Ntra. Sra. de las Batallas, hoy la Virgen del Sagrario
Como cierre de fiestas mateas hoy desfile procesional de la Virgen del Sagrario por el interior de la Catedral
Cuando emprendió el Rey Alfonso
VIII la conquista de Cuenca, traía consigo, como tenía costumbre: el blasón
de sus victorias y una imagen de Ntra. Sra. que hoy se venera con
el sobrenombre de Virgen del Sagrario.
La talla tenía una altura de casi
tres cuartas y cubierta de chapería de plata; su disposición sedente (sentada
en una silla) y en las espaldas de la misma silla había dos hebillas, que
prendían unos catones labrados. Estas eran las principales armas que traía en
el argón aquel religioso Rey, no queriendo encomendarlas a otro tercero que las
llevase, ni reparando en el embarco e incomodidad, ni en retardar el movimiento
del caballo en el que iba, porque tenía librada en la Virgen toda su esperanza.
Con esta imagen entró triunfante
en la ciudad de Cuenca y lo primero que
hizo fue colocarla en el sitio que hoy ocupa en la Santa Iglesia Catedral.
Levantando un altar para que recibiese de todos, sin dilación, la debida
reverencia y culto. Encomendándole la protección y conservación de la Ciudad,
pues por su patrocinio había alcanzado la posesión de ella, siendo proclamada
Patrona de la Ciudad. Hoy Patrona de la Catedral.
La capilla donde se venera hoy en
día la imagen, se fundó en 1629, el arquitecto fue Fray Alberto de la Madre de
Dios, diseñando una capilla de cruz latina con cúpula con lucernario en el
crucero, es de estilo herreriano, los mármoles que la adornan son de la
Serranía de Cuenca y las pinturas al fresco de la bóveda (hoy casi
inexistentes) son del conquense Andrés de Vargas (1613-1674).
Con relación a la imagen de la
Virgen de las Batallas, para que pudiera ser venerada en el altar de la capilla
se toma la determinación de transformarla. La talla es cortada por la mitad,
creándose un armazón para vestirla. El maestro de obras, Gerónimo Saiz, se
encarga de hacerle los brazos, tanto de la Virgen como del Niño Jesús. Juan
de Villanueva se encargó de pintar el rostro de la Virgen y encarnar la del
Niño. Andrés Díaz, como sastre se encargó de los vestidos con telas de oro de
diversos colores, como en Cuenca no las había viajó a Madrid a por ellas.
Juliana Zaragoza, camisera, le hizo tres camisas con bordados en las mangas al Niño y de dos vueltas de bordado
para la Virgen.
De la talla original sólo queda
el rostro y parte del tronco, pero sin embargo conserva todavía abundantes
detalles reveladores, tanto de su
antigüedad como de su primitiva riqueza ornamental. El pecho lo tiene
revestido, en su mayor parte, de un peto de plata, perfectamente adaptado hasta
el cuello y que continua en parte por la cabeza, adornado con dos grecas o
cenefas repujadas, una a cada lado, decorado con un emparrado con frutos.
Tal es el estado actual de la
imagen de Ntra. Sra. del Sagrario, cuyo camarín fue enriquecido en el año de
1691 por el Obispo Alonso Antonio de San Martín, con un trono de plata que
mandó construir a su coste (hoy inexistente).
Por el elevado coste de la capilla
no se vió terminada hasta el año 1655, gracias a las donaciones del Obispo Pacheco que puso 1000 ducados de
oro y otros 1000 ducados de vellón que fueron donados por el Señor Moscoso,
Obispo de Segovia.
El 29 de septiembre de 1655, en
la festividad de San Miguel, se inauguró la capilla y la Virgen del Sagrario, con
grandes fiestas populares, seis noches de luminarias y hogueras por toda la
ciudad adornaron el acontecimiento, una novena solemne y una procesión de la
imagen acompañada de gigantes y cabezudos. Al término de la procesión la imagen
fue colocada sobre el trono principal de su Capilla. Ante su imagen se
colocaron dos hachones obligándose los señores Canónicos y Dignidades a ser los
únicos que podían celebrar Misa en ella, costumbre hoy desaparecida.
Para terminar esta historia de la
Virgen las Batallas transformada en la Virgen del Sagrario, decir que el 26 de
junio de 1966 y con ocasión de las Bodas de Oro sacerdotales del Obispo don
Inocencio Rodríguez Díez, se procedió a la Coronación Canónica de la Virgen del Sagrario efectuada por el Nuncio de S.S. de España Mons. Riveri, con asistencia
de los Arzobispos de Sión y Madrid- Alcalá, Muñoyerro y Morcillo,
respectivamente, y el Obispo Auxiliar de Toledo, D. Granados.
La corona que le fue impuesta era
la realizada por el orfebre conquense, Francisco Becerril, en el año 1543 y
regalada por el Canónigo Eustaquio Muñoz, según documentación existente en las
Actas Capitulares.
Este acto tuvo lugar en la Plaza
Mayor, demostrando el pueblo de Cuenca su gran respeto, gratitud y veneración
por la Imagen desde siempre, acudiendo confiados de quien siempre se vieron
favorecidos.
José María Rodríguez González.
Profesor e investigador histórico
Cuenca, 20 de septiembre de 2015
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