jueves, 11 de junio de 2020

Los corporales ensangrentados de Bolsena. Fiesta del Corpus.

Institución de la fiesta del Corpus Chisti.

  La fiesta del Corpus Cristi. En el anterior relato hemos sabido de la figura de la monja Juliana, en este nuevo proseguimos con Juliana pues una reclusa de Lieja llamada Eva, también era conocida del Papa Urbano IV, de cuando fue arcediano de dicha ciudad. Esta devota doncella llevó adelante gloriosamente la obra emprendida por la santa monja. Instó vivamente a algunos canónigos y a varias personas celosas de propagarla fiesta del Santísimo Sacramento, para que impulsaran al obispo Enrique a que solicitara del Papa Urbano IV que extendiera a la Iglesia universal aquella festividad que antaño había aprobado en Lieja.
Milagro de los corporales ensangrentados de Bolsena.
  El Pontífice entraba de lleno en esa idea; un milagro que sucedió en Bolsena, en el patrimonio de San Pedro, cerca de la ciudad de Orvito donde residía, le movió principalmente a establecer dicha fiesta con carácter universal.

Estaba un sacerdote celebrando misa en la iglesia de Santa Cristina de Bolsena, cuando de pronto le asaltaron dudas sobre la presencia de Jesús en la sagrada Hostia. Al romperla antes de la comunión, quedó maravillado viendo que se mudaba en sus manos como en carne viva de la que goteaba abundante sangre. El corporal quedó pronto empapado en ella; varios purificadores con los cuales quiso el sacerdote secar y contener aquel misterio derramamiento, se llenaron también de manchas de sangre.

Se desvanecieron con esto las dudas celebrante, el cual quedó tan sobrecogido de espanto, que no pudo terminar el santo sacrificio. Envolvió en el corporal la Hostia mudada en carne, bajó del altar y se fue a la sacristía. En el camino y a vista de los fieles cayeron al suelo gotas de sangre que todavía salía de los corporales.

Hallábase a la sazón el Sumo Pontífice Urbano IV en Orvieto, a seis millas de Bolsena. El sacerdote corrió a echarse a sus pies, y le declaró sus dudas y el insigne milagro que las había desvanecido. El Papa envió inmediatamente a Bolsena para cerciorarse del suceso a dos grandes lumbreras de la Iglesia que se hallaban también en Orvieto, santo Tomás de Aquino y san Buenaventura.

Confirmada ya la veracidad del milagro, mando el Pontífice al obispo de Orvieto que fuese a buscar solemnemente a la iglesia de Santa Cristiana la Hostia adorable, las corporales y demás ropas empapadas en la preciosa Sangre. El mismo Urbano IV con su corte de cardenales, prelados y una inmensa muchedumbre de fieles salieron a recibir al Santísimo Sacramento hasta una distancia como de un cuarto de milla de la ciudad. Los niños y mozos llevaban palmas  ramos de olivo; todos cantaban himnos y cánticos; el Papa recibió de rodillas aquel tesoro sagrado y lo llevó triunfalmente hasta la catedral de Santa María de Orvieto. Esa fue la prime procesión solemne del Santísimo Sacramento.
Corporal de Bolsena

A poco de este milagro promulgó Urbano IV la Bula por la que establecía en la Iglesia universal la festividad del Santísimo Corpus Chisti. Quería el Papa avivar con esta institución la fe de los cristianos en la real presencia, y reparar los ultrajes y ofensas de los herejes, impíos y malos cristianos al augusto Sacramento. “Además – añadía en la Bula- como quiera que la Iglesia está ocupada el día de Jueves Santo en funciones que distraen del recuerdo de la última Cena, como la reconciliación de los penitentes, la consagración del GRADO Crisma y el lavatorio de los pies. Nos ha parecido conveniente instituir una festividad especial para honrar este misterio”.

Clemente V, elegido Papa en el año 1305, infundio nueva vida a la Bula de Urbano IV, y confirmó la institución de la fiesta del Corpus. Su sucesor, Juan XXII, puso todo su empeño en hacer cumplir los decretos de Clemente V; Martín V y Eugenio IV completaron la obra, enriqueciendo con indulgencias la nueva festividad.

Cuenca, 11  de junio de 2020.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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Fuentes consultadas:
Mensaje simbólico del arte medieval. Santiago Sebartián. Madrid. 2009
Festividades del año Litúrgico. Dr. Vicente Tena. Huesca. 1945.


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