Festividad
de San Pedro y San Pablo en Cuenca.
El
29 de junio se celebra la solemne festividad de San Pedro y San Pablo,
apóstoles, dos grandes testigos de Jesús.
Ambos
santos se representas juntos en la iconografía católica. En nuestra Catedral están
representados en la arquitectura del siglo XVI y sobre todo en la rejería.
San Pablo Catedral de Cuenca. Capilla de Santa Elena |
La
iconografía cristiana representa a San Pablo como un filósofo de la tradición
clásica: calvo, con larga barba y vestido con túnica y manto; suele llevar
nimbo como atributo propio de los apóstoles, y en el arte cristiano primitivo se
le otorga en su representación el libro o rollo relativo a sus cartas
epistolares incluidas en el Nuevo Testamento, mientras que hacia el siglo XIII
su atributo más común es la espada de su martirio.
San Pedro Catedral de Cuenca. Capilla de Santa Elena |
Con
relación a San Pedro, la tradición católica narra que acabó sus días en Roma,
donde fue obispo, siendo martirizado en el Circo de la colina vaticana, bajo el
mandato de Nerón. A principio del siglo IV el emperador Constantino I construyó
la gran basílica en su nombre. La iconografía lo representa ya anciano, portando
las llaves del Cielo. Entre sus atributos se cuentan también la barca, por ser
su profesión; el libro y el gallo por su negación.
Después
de la Guerra Civil en Cuenca se empezó a celebrar esta festividad por la
Hermandad de Excombatientes de San Pedro Apóstol. Además del solemne triduo, que
se celebraba desde el día 26 en la iglesia de San Esteban se organizaba una
becerrada.
Acudiendo
a la hemeroteca, en el año 1944 nos encontramos que el ilustre sacerdote, D.
Emiliano López Falcón, párroco del Salvador y canónigo, fue el encargado de
dirigir los actos religiosos de ese año. D. Emiliano era canónigo del Cabildo
de Cuenca, conocido por ser el encargado de recibir a la delegación burgalesa, el 5 de mayo de
1990, que solicitaba una reliquia de San Julián.
El
día de la festividad de San Pedro y san Pablo, terminada la función religiosa,
hubo un acto de hermandad consistente en un desayuno en el Parque de San Julián,
invitándose a toda la ciudad. Por la tarde, a las cinco, se organizaba un gran
desfile hacia la Plaza de Toros, que partiendo de la Plaza de Cánovas, abriendo
marcha la Banda de Municipal, seguidos por las calesas (carruajes) ocupadas por
las presidentas de la novillada y madrina de la corrida. A las seis, se celebraba
un festival taurino, lidiándose por representantes de diferentes gremios y
entidades de la capital con seis becerros de una acreditada ganadería. Una vez
lidiadas las reses eran donadas a la Casa de Beneficencia.
Publicado en Cuenca,
29 de junio de 2015, y 29 de junio de 2022.
Por: José
María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico
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