Hoy hace 422 años que el Marqués de Cañete y Virrey de Perú.
Don García de Mendoza regaló una lámpara de plata a la Catedral de Cuenca
El sábado, día 24, se reinauguró
la restaurada Capilla del Espíritu Santo, Don Miguel Ángel Albares, Director de
la Catedral, nos explicó todo el procedimiento seguido en su restauración.
Quedé sorprendido del posible hallazgo. La pintura que se pensaba representaba el
martirio de San Andrés, se descubrió que no era tal, sino representa el
martirio de San Serapio, con la firma de Ricci, posiblemente realizado por Juan
Andrés Ricci, conocido como fray Juan Rizi.
Quiero traer al caso y con motivo
de esta reinauguración, que el fundador de la citada Capilla, Don García de
Mendoza, Marqués de Cañete y virrey de Perú, un 29 de octubre de 1593, es decir, hace 422 años, donaba una lámpara
de plata que alumbraría el altar de San Julián.
Era este donativo del Virrey, uno
de tantos como en todas las iglesias y monasterios se recibían en aquella época;
donaciones realizadas por los conquenses favorecidos por la fortuna en sus
empresas y que, como ya he recordado en otras ocasiones, asombraría si se vieran
reunidos la relación de los objetos que en sucesivas invasiones, guerras y
movimientos han ido desapareciendo de entre lo que se recuerda en memoria o lo
que fue inventariado.
El regalo del Marqués era como
muestra de su devoción al Santo Patrón y en agradecimiento de favores y ayudas
recibidas, como manifiesta en la carta dirigida al Cabildo y que hizo pública,
el que fue Notario Eclesiástico de esta Diócesis Don Eusebio Ramírez; trascribo
algunos de sus párrafos que dicen así:
“En quarenta años de peregrinaciones que me he ocupado por mar y por
tierra y en la guerra y otras cosas que se han ofrecido al servicio del Rey
Ntro. Señor, me he visto en muy grandes peligros de que milagrosamente fui
librado. Teniendo memoria de encomendarme en tales ocasiones al buen Aventurado San Julián, cuyo cuerpo en el mismo
instante se me facilitaban los peligros y se me aseguraba el salir de ellos con
vida y así, dándomela Dios para volver a visitar esa Sta. Iglesia y Cuerpo
Sancto, procuré con todas mis fuerzas y hacienda, ayudar a su canonización que
es una de las cosas que me deseo ver cumplida y entretanto que esto lo encamina
Ntro. Sr. en señal de algún reconocimiento de la devoción que tengo con ese
Cuerpo Sancto le yubio una lámpara de plata que suppcó a V. Sª por bien se
alumbre, que yo escribo al Sr. Don Pº mi hermano mande proveer de mi hacienda
lo necesario de azeyte para que perpetualmente arda en el yntarin que voy a dotarla,
y yo quisiera mucho ynbiar con ella una media figura de plata que he mandado
hazer a imitación del Santo para sacar en las procesiones y como labran indios
y con demasiada fiema no se ha podido acabar pero estarlo ha para que vaya en
la primera flota”.
“Y pues la obligación que mi casa tiene de servir a hesa Sta. iglesia
son cada día mayores, rescibiré mucho contento y med que se me avise de las
cosas en que yo hacerlo desde aca que podrá V.Sª estar tan cierto de que se
cumplirá con gran voluntad como yo lo estoy de que por sy parte acudirá a
honrar y favorescer como siempre lo ha hecho lo que toca a mi cappilla y cosa
como tan propia de V. Sª. A quien guarde a Ntro. Sr.”.
“El Cerrado Santiago (Lima Corte
de Perú) a 15 de abril de 1592”
“El Marqués de Cañete”.
Leida la carta en Cabildo se
manifestó por el Arcediano de Huete, hermano del Marqués, que obraba la lámpara
en su poder y que no la había presentado por haber tenido que proceder a su
limpieza, aún no terminada, lo que llevó a cabo en Cabildo de 5 de noviembre “ y habiéndola todos visto y mirado se
holgaron muy grandemente y les pareció muy rica, galana y muy bien acabada y
dijeron que era don de Príncipes”.
Hoy no podemos contemplar la
lámpara del marqués de Cañete que debió ser una
de las alhajas que, según Muñoz y Soliva se llevaron los franceses
cuando invadieron Cuenca durante la guerra de la Independencia, cuyo saqueo,
dice fue valorado en treinta millones y en el que entraron “5 lámparas de San
Julián, 6 lámparas de la Virgen del Sagrario, un número indeterminado de
cálices y candeleros de plata.
Cuenca 29 de octubre de 2015
José María Rodríguez González. Profesor
e investigador histórico