La Virgen de la Leche
en la Catedral de Cuenca
En la Catedral de Santa María de Cuenca, son dos las
imágenes que posee de la Virgen lactante.
La representación de la Virgen
lactante, en la tradición cristiana, se remonta al siglo II cuando fue encontrada en la catacumba de Priscila (Roma) en el cubículo de la Velatio,
una pintura de la Virgen Lactante.
El perfil de este tipo de
vírgenes tiene su origen en Egipto. La iconografía mariana está representada en Isis amamantado a Horus-Harpócrates. Esta divinidad femenina de la vegetación y protección de los hombres frente a la fuerza de los dioses, fue venerada con el nombre de Madre de Dios desde el segundo milenio antes de Cristo, representada como Isis Lactans con Horus sobre sus rodillas. Al estar su culto muy difundido favoreció que la iconografía de Isis Lactans fuera trasferida a María Lactans y desde Egipto se transmitió al mundo bizantino pasando posteriormente a Occidente.
Según la
cristiandad va humanizando la naturaleza de Cristo esta forma de representación mariana va alcanzando mayor
difusión, en particular en el periodo gótico.
La iconografía de estas representaciones,
haciendo un análisis en el tiempo observamos que en las más antiguas el Niño
coge el pecho de su Madre con su mano para succionarlo o ella se lo ofrece
aunque se muestre completamente vestida. En otros tiempos, el seno virginal apenas
se entrevé por una hendidura del vestido y en el siglo XV la forma de expresarlo es
más detallado, mostrando mas el pecho. Fue desde Italia de donde partió la difusión esta iconografía al resto de Europa, gozando de gran notoriedad en
los reinos hispanos, en especial en los territorios de la Corona de Aragón en
los siglos XIV y XV.
Otro foco de difusión fue las
peregrinaciones a Tierra Santa, en especial en los santuarios donde se rememora
la Huida a Egipto que dio origen a la Virgen de la Humildad, la cual sentada en un trono, rodeada de santos y de ángeles alimenta a su Hijo.
Por ser un tema bizantino, en las representaciones primeras la Virgen llevaba la cabeza cubierta con el mismo manto y otras veces con una toca, dicha prenda se va haciendo más ligera hasta llegar a su desaparición o sustitución por una cinta o una corona designándola como reina de los Cielos.
Por ser un tema bizantino, en las representaciones primeras la Virgen llevaba la cabeza cubierta con el mismo manto y otras veces con una toca, dicha prenda se va haciendo más ligera hasta llegar a su desaparición o sustitución por una cinta o una corona designándola como reina de los Cielos.
La inspiración de este tipo de
representación se toma del Evangelio de San Lucas, en el que capítulo 11 dice: “Dichoso
el seno que te llevó y los pechos que te criaron” (Lc. 11,27).
En la Catedral de Cuenca, dos son
las representaciones que tenemos de este motivo.
Comenzaremos por la existente
en la Sacristía Mayor, el retablo es conocido como la Virgen de la Leche que se
encuentra a la izquierda adosado a la pared de la puerta de entrada. Procede de
la Iglesia de San Miguel y fue fundado por el caballero Santiaguista Antelo. En la Parroquia de San Miguel tenía capilla propia. Su autoría no está definida,
pudiendo ser de la escuela Valenciana o Toledana, Se puede fechar a finales del
siglo XV y principios del XVI.
La figura central del retablo
está dedicada a la Virgen de la Leche. La Virgen está de pie, coronada y
amantando al Niño que apoya su mano derecha sobre el pecho izquierdo. Vestida
con túnica roja y manto azul, La Virgen muestra en su rostro cierto desinterés
mientras mira hacia el observador del cuadro. El Niño se aprecia desnudo, un
leve paño transparente cubre su cuerpo. Esta representación es muy semejante a
como se hacía en los siglos XIII y XIV en el arte italiano, donde su
representación se acercaba más al arte bizantino.
La Siguiente representación de la
Virgen de la Leche la encontramos en la Capilla Honda, en el retablo de la
izquierda al entrar. Es el retablo de San Diego y San Jacinto procedente de la
Iglesia de la Santa Cruz, del siglo XVII, en la parte superior del retablo un cuadro de la Virgen de la Leche. En
esta representación es el Niño quien mira al observador mientras que María
centra su mirada sobre el Niño. La Virgen tiene al Niño en su lado izquierdo,
al que acerca su rostro, con su mano derecha y arrima su pecho izquierdo a los
labios del Divino Niño. Su cabeza la cubre el manto azul dejando ver parte del
cabello castaño, y sobre él una orla de santidad. Del Niño manan, alrededor de
su cabeza un resplandor representado por unas rayas doradas creando un círculo
sobre su cabecita.
Virgen de la Leche
Capilla Honda. Catedral de Cuenca
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En la parte baja de la tabla hay un
texto donde se anuncia cuarenta días de perdón, concedidos por el
Papa Clemente VIII a quien rezara a la Divina Imagen de la Virgen de la Leche.
En el Concilio de Trento, en la
sesión veinticinco, celebrado en el siglo XVI, se estructuró un Decreto sobre
las imágenes, en el que se señalaban las características que debían seguir éstas y las funciones a cumplir. Distinguía dos tipos de imágenes: Las Dogmáticas
(Cristo, la Virgen, evangelistas, etc.) y las Devocionales (San Roque, San
Sebastián, San Antón, San Miguel Arcángel, etc.). Además de estas imágenes tradicionales,
se añadieron las introducidas por las órdenes religiosas, sus santos propios y
nuevas advocaciones de la Virgen. Los dominicos aportaron la Virgen del
Rosario, los franciscanos las ánimas y la de Dolores y los carmelitas la Virgen
del Carmen. Tras el Concilio de Trento la imagen de la Virgen de la Leche o de Belén fue totalmente prohibida a partir de esta época y las
ya existentes fueron retiradas del culto.
Cuenca, 1 de agosto de 2018
©José María Rodríguez González.
Profesor e investigador histórico
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