lunes, 30 de diciembre de 2019

San Silvestre, festividad del 31 de diciembre.

    San Silvestre es el último santo del año. ¿Qué sabemos de él? Que construyó iglesias, muchas iglesias por lo que es el patrón de albañiles y canterios.
San Silvestre

El Pontifical lo hace romano, hijo de Rufino. Su biógrafo Surio, nos ha dejado este retrato: “Varón divino, de angelical aspecto, elegante y claro en el hablar, honesto en su cuerpo, santo en sus obras, grave y maduro en sus consejos, católico en la fe, pacientísimo en la esperanza, generoso en la caridad, adornado por el Señor con tales gracias, que le granjearon la simpatía de cristianos y gentiles”.

A la muerte de San Melquiades fue elegido Sumo Pontífice por el clero y el pueblo romano en el año 314. Este Papa cierra el período sangriento de las primeras persecuciones  y abre el áureo de los grandes Concilios y Padres Teólogos.

En las Actas y en el Libro Pontifical aparece que San Silvestre bautizó al emperador Constantino.

 La liturgia y el culto romano salen de la oscuridad de las catacumbas y casas particulares y despliegan su magnificencia en las grandes basílicas. A San Silvestre se debe la costumbre de que el crisma (*) no se consagre sino por el obispo, de que los diáconos usen dalmática y manípulo en la iglesia, de que la Santa Misa se haya de celebrar nada más que con manteles de hilo. El también prohibió que los laicos acusasen criminalmente a los clérigos y que éstos compareciesen ante los tribunales civiles. Fue el organizador que pedían entonces las circunstancias históricas de la iglesia recién salida de los subterráneos de las catacumbas a la luz de los focos y vías del Imperio Romano.

San Silvestre murió el 31 de diciembre del año 335 y fue sepultado en el templo que había mandado construir en la Vía Salaria, sobre las catacumbas de Santa Priscila. Su cabeza se venera hoy en Roma en la iglesia de San Silvestre in Capite.

(*) El Crisma es aceite y bálsamo con el que consagran los obispo católicos el día de Jueves Santo para ungir a los que se bautizan, confirman o se ordenan.

Cuenca, 31 de diciembre de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

jueves, 26 de diciembre de 2019

San Juan Evangelista. Festividad del día 27 de diciembre.

   Terminando el año y nos encontramos con un personaje muy importante en la vida del Salvador, San Juan Evangelista. Fue uno de los doce elegidos, pescador como la mayoría de ellos, el hermano de Santiago, a quien se parece en la impetuosidad irrefrenable. Hijo de Zebedeo y de Salomé, había nacido en Galilea, probablemente en Betsaida, aldea pequeña de pescadores y pescador de oficio.
San Juan Evangelista. Cuenca
¡El discípulo a quien el Señor amaba! Está cerca de Él en el Tabor, en la resurrección de la hija de Jairo, en la agonía del Huerto; reclina su cabeza sobre el pecho del Maestro en el último convite de despedida; le sigue en la noche de Pasión hasta la casa del pontífice e intercede para que entre también Pedro. En el Calvario está junto a la Cruz y recibe el supremo encargo, la encomienda más dulce, de mayor confianza, la Madre de Jesús, que desde ese momento será “su Madre”.

 y uno de los pocos que asisten a la Transfiguración, como más tarde también uno de los que permanecen al lado de Jesús en la noche de Getsemaní. En el resplandor de la gloria y en las tinieblas de la agonía del huerto de los olivos allí esta Juan.

Meditando sobre San Juan siempre me he preguntado ¿Por qué él y no Pedro, por ejemplo, a quien entregará las llaves del Reino, u otro de los suyos? Me contaron en cierta ocasión uno de los hermanos Maristas donde estudié el bachillerato, que una tradición muy antigua afirmaba que ello se debía a su virginidad, San Juan fue el discípulo que por serlo es el receptáculo preferido del amor de Dios, y así la iconografía le representa jovencísimo e imberbe, aunque también, con cierto aire de ternura débil y casi afeminado. En cambio en las citas evangélicas lo presentan, en varias ocasiones enérgico e impaciente.

San Juan fue quien escribió el cuarto evangelio y el libro del Apocalipsis a través de las visiones que experimenta. Es San Juan el águila de la teología, es quien más profundiza en la verdad porque amó más, como fue el más amado por Él. Dos hombres se dice en los Evangelios que Jesús les amaba: de Lázaro, a quien rescató de la muerte y de Juan, a quién dio larga vida y las luces más altas para escribir sobre la salvación.

La mayor parte de su apostolado la ejerció en Asia. Hizo una corta escapada a Roma para dar testimonio de la fe con el martirio, sumergido en una caldera hirviendo de aceite. Salió más sano y joven y fue desterrado a la isla de Patmos en tiempos de Domiciano. Allí escribió su primera obra, el Apocalipsis, y vuelta a Éfeso, bajo el reinado de Nerva, le pidieron los cristianos que escribiera sus memorias sobre Jesús, y de su corazón virgen brotó el Evangelio, ¡la Flor de las Escrituras”. Murió siendo emperador Trajano, en una ancianidad muy gloriosa.

Cuenca, 27 de diciembre de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

Orígenes del champagne. Elemento especial en estas fiestas.

   El vino de Champagne o Champaña, también llamado en nuestros días, vino espumoso, es posible que pensemos que, este tipo de vino, pudiera ser una creación relativamente moderna, he de decir que su creación es muy antigua, veámoslo.

Si nos remontamos a la tribu gala de los “Remos”, (los Remos eran una tribu belga en el noreste de la Galia en el siglo I a.C. que ocuparon la parte septentrional de la llanura de la Champaña) establecida en las llanuras inmediatas de los bosques de las Ardenas algunos siglos antes de ser conquistadas la Galia por Julio César, elaboraba, según testimonio de varios historiadores, un vino sonrosado, agridulce y muy grato al paladar. Gran aficionados al licor de la vid como eran los romanos fomentaron la producción del Champagne primitivo, que los emperadores hicieron figurar en sus mesas junto a los mejores vinos de Italia, Grecia y España.

El cruel Domiciano, para castigar una rebelión de los Remos, no halló mejor medio que talarles las viñas. Marco Aurelio, años después, puso enmienda a tal desaguisado, mandando repoblar aquellas, desde Reims a Chalons, a cargo del tesoro imperial.

Del siglo IV existe un precioso documento que hace referencia a los viñedos de esta región. Se trata del testimonio de San Remigio, según el cual éste legaba a su sobrino y a los monjes de Reims unos viñedos que él mismo había hecho plantar en las inmediaciones de la ciudad de Reims.

En el siglo X, los vinos de la Champaña cobraron gran fama; se recomendaba su uso como bebida medicinal y era algo indispensable en la mesa real. El Papa Urbano II, que era de la región de Champaña, bebía en sus comidas vino de ahí. El nombre de la región fue con el que se denomino al champagne hasta el siglo XVII.

Felipe IV de Francia, con motivo de su coronación en 1288, regaló a cada personalidad de la Corte un tonel de buen vino de esta región, como prueba especial de su estima.

Su fama creció con el tiempo, alcanzando en los siglos XV y XVI enorme prestigio en toda Europa. Se sabe al respecto, que Wenceslao de Bohemia, emperador de Alemania, tuvo que ir a Reims para negociar un tratado de paz y amistad con Carlos VI de Francia, fue llevado allí principalmente por su deseo de apreciar sobre el terreno los méritos del vino de esa zona, del que hizo tan abundante consumo durante sus negociaciones que más de una vez hubieron sus pajes de sacarle en andas de las regias estancias.

También el emperador Segismundo hizo en 1410 una visita especial a los viñedos de Reims, tanto para gustar sus productos como para enterarse por sí mismo de su cultivo. Carlos V fue igualmente devoto de este vino haciéndose acompañar en sus campañas por unos cuantos toneles del famoso vino. Viejo y enfermo en su retiro de Yuste, aun seguía fiel a su bebida favorita. De igual afición al Champagne participaron: Enrique VIII de Inglaterra, Francisco I, Enrique IV y Luis XV de Francia, el Papa León X y los reyes de España Felipe V, Carlos III y Fernando VII.

El Champagne no fue espumoso hasta finales del siglo XVII, en que el fraile benedictino Don Perignon, procurador de las Abadías de Hautvillers, señaló la época en que habían de vendimiarse las uvas y su mejor manipulación para obtener del fruto, tinto vinos limpios y espumosos. Los benedictinos conservaron en secreto tal descubrimiento y hasta mediados del siglo XVIII no lo pudieron averiguar y explorar los cosecheros de la región. Desde entonces, el vino de Champaña ha venido creciendo todavía más en celebridad, a causa del grado de perfeccionamiento a que se ha llegado.

Cuenca, 26 de diciembre. 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.


sábado, 21 de diciembre de 2019

22 de diciembre. ADVIENTO.

    La venida del Hijo de Dios, esto significa adviento, es la columna miliaria que divide el largo curso de la historia. De un lado, los siglos precristianos que preparan la plenitud de los tiempos, el año de la redención, la revelación del gran misterio; del otro lado, que es el nuestro, la era cristiana, los tiempos novísimos o últimos, Belén mirando hacia el norte o valle de Josefat, donde dirige sus pasos la humanidad y donde tendrá lugar la segunda venida o adviento de Jesús.

Los antiguos Misales empezaban el año litúrgico con la fiesta de Navidad, porque hasta el siglo IV no existían las cuatro semanas o domingos que llamamos de Adviento, como período preparatorio al magno acontecimiento. En el siglo V, como reacción a la herejía de Nestorio, que negaba la divinidad de Jesús, surgió con máximo esplendor la fiesta natalicia del Redentor y se dio una Vigilia de cuatro semanas.

Felices días para todos. Que el Niño Dios vuelva a renacer en todos los corazones.

Cuenca, 22 de diciembre de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

miércoles, 11 de diciembre de 2019

Luna llena Fría o de las Largas Noches.

Plenilunio del mes de Diciembre. Luna llena Fría.

Con esta Luna llena corona las largas noches del mes de diciembre. Toma su nombre debido al tiempo que pasa en el cielo, llamándose también Luna de las Largas Noches. En esta noche las antiguas civilizaciones agradecían a la diosa el próximo renacimiento de la naturaleza, el despertar del nuevo Sol  sabiendo que estamos viviendo momentos de oscuridad, pero que se aproximan momentos de luz con el solsticio del invierno. Es en este tiempo cuando el Sol empezará a tomar más fuerza venciendo a la oscuridad que se irá empequeñeciendo desde el 21 de diciembre.

Esta Luna llena simboliza un importante cambio ya que las noches se acortan y los días se alargan poco a poco. Ni siquiera se gana más que un minuto de luz al día, pero aún así, sin darnos cuenta, algo está cambiando en la naturaleza que nos rodea.

Según algunas creencias, será la noche ideal para renovar tus compromisos, eso se hace como un ritual enterrando tres bellotas de robre como símbolo de tu mente, tu espíritu y tu cuerpo y pidiendo a tus dioses interiores la fuerza para continuar tu camino, cambiar de dirección o corregir cualquier error que hayas cometido durante el año trascurrido.

Esta es una noche para meditar y relajarse, para dar la bienvenida al nuevo periodo que comienza tras el Solsticio de invierno. Es una noche para relajarnos y prepararnos para despertar del largo letargo invernal y enfocar nuestras energías a todos aquellos objetivos que nos hayamos propuesto para el nuevo año que pronto comenzará.

Feliz plenilunio de la Luna Fría y de las Margas Noches.

Cuenca, 12 de diciembre de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.


Secuenciación de la puesta de la Luna Llena del mes de diciembre. Desde las 7.05h hasta las 7.18h
del 12 de diciembre de 2019

martes, 10 de diciembre de 2019

San Dámaso I, el Papa español. Festividad del 11 de diciembre.

  “Doctor virgen de la Iglesia Virgen”, así llama San Jerónimo a San Dámaso, insigne Papa español, natione hispanus, como dice el Libro Pontifical, a finales del siglo V principio del VI.

Debió nacer entre los años 304 y 305. Su padre se llamaba Antonio y fue notario, diácono y presbítero de la Iglesia de San Lorenzo in Dámaso. La madre se llamaba Lorenza, vivió en continencia durante sesenta años. Una hermana de San Dámaso, llamada Irene, consagró a Dios su virginidad a la edad de veinte años.

De la juventud de Dámaso sólo sabemos que era muy devoto de los mártires, hasta el punto de que siendo niño se hizo contar el martirio de los Santos Pedro y Marcelino por el mismo verdugo que los mató.

Sus padres se casaron muy jóvenes en España y se llevaron enseguida a Roma al pequeño Dámaso, que desde edad muy temprana debió de entrar a formar parte del clero romano.

Llego a alcanzar un lenguaje claro y melodioso; tenía en la conversación la elegancia del poeta, la piedad del sacerdote y la erudición del sabio.

En el año 355 fue desterrado de Roma el Papa Liberto por el emperador Constancio. Nuestro Santo, que era todavía simple diácono, lo acompañó al destierro y volvió con el Papa a Roma dos años después.
El Papa San Dámaso I

En el año 367 fue elegido Papa San Dámaso. Los comienzos de su Pontificado fueron muy dolorosos. Algunos clérigos apasionados eligieron un antipapa, el diácono Ursino. Cerca de catorce años duró el cisma en la ciudad de Roma, hasta que en el año 381 murió Ursino. San Jerónimo nos dice de Dámaso, no solo venció a sus adversarios, sino que perdonó a los vencidos, que es gloria todavía mayor.

Como buen español, fue acérrimo campeón de la fe católica. “Diamante de la fe”, le llaman las Actas de un Concilio. Convocó varios Concilios en Roma para reprimir la herejía, los apolinaristas y macedonianos.

En los dieciocho años que San Dámaso gobernó la Iglesia creció enormemente la autoridad del Papa frente a los emperadores. En medio de sus múltiples y trascendentales ocupaciones tuvo todavía tiempo, el Papa español, para dedicarse a estudios de la Sagrada Escritura. Conociendo personalmente  a san Jerónimo en Roma en el año 382, lo retuvo a su lado, como fiel secretario y consejero. Con él trabajó en traducir al latín los expositores griegos y a rehacer la versión antigua de las Sagradas Escrituras, fruto de estos trabajos fue la Biblia Latina, conocida con el nombre de Vulgata, texto oficial de la Iglesia Católica.

Murió casi octogenario, bajo el príncipe Teodosio, el 11 de diciembre del año 384, diecisiete años, dos mese y veintiséis días, después que fuera elegido, por el juicio de Dios, sacerdote de la Iglesia Romana.

Hizo esculpir sobre su tumba este epitafio: “Aquel que halló con sus plantas olas del mar, que hace revivir la simiente muerta en la tierra, que pudo soltar las letales ataduras de la muerte y entregar a Lázaro vivo después de tres días de tinieblas a su hermana Marta; ese mismo creo que resucitará a Dámaso, después de haber estado convertido en cenizas”.
Es patrono de los arqueólogos, a causa de las basílicas que edifico, de las restauraciones que llevó a cabo en las catacumbas y de las hermosas inscripciones con que adornó los sepulcros de los mártires.

Cuenca, 11 de diciembre de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

domingo, 8 de diciembre de 2019

Santa Leocadia, virgen y martir. Festividad del día 9 de diciembre.

Santa Leocadia.
   En la oración de la Misa de esta Santa ruega así la Iglesia de Toledo: “Señor, os pedimos que seamos ayudados por los méritos y ruegos de la bienaventurada Leocadia, vuestra virgen y mártir, para que nos veamos libres de la cárcel eterna, por el patrocinio de la que por confesar vuestro nombre, sufrió la cárcel y la muerte”.

Y con más concesión decía la antigua liturgia española: “Fue interrogada, confesó, la atormentaron y Dios le dio la corona”. En esto se condensa todo lo que sabemos del martirio de esta virgen toledana, tan honrada de la Iglesia visigoda:

Había nacido en Toledo de padres nobles y cristianos. En los círculos paganos de la ciudad era muy conocida, pues apenas llegó Daciano con órdenes de acabar con los cristianos, le dieron en seguida el nombre de Leocadia. Le ponderaron su nobleza, su hermosura y su juventud, pero sobre todo su fervor religioso. El tirano lo hizo compadecer en su presencia, seguro de que renegaría de la fe por los halagos y promesas o por las amenazas y tormentos.

La religión cristiana era de gente pobre, de esclavos y plebeyos, ¿Cómo una joven rica y noble podía pertenecer a ella? Así arguyó Daciano a Leocadia. Más ella le contestó que toda su gloria se cifraba en adorar a Cristo, y que por nada dejaría su fe. Estaba dispuesta a morir como su Maestro. De esta resolución nadie la apartaría en el mundo.

El tormento era la respuesta común de los tiranos y nuestra Santa fue sometida a los azotes. Chorreaba sangre todo su cuerpo y su pudor virginal se cubría de una túnica morada y roja, mientras su rostro se iluminaba por un júbilo y paz celestial. Más fuerte que las varas y los golpes era su fe, pues siguió confesando su creencia cristiana.

La retiraron y encerraron en un calabozo para que curase de las heridas y estuviese preparada para nuevas torturas. Lloraban los cristianos al ver aquel cuerpo inocente destrozado por los látigos, surcado de cardenales, abierto por las heridas y deformado por el furor y la fuerza de las varas. La mártir se consolaba, porque sus heridas eran otras tantas puertas abiertas para que por ella saliese más presta su alma.

En la cárcel supo de la muerte dolorosa de Eulalia de Mérida; con sus uñas hizo una cruz en la pared y allí, abrasada en encendido amor de Cristo, expiró el 9 de diciembre del año 304. Las rosas de la sangre con los lirios blancos de la virginidad velaron su cuerpo sagrado.

Los cristianos toledanos le dedicaron muy pronto tres templos: uno, en la casa donde había nacido; otro donde estuvo presa y el tercero, en el lugar de su sepultura. El último fue célebre iglesia de Santa Leocadia, teatro de los grandes Concilios de Toledo.

Dios la honró después con múltiples milagros, pregoneros de su gloria y santidad. El más célebre tuvo lugar en su misma tumba. Oraban ante ella dos personajes más influyentes entonces de Toledo: su arzobispo y su rey, San Ildefonso y Recesvinto. De repente se levanto la losa que cubría el cuerpo de la santa y apareció vestida de amplio manto inmortal  Santa Leocadia, para felicitar y alentar al gran devoto de la Madre de Dios y defensor infatigable de su virginidad. La tradición añade que el Santo, con el puñal que se ceñía el rey, cortó una punta del manto de Santa Leocadia, preciosa reliquia que hoy muestran en el sagrario de la Iglesia de Toledo. 

Aparición de Santa Leocadia

Es patrona de la Ciudad de Toledo.

Cuenca, 9 de diciembre de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

sábado, 7 de diciembre de 2019

La Inmaculada Concepción. Una festividad muy conquense.

    Hay dos imágenes de la Inmaculada. Una trazada por mano divina y otra por el pincel humano. La divina es escrita; la humana pintada. Ambas universales. La divina es obra del Espíritu Santo, con mediación de un Ángel de una mujer, recogida por un escritor médico que se llama San Lucas. La humana se inspira en la divina y es la de Murillo, que, aunque española y local, ha adquirido proporciones de universalidad.
Inmaculada Concepción de Murillo 1665
   En la definición de este dogma fue España la adelantada, paladín esforzado en la defensa de la verdad de la Virgen y el pueblo conquense ha sido y es eminentemente mariano. Este sentimiento mariano en el pueblo fue anterior a la definición del dogma y cooperaron sus personajes más grandes en el Concilio de Trento. Fue Menéndez Pelayo quien dijo que este Concilio que fue: “tan español, como ecuménico”. Para convencernos de que la aseveración no es hiperbólica, sobra con decir los nombres de los nuestros que estuvieron presentes, famosos teólogos tridentinos como: Soto, Solís, Torres, Salmerón, el conquense Melchor Cano, el Arzobispo Guerrero y sobre todo, el del Cardenal Pacheco, aquel que en Trento hizo de su verbo ardiente, tanto que algunos se atrevieron a llamar a este Concilio “el Concilio del Cardenal Pacheco”. En él estuvo a punto de hacerse realidad, aquel dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen, que se definió más tarde el 8 de diciembre de 1854. El sentimiento estaba grabado en la España viva del pueblo mucho antes de la definición del dogma, era sentimiento y anhelo, esperanza y verdad de los conquenses que se anticiparon y cooperaron a la definición del dogma de la Inmaculada Concepción como lo refleja la catequética de la rejería del siglo XVI en la Catedral Conquense.

Constantemente estuvo Cuenca al lado de ésta Verdad, como así lo prueban los tratados de nuestros eminentes teólogos. Ejemplo de ello es el tratado de La Concepción de Nuestra Señora, de Fray Ambrosio de Montesinos, de Huete, que compuso también un Breviario de la Inmaculada para los religiosos de su Orden, era franciscano. “Defensa de la Inmaculada Concepción”, del Padre Fernando Chirino de Salazar, Jesuita; el del licenciado Don Baltasar Parreño, cura de Sacedón, titulado “De la limpia concepción de Nuestra Señora”; el escrito por Fray Melchor de Huélamo, de Tarancón, sobre “Discursos predicables sobre la Salve”, franciscano de San Clemente. Los escritos del famoso Padre Luis Molina y Gabriel Vázquez; Padre Andrés Marcos Burriel, de Buenache de Alarcón; Fray Francisco Herráez, de Albendea; Don Jacobo Capistrano de Moya, de Hontecillas y cura de Fuente de Pedro Naharro. Alguno de estos eminentes citados en esta incompleta lista de escritores inmaculista conquenses, porque ellos recogieron en sus escritos el pensamiento inmaculista conquense, aún antes del Concilio de Trento,  y que apoyaba y preparaba la definición de la Virgen María y honor de España y de Cuenca.

Ahí está, cómo la habíamos de predecir el “Vito” de Horcajo de Santiago, con sabor y ambiente inmaculista que se remonta a siglos desconocidos, pero que sin duda es anterior, no solo a la definición de 1854, sino a la época del mismo Concilio tridentino. Con esta preparación, Cuenca hace acto de presencia en la Asamblea ecuménica de Trento por sus grandes teólogos al que asistieron, como anteriormente cite sus nombre y valga la redundancia, nombro con más detalle ahora: Don Diego Ramírez de Villaescusa de Haro, Canónigo de León y Cuenca y más tarde nuestro Fray Francisco de Zamora. El Taranconero Fray Melchor Cano. También Don Pedro Guerrero, que había sido canónigo de Cuenca. También asistió nuestro Fray Martín de Portalrubio, canciller de la Orden de San Juan de Jerusalén a quien llama Don Roque Pirro “Ilustre por su ciencia y por su prudencia” y por último lugar, no por ello de inferior valía, estuvo estuvieron los ilustres conquenses: el Cardenal Francisco de Mendoza y Bobadilla; Don Alfonso Merchante de Valerio, hombre eminente hijo de los marqueses de Cañete y enterrado en la capilla del Espíritu Santo de nuestra Catedral.

Como vemos mucho contribuyo la diócesis conquense, con sus gentes preparadas, a esta festividad que hoy celebramos.

¡Viva la Inmaculada Concepción!

Cuenca, 8 de diciembre de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.


martes, 3 de diciembre de 2019

Visita guiada gratuita sobre la rejería del siglo XVI en la Catedral de Cuenca

Visita guiada gratuita sobre el arte Grutesco en la Catedral de Cuenca.
   Siguiendo con las visitas gratuitas de la Catedral de este curso, este sábado, primero de mes, día 7 de diciembre, a las 11 de la mañana, realizaremos la visita guiada explicando la catequética de la rejería del siglo XVI. 

Detalle de la reja del Coro de la Catedral de Cuenca.
Foto: José María Rodríguez González.
   En Cuenca, en el siglo XVI se dieron unas circunstancias especiales, sobresaliendo en el arte de la rejería, al disponer de la materia prima, en las minas de Tragacete y de los medios económicos suficientes para crear en la ciudad una tradición del trabajo del hierro, naciendo una escuela conquense que fue conocida por todo el reino, como lo demuestra los trabajos de Sancho Muñoz en Sevilla y Hernando de Arenas en Sigüenza.

En el siglo XVI, el Renacimiento plantea un enfoque distinto del que se había llevado hasta entonces, los elementos decorativos buscan su inspiración en modelos grecorromanos tendiendo a crear un mundo ficticio, fundiendo caprichosamente elementos de diferentes naturalezas y creando un mundo fantástico, cuyos elementos fueron denominados GRUTESCOS.

La Catedral de Cuenca posee gran cantidad de este arte y centrándonos en la rejería, el sábado intentaré explicar la enseñanza catequética que encierra cada una de estas magníficas rejas, donde se combina la traza creada con el contenido figurativo existente en cada una de ellas, acorde con la idea de su benefactor, donde se funde y se crea un camino y una puerta de comunicación entre lo humano de este mundo y lo divino del otro.

Cuenca, 3 de diciembre de 2019

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

lunes, 2 de diciembre de 2019

Efemérides conquenses del 3 de diciembre.


 El tres de diciembre el rey Enrique III hace un señalado privilegio a Garci Ruiz de Alarcón, valeroso guerrero, nacido en Valverde de Júcar, primer señor de Buenache, fundador de esta casa y afamado capitán castellano, para premiar los servicios hechos a él y a su predecesor en el trono, Don Juan I (Siglos XIV al XV).

El 3 de diciembre de 1664 nacía en Villanueva de la Jara Don Francisco Valero Lossa, primado de España, Obispo de Badajoz y Arzobispo de Toledo.

Nació en el seño de una familia de baja nobleza rural, sus padres fueron Felipe Valero y Ana de Lossa. Realizó sus estudios elementales en la Casa-Concento de la Compañía de Jesús que había en Belmonte. Luego se trasladó a Alcalá de Henares donde en la Universidad se licenció en Arte y Filosofía, doctorándose en 1690 en Filosofía y finalmente se licenció en Teología en el año 1691.

Finalizado sus estudios fue ordenado sacerdote y ejerció como cura en su pueblo Villanueva de la Jara. Su vida cambio con la Guerra de Sucesión. El 20 de septiembre de 1706 las tropas del Archiduque Carlos con el Archiduque a la cabeza se acercaron a Villanueva de la Jara con la intención de descansar y avituallarse. Sin embargo, los vecinos les cerraron las puertas con su cura, Francisco Valero, al frente. Se inició el sitio, pero parte de la población, junto con el cura, consiguieron eludirlo y unirse a las tropas borbónicas que no estaban lejos. Finalmente las tropas del Archiduque entraron en Villanueva de la Jara donde según la crónica mandó quemar la villa después de saquearla. No muy lejos del lugar se entabló batalla los dos ejércitos, terminándose con la victoria borbónica en la Batalla de Almansa en abril de 1707.

Debido al estado en que quedó Villanueva el concejo decidió enviar una delegación a la Corte, encabezada por su cura Valero que causó sensación al conocer la defensa que hizo de su pueblo y por ello, a propuesta de Felipe V, fue nombrado el cura Valero Obispo de Badajoz.

 Siendo Obispo de Badajoz mandó realizar en nuevo retablo barroco del Altar Mayor de la Catedral, que todavía se conserva. En marzo de 1715 fue promovido a la Sede Arzobispal de Toledo, que estaba vacante por fallecimiento del Cardenal Portocarrero en 1709.

Falleció en Toledo el 23 de abril de 1720 por complicaciones derivadas de la gota. Está enterrado a los pies de la Capilla de Ntra. Sra. de la Estrella de la Catedral de Toledo

Cuenca, 3 de diciembre de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.