miércoles, 30 de septiembre de 2015

Jamete. ¡Por sus obras los conoceréis!


El gran patrimonio artístico del siglo XVI en la Catedral de Cuenca.

No pasa desapercibida la riqueza artística que encierra esta Catedral, templo y aula del arte de todas las épocas. En su fábrica encierra magníficas creaciones de diversas épocas y marca las distintas etapas de la evolución artística.

Ha sido mi preocupación constante, desde que inicié mi primera investigación en esta catedral, en buscar las más interesantes muestras acerca de las causas y orígenes de las corrientes estéticas bajo el triple carácter que en ella se ha hecho patente: La Historia, la Religión y el Arte, tres puntos de apoyo que consolidan la más grande Aula Maestra de todos los tiempos, alzándose triunfante el culto de las Artes.
Rosetón de la Puerta de Jamete. Catedral de Cuenca

No puedo pasar sin mencionar al ilustre hijo de Cuenca, D. Diego Ramírez de Fuenlealn natural de Villaescusa de Haro (Cuenca), que en su obispado abrió sus puertas a la revolución estética italiana con la espléndida creación de Esteban Jamete y la rejería de Hernando de Arenas. Junto con ellos, la pléyade de ricos prebendados como: Martín Huélamo, Gómez Carrillo, Eustaquio Muñoz, Juan del Pozo, el Arcediano Heredia, Castillo y García de Villareal, y muchos de ellos antiguos colegiales de la Escuela de Bolonia, trajeron de primera mano, el arte del Renacimiento italiano a nuestro Magno Templo. Todos se disputaron los trabajos de los mencionados y de artistas famosos para erigir las capillas que inmortalizarían su memoria. Algunos perdieron la opulenta posición que gozaban pagando con largueza obras de arte para enriquecer más y más sus fundaciones y santuarios; no faltaron los que fueron acosados por intrínsecos pleitos que aún perdurarían largos años después de su muerte. Los mismos fieles, con sus donaciones, se disputaron la gloria de hermosear y enriquecer la Catedral; monumentales retablos, suntuosos enterramientos, magníficas rejas, su rica orfebrería y notables tapices y bordados.
Inauguración de la exposición "El Hierro hecho Arte"

Una mención especial hago al más maravilloso artista de este siglo XVI conquense y no es otro que Esteban Jamete, hombre pequeño de cuerpo pero grande en inspiración y talento, porque gran parte de la rica obra se le debe a él. Entre los muchos legajos que he manejado, aparece unas veces: como dibujante, otras como arquitecto y muchas otras, como entallador o imaginero. Son obras de sus manos el Pórtico de la Gloria que actualmente da paso al claustro; conocido por el sobrenombre de “Arco de Jamete” que fue descrito por D. Antonio Ponz en su libro “Viaje por España” definiendo su contenido catequético como la “redención del mundo” y el Pórtico de la Muerte, de la capilla de los Caballeros. Otra obra insigne es la bellísima portada de la Sala Capitular, toda ella está cuajada de estatuas y relieves de exquisito gusto, encuadrando las bellas puertas atribuidas a Berruguete. También son de Jamete las capillas de Villareal, de Castillo, la Capilla Honda y la sala Capitular, ya mencionada. Trabajando junto a los rejeros, Esteban Limosín y Hernando de Arenas, cuyas trazas fueron diseñadas por él mismo. Cuentan que la traza de la Capilla de la Asunción fue realizada por Jamete a mano sobre un pergamino, creando un conjunto monumental donde se mezcla la leyenda dorada de la dormición de María, los dolores que soportó la Virgen a la muerte de Jesús y la gloriosa Asunción a los cielos, según  el libro del Apocalipsis.
José María Rodríguez González

Mi último trabajo, sobre la catequética de la rejería del siglo XVI en la Catedral de Cuenca, que el día 30 de septiembre cierra la exposición “El Hierro hecho Arte”, me ha hecho descubrir y meditar largamente sobre el gran trabajo que desarrolló Estaban Jamete, sintiendo una gran admiración y respeto hacia su persona y su gran y laborioso trabajo en esta catedral.

Mi más sincero agradecimiento a cuantos han hecho posible la presentación de este trabajo y a cuantos he conocido en las visitas guiadas y me han hecho disfrutar con ellos del sentir de un siglo, lejano a nuestra época pero no falto de enseñanza que sigue vigente en el corazón y en la fe de todo cristiano. La meta es la salvación y encontrar la senda certera es la pretensión de la catequética de las rejas, el llevarnos al merecido Cielo prometido para los justos al término de la jornada terrenal. 

Cuenca, 3o de septiembre de 2015

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico



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