Mañana, 10 de julio celebramos la festividad de San Cristóbal.
Popular santo que no hay pueblo
que no haya levantado una ermita en su honor. Gigantón que en antaño podía verse
con su barba y su cayado en todas las puertas de las ciudades. Era creencia muy
común, que bastaba mirar su imagen para que el viajero se viese libre de todo peligro durante
ese día. Hoy que se suele viajar en coche, los automovilistas piadosos llevan
una medalla de San Cristóbal en el salpicadero.
¿Quién era? Con la historia en la
mano poco puede decirse de él, como mucho que quizá un mártir de Asia Menos a
quien ya se rendía culto en el siglo V. Su nombre es de origen griego, su
significado es “El portador de Cristo”, es enigmático, y se empareja con una de
las leyendas más bellas y significativas de toda la tradición cristiana.
Nos lo pintan como un hombre muy
apuesto de estatura colosal, con gran fuerza física, y tan orgulloso que no se
conformaba con servir a amos que no fueran dignos de él: primero un rey,
aparente señor de la tierra, y luego el Diablo, verdadero príncipe de este
mundo, le defraudan, uno y otro se vanaglorian de no tener a nadie, pero el rey
tiene miedo al Diablo, y el Diablo tiembla a la sola mención de una cruz donde
murió un tal Jesucristo.
Imagen de San Cristóbal en le ermita de San Antonio el Largo. Cuenca |
¿Quién podrá ser ese raro
personaje tan poderoso aun después de muerto? Se lanza a los caminos en su
busca y termina por apostarse junto al vado de un río por donde pasan
incontables viajeros a los que él lleva hasta la otra orilla a cambio de unas
monedas. Nadie le da razón del hombre muerto en la cruz que aterroriza al
Diablo.
Hasta que un día cruza la
corriente cargado de un significante niño a quien no se molesta en preguntar:
¿Qué va a saber aquella frágil criatura? A mitad del río su peso se hace
insoportable y sólo a costa de enormes esfuerzos consigue llegar a la orilla: Cristóbal
llevaba a hombros más que el universo
entero, al mismo Dios que lo creó y redimió. Por fin había encontrado a Aquel a
quien buscaba.
Publicado en Cuenca, 10 de julio de 2019.
Por: José María Rodríguez González.
Profesor e investigador histórico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario