dejaron y treinta y siete trozos óseos  fueron recogidos por el portero de Palacio, Manuel Torrero Lavisiera, quien los guardó debajo del colchón y en la mesita de noche. Finalizada la guerra los entregó al canónigo D. Pedro Lorente. Posteriormente fueron enviados a la Escuela de Medicina Legal para probar su autenticidad.

El 19 de octubre de 1945, con la asistencia de las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, el Obispo de la Diócesis D. Inocencio Rodríguez, celebró un solemne Pontifical para mostrar al pueblo conquense los restos auténticos de San Julián.

El Canciller Secretario del Obispado D. Salvador Alonso leyó el decreto de autentificación de restos hallados en el mismo lugar donde fue incinerado el Sagrado Cuerpo. Teniendo en cuenta las declaraciones obtenidas de múltiples testigos, se deduce que treinta y siete, de entre los fragmentos óseos, recogidos junto con las cenizas, residuos de tejidos y varias monedas antiguas en el lugar que fue quemado, son y pertenecen a los  restos de su santo cuerpo profanado. Teniendo en cuenta que dichas declaraciones han sido confirmadas por los peritos médico-legales Doctores Antonio Piga, Director de la Escuela de Medicina Legal de Madrid y D. Manuel de Petinto, Profesor Jefe de la Sección de Tanatología de Madrid, en su dictamen emitido el 22 de agosto de 1944 en el que afirma que los 37 fragmentos óseos recogidos, guardan gran semejanza con la reliquia auténtica de San Julián. La comisión de teólogos nombrada al efecto, y los Sres. Fiscal Diocesano y Juez Delegado para la práctica de los mismos según el vigente Código de Derecho Canónigo “Declararon reliquias auténticas y pertenecientes al  cuerpo de nuestro glorioso San Julián los 37 fragmentos óseos, contenidos en la presente caja señalada con el Nº 1, sellada con ocho sellos de lacre, según fue entregada a este Obispado por la Escuela Médica Legal”.

Monumento a San Julián en el lugar de la incineración de sus restos. 

Dichas reliquias fueron colocadas en una arqueta de plata, preparada al efecto, que fue cerrada y precintada con cintas de seda y sellada en lacre con sello de las armas episcopales en presencia del Cabildo Catedral y Canciller Mayor de esta Nuestra Curia, de todo lo cual se levantó acta.

Monumento a San Julián en el lugar donde fue profanado sus restos.

En el año 1946  y en el lugar donde fueron profanados los restos de San Julián, la Diócesis levantó en desagravio un monumento en piedra con la figura del Patrón, dejando a sus pies la inscripción: “HIJOS MíOS, AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS”.

Cuenca, 24 de enero de 2022.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

 

 

viernes, 21 de enero de 2022

"Legado de embrujo y leyenda"

     Un libro enternecedor donde descubrirás la historia de Cuenca a través de sus protagonistas. Abuelo y nieto, la transmisión de una generación a otra de los hechos acaecidos en la ciudad de Cuenca. 

En las librerías Evangelio lo conseguirás. No dejes pasar esta oportunidad.


    “No te extrañe lo que te digo, te habla un viejo, son los viejos los que más derecho tienen a ser sinceros; porque los viejos han visto ya la vida, y yo he visto llorar y maldecir su suerte a mujeres. Con el paso del tiempo me han hecho ver que ellas maduran el sufrimiento, lo hacen suyo, no se rebelan y luego acaban asumiendo el destino. Lo cual no es débil virtud, sino otra manera de mirar la vida y el mundo…”

Cuenca, 21 de enero de 2022.

martes, 18 de enero de 2022

El Arca de la Limosna y las Doncellas de San Julián

El Arca de la Limosna y las Doncellas de San Julián
    Acercándose la festividad de San Julián quiero traer a la memoria algunas acciones que se dieron en el pontificado de D. Juan Cabeza de Vaca que fue promovido al episcopado de Cuenca el 15 de septiembre de 1396, donde se mantuvo hasta el 14 de marzo de 1407 en que fue trasladado a Burgos (1*). Este obispo fue uno de los prelados con mayor celo pastoral y preocupación por sus deberes estrictamente episcopales de todos aquellos que ocuparon la sede conquense durante la Edad Media. Durante su pontificado se celebraron cinco sínodos en Cuenca, presididos por D. Juan, vestido de pontifical. Se celebraron en la capilla de Corpore Cristi, junto al claustro de la Catedral.

San Julián en oración.

    Algunos de los canónigos promovieron acciones de misericordia llevados por el entusiasmo y devoción a San Julián. Tenemos el ejemplo del Canónigo D. Martín González, que concibió el proyecto de crear una fundación, a la que llamó “El Arca de la Limosna de San Julián” a la que dotó con todos sus bienes para practicar la caridad. A esta fundación se unió el Canónigo Lorenzana que también cedió todos sus bienes y cuyo ejemplo imitaron otros Prelados.

    El capital con el que se creó esta fundación fue considerable, sus rentas llegaron a ser de mil fanegas de trigo, otras tantas de cebada y más de mil ducados en metálico,  empleándose para  socorrer a los pobres otorgándoles una pequeña pensión o  repartiéndoles abundantes limosnas de pan y aceite en el sitio de la Catedral llamado vulgarmente el “Cuarterón”. También eran socorridas las monjas de los conventos pobres. El Canónigo encargado de la guarda y custodia de la renta del Arca de la Limosna se denominaba “Herrero”.
    Otro de los fines del Arca de la Limosna fue el crear dotes para casar doncellas pobres o para entrar en religión, es decir, para aquellas mujeres que deseaban ingresar en un convento;  aquellas mujeres que eran designadas beneficiarias serán llamadas “Doncellas de San Julián”. A Los fondos de esta fundación contribuyeron también los Canónigos D. Nuño Álvarez, D. Antonio Barba y D. Fernando de Escobar, Arcediano de Alarcón.
San Julián. Su caridad con el pueblo de Cuenca.

    Para hacer la designación de las doncellas que se habían de dotar, el Cabildo nombraba cada año un Capitular para que en unión del Peostre (2*) de la Hermandad del Santo Obispo, fundada por el Prelado D. Diego Ramírez de Fuenleal, escogiesen a las que se le había de otorgar la dote; entre las condiciones que debían reunir las doncellas para merecer la gracia, figuraban las de “ser pobres, honradas, recogidas y no moças de cántaro” (3*). Para otorgar las dotes instituidas por D. Fernando Escobar, era costumbre de poner un edicto en la puerta de la Catedral anunciando la adjudicación de aquellas para la fiesta del 5 de septiembre, conforme a las reglas establecidas por su fundador (4*).

    Son muchas las obras de misericordia que se practicaron a lo largo de los años mientras existió la fundación y muchos fueron los apoyos recibidos en esos tiempos. Otra de las obras llevadas a cabo fue la fundación de un “Ropero de San Julián”, obligación santa de vestir al desnudo.

    En el Cabildo celebrado el 25 de febrero de 1553, en sus Actas consta el nombramiento de dos o tres Canónigos para que fueran los encargados de pedir limosna de ropas para donarlas a los indigentes en la fiesta del 28 de enero. Creo que es interesante el acuerdo del Cabildo en que se hace el nombramiento de Canónigos Roperos de San Julián por lo que trascribo textualmente parte del Acta: “Este dicho día de los dichos señores Deán y Cabildo diputaron e nombraron para que puedan pedir limosna para vestir tantos que resultan el día de señor San Julián en cada un año para este presente año de mil y quinientos y cinquenta y tres años a los señores: D. Alonso Carrillo de Albornoz, D. Francisco de Mendoça y D. Francisco de Heredia, Canónigo de la dicha Iglesia o a los dos de ellos, lo qual passo en presencia de mi Xpoval de morillas, notario secretario – Rubricado” (5*).

    Muchos son los proyectos que se han venido desarrollando a lo largo de la historia para socorrer las necesidades de la gente más necesitada y se siguen haciendo por parte de asociaciones benéficas, loables acciones que son necesarias. Mi admiración por Cáritas que ofrece una atención social vital e importante en nuestros días.

Publicado en Cuenca, 19 de enero de 2015

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico

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(1*) REVISTA EPCCM . núm.15.2013.págs.187-214 – Los obispos castellanos de principios del siglo XV
(2*) Hermano Mayor de la Hermandad.
(3*) Acta Capitular de  27 de enero de 1554.
(4*) Acta Capitular de 10 de julio de 1602.
(5*) Acta Capitular de 25 de febrero de 1553.

domingo, 16 de enero de 2022

San Antonio Abad. Festividad del 17 de enero.

   San Antonio nació en Qeman, al sur de Masr (Menfis), el año 251. Sus padres eran cristianos, ricos y bien acomodados. Murieron muy pronto. Entre los 18 y 20 años, San Antonio sintió la vocación de la gracia. Le hizo cambiar en su interior oyendo el Evangelio de San Mateo, donde dice: “Si quieres ser perfecto, ve, vende lo que tienes, dalo a los pobres y sígueme” (Mt. 19, 16-22), esto lo oyó un día en la asamblea de los cristianos.
San Antonio Abad

Meditó, oró y se puso a ejecutar lo que su corazón le indicaba. Primero aseguró el porvenir de una hermana más pequeña, vendió todo lo sobrante, lo distribuyó entre los más necesitados y se entregó a la vida de perfección bajo la sabia guía de un viejo que vivía austeramente en el pueblo vecino al suyo.

Su noviciado consistió en hacer oración, leer la Biblia, trabajar con sus manos. Sintiéndose formado en la vida espiritual, se retiró a una oquedad excavado en la ladera de una montaña.

San Antonio es llamado “La estrella del desierto”, es el fundador del monacato, pero paradójicamente también hombre de soledad absoluta, que se destina a la oración, al estudio, a la penitencia y al trabajo manual para ganarse el sustento (trenzando hojas de palma para hacer cestillos y esteras). Es el maestro de los anacoretas Egipcios, y la tradición le ha hecho protector del ganado y de los animales domésticos.
Se cuenta que en una ocasión se le acercó una jabalina con sus jabatos, que estaban ciegos, en actitud de súplica. San Antonio curó la ceguera de los animales y desde entonces su madre no se separó de él y le defendió de cualquier alimaña que se le acercaba.

Pero San Antonio llevaba atrás, como todo hombre el bagaje de las inclinaciones humanas y cuando menudearon las más terribles tentaciones, buscaba lugares más solitarios para vivir, subsistiendo tan sólo con pan y agua, durmiendo dos o tres horas por la noche. Y por mucho que se alejaba le asaltaban tentaciones bestiales, asechanzas de temor o seducción, de lujuria o de orgullo, monstruos que se le aparecían, insistentes visiones, poblando su soledad de serpientes, dragones, formas de lascivia, centauros, larvas, sátiros, fieras inimaginables, toda la teratología diabólica que el Bosco plasmó en sus cuadros.
Tríptico de las tentaciones de san Antonio Abad, óleo sobre tabla de roble,
 
LisboaMuseo Nacional de Arte Antiga

Pero “los rezos y las lágrimas purifican hasta lo más impuro”, y tras una nueva retirada hasta el fin del desierto, cerca del mar Rojo (donde hoy un monasterio copto del siglo IV perpetúa su recuerdo), triunfó de todo artificio infernal, tuvo numerosos discípulos, fundó monasterios y hasta se traslado a Alejandría para confundir a los herejes.

Después de su visita a San Pablo, murió muy viejo. De él se cuenta que era reconocible por su cara resplandeciente de alegría. Murió el 17 de enero del año 356. El que vivió ciento cinco años, decía también que la vida del hombre es brevísima: “Trabajamos en la tierra y heredamos el cielo. Un hombre que diese un dracma de cobre por cien de oro, daría poco y ganaría mucho. Así hará que, señor de toda la tierra, renuncia a ella para ganar el paraíso”.

Publicado en Cuenca, 17 de enero de 2021.

Por; José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.


sábado, 15 de enero de 2022

Plenilunio de la Luna llena de Enero. Luna del Lobo.

 Luna llena del Lobo. Luna del mes de enero.

Este año 2022, lo comenzamos con la luna llena a mediados del mes, concretamente en la madrugada del día 18 se dará el Plenilunio, exactamente a las 0:48 hora peninsular española, con el nombre de Luna del Lobo o Luna Fría.


El nombre proviene de los aullidos de los lobos en el invierno, una estación en los que el alimento escasea y es cuando de forma desgarradora se producen los aullidos en la noche que los habitantes de los pueblos escuchaban aterrados y que tienen mucho que ver con la leyendas de los hombres lobos que poblaban los bosques en los días de luna llena.

Hay quienes me preguntan extrañamente, de donde se han sacado el nombre de las lunas llenas, he de decir que provienen por diversas vías, entre ellas, las tribus central, que se regían por el calendario lunar y también de las tribus de nativos americanos. Se ponían los nombres con el fin de distinguir las distintas estaciones del año y por el nombre sabían cómo debían proceder. Las fechas que se producen varían con el calendario solar, que el mes lunar tiene 29 días y medio y es por ello que no caen todos los años en las mismas fechas los plenilunios.

Luna del Lobo hoy, 16 de enero a las 7:20h.





Cuenca, 16 de enero de 2022

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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Fuentes documentales:

SELENE. Mitología de la luna llena en la hoz del Huécar. 2010. José María Rodríguez.

miércoles, 12 de enero de 2022

La conmemoración del Bautismo de Ntro. Sr. Jesucristo. 13 de enero.

     Esta fiesta entró en el Misal Romano en el año 1955, por decreto de Su Santidad Pío XII. Ha sustituido a la Octava de Reyes. Con esto hemos entroncado con una de las tradiciones y fiestas más antiguas de toda la Iglesia.

Es curioso que el Bautismo del Señor se celebrara en la primitiva Iglesia precisamente el 6 de enero, cuando hoy se celebra la fiesta de Reyes.


Juan Bautista debió empezar su ministerio cuando empezaba a decaer el verano del año 26 de la era cristiana, el año decimoquinto del imperio de Tiberio César, como dice San Lucas. Las gentes se arremolinaban en torno suyo, porque predicaba la palabra de Dios con la fuerza de Elías. Ya hacía tiempo que no había resonado en Israel una voz tan poderosa como la de Juan, hijo de Zacarías, que exhortaba a la penitencia en el desierto, donde se había formado y donde vivían muchos de los que conservaban más puras las esperanzas y los ideales de Israel. Los actuales descubrimientos de  Qumran han puesto de relieve la fuerza que tenía entonces el desierto en todos los grandes movimientos religiosos de la época.

Se puede afirmar que el día 6 de enero del año 27 se presenta Jesús de Nazaret en el Jordán, pidiendo a Juan que lo bautice. Tiene como unos treinta años, más bien cumplidos, pues ha nacido uno cinco años antes de la era cristina. Viene del Norte, de Nazaret, donde ha trabajado como artesano, primero a las órdenes y bajo la dirección de José el Carpintero, que ha muerto. Ha llegado la hora de que la luz brille sobre el candelero. Ha dejado a su Madre bien encomendada. Tal vez se ha ido con la familia que tiene en Caná de Galilea y donde pronto aparecerá actuando en unas bodas, como si estuviera al frente de la casa

Volviendo de nuevo a los que nos atañe; el lugar del bautismo de Jesús fue ciertamente en el Jordán. Los Evangelios no determinan más. A una distancia de unos siete kilómetros del más Muerto. Los peregrinos más antiguos hablan de la ribera oriental. En cuanto al mes y día del bautismo, los Padres griegos, casi por unanimidad, hablan del 6 de enero. Los Padres latinos, más antiguos, coinciden con los griegos.

La escena del bautismo señala el principio del ministerio público del Señor y el momento cumbre de la misión de Juan Bautista, que “no era la luz”, pero había venido ”para dar testimonio de la luz”.

Cuenca, 13 de enero de 2022.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

martes, 4 de enero de 2022

La noche mágica de Reyes. 6 de enero.

 Esa noche es la más mágica del año, todos esperamos que alguien cercano a nosotros se acuerde de dejarnos un regalo.

Día cinco de enero, las calles se llenan de gente a la espera de las cabalgatas con los reyes de la ilusión.
Adoración de los Magos
Catedral de Cuenca
Capilla de la Virgen del Sagrario
Obra de Andrés de Vargas (1613-73)

Desde tiempos inmemoriales en Oriente la noche del cinco al seis de enero se recordaba el nacimiento del dios Aión, aquellas gentes creían que su dios se manifestaba especialmente al renacer el Sol, en el solsticio de invierno que coincidía con el seis de enero.

Con la llegada del cristianismo esta fiesta fue sustituida por la Epifanía, celebrándose el mismo día la manifestación de Jesús como Hijo de Dios a los sabios, procedente de Oriente. Esta tradición pasó a Occidente a mediados del siglo IV. 

La historia de los Reyes Magos podemos encontrarla en el Evangelio de San Mateo (Mt. 2, 1-12).
La tradición de realizar una cabalgata procede de Italia y concretamente de Florencia. En el siglo XV existía en Florencia una congregación llamada Compagnia dei Magi que era la más antigua de la ciudad y contaba con la protección de los Médici, esta familia tenía una gran devoción a los Reyes Magos, hecho que se atestigua al tener una capilla en su palacio dedicada a los Reyes Magos “Dei Magi”, donde se podía apreciar frescos de Benozzo Gozzoli como la Adoración de los Magos de Fray Angélico. La compañía anteriormente cita y que gozaba de la protección de los Médici. Cada tres años imitaban el viaje de los Reyes Magos por las calles de Florencia, representación que se hacía con gran suntuosidad en la ciudad y que se esperaba con gran interés. Esta representación fue imitada a lo largo de los tiempos por otras ciudades, generalizándose.

Según la tradición los Magos llamados Gaspar, Melchor y Baltase, representaban a Europa, Asia y África, llegando a Belén montados en un caballo, en un camello y en un elefante trayendo consigo: oro, incienso y mirra.
Capilla de la Virgen del Sagrario
Catedral de Cuenca. Obra de Andrés de Vargas

La representación en el arte ha sido muy numerosa, no hay un solo retablo del siglo XVIII en la Catedral de Cuenca que no cuente con ello. Como estudioso de la iconografía os explicaré: que los magos representaban a todos aquellos que buscan la luz de Dios. La estrella anunció la venida de Jesús a todos los pueblos. Los tres regalos simbolizan: el oro se les daba a los reyes, Jesús ha venido a este mundo como rey; el incienso se le da a Dios, ya que Jesús es el hijo de Dios hecho hombre y la mirra se untaba a los hombres escogidos.

La tradición de los regalos en el día de Reyes es algo universal, pero es una tradición especial que se celebra en España y Portugal.

La fiesta posee su particular ceremonial, comenzando por la escritura de la carta a los reyes. Tras la tradicional cabalgata, dejando los zapatos y la correspondiente comida para los camellos o caballos, junto a un pequeño refrigerio para los Reyes, uno se va temprano a dormir. Esa noche es la más mágica del año, todos esperamos que alguien cercano a nosotros se acuerde de dejarnos un regalo que por pequeño que sea representa al cariño y a amistad de los tuyos contigo.

Feliz noche de Reyes. Un gran abrazo a todos.

Publicado Cuenca, 5 de enero de 2022 y 6 de enero de 2023

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.