La posible pérdida del
legado histórico y la implantación de las creencias de quienes son acogidos.
“Usaremos
vuestra democracia para destruir vuestra democracia”.
“El
que olvida su historia está condenado a repetirla”.
Se empeñan, los que ejercen el
poder en nuestros días, de separar y eliminar el legado histórico-religioso de
nuestra sociedad con el fin de crear un pueblo laico. Este tipo de
planteamiento tendría validez si la religión fuera una cuestión externa a
nuestro ser como humanos, pero en realidad las personas somos seres religiosos
por naturaleza. Es por ello que buscamos un sentido a las cosas que nos pasan e
incluso a nuestra propia existencia, relacionando nuestra vida con un principio creador que da luz,
claridad, coherencia, unidad, armonía a nuestro existir. Ese principio creador
es la actitud propiamente religiosa en el hombre aunque se declare ateo en
algunas ocasiones.
El ser humano no puede responderse
así mismo. Nos creemos autosuficiente, pero sabemos en nuestro interior que no
nos bastamos, precisamos abrirnos a algo o a alguien que pueda darnos lo que
nos falta; es decir, buscamos como colmar la amplitud de nuestra vida en la
profundidad de nosotros, ello nos lleva a buscar en la religión el camino para
superar nuestra finitud.
En nuestros días el concepto de
tradición se alza como una estructura de determinadas actividades históricas
que refleja y explica las condiciones históricas sociales en que vivimos
inmersos. Este legado va enclavado en la sucesión de las generaciones que se
pueden ver finitas por la invasión de otras culturas emigrantes, cuando el
número de nacimientos decrece y aumenta en las familias acogidas, a quienes se
les ofrece todo tipo de ayudas, en ocasiones negadas a los propios nativos, en pro de las culturas invasoras por el
buenismo que impera en la sociedad del bienestar que disfruta la sociedad acogedora,
perdiéndose en realidad la identidad de las raíces creadas a lo largo de
generaciones anteriores.
La cultura, dentro de sus
funciones básicas, está la de dar continuidad y sentido a la existencia humana,
estudiando las costumbres, las tradiciones, los valores, el patrimonio y sobre
todo la identidad familiar por la importancia de la trasmisión y formación a
los jóvenes y sus familias. Es decir, las costumbres, los mitos y tradiciones
constituyen legados culturales heredados y trasmitidos de generación en generación
siendo la tradición el reflejo de la actividad material y espiritual del hombre
convirtiéndose en uno de los principales medios de construcción de significación
de valores.
Todo esto se perderá si los
acogidos no se fusionan con los originarios, ni asumen las costumbres de
quienes los acogen formando un hueco impugnable que pueda, con el tiempo,
destruir las tradiciones del lugar siendo implantadas otras traídas.
El ideólogo islámico Omar Bin Bakri
es muy claro en sus palabras: “usaremos
vuestra democracia para destruir vuestra democracia”. Sólo deben esperar.
Según sus cálculos, en el año 2050 la población musulmana nacida en Europa y
por tanto europeos con derecho a voto, será mayoría por simple crecimiento demográfico.
Las libertades que en Europa nos ha costado siglos conseguir son la antítesis
del islamismo.
Sobre 2050 en unas elecciones
democráticas que ganarían por mayoría, por el simple hecho de ser más,
impondrán en Europa sin necesidad de guerras ni atentados. Como dicen también
los musulmanes: “siéntate en la puerta de
tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo”.
Ya en los primeros tiempos de esta
ciudad Alfonso VIII se vio en la necesidad de crear unas leyes que hicieran
posible la convivencia de las tres culturas por lo que se aplicó el Fuero de Cuenca, sirviendo de modelo a
otras comunidades y ciudades del Reino.
Dice el Fuero de Cuenca en su
prólogo: “Y puesto que, en efecto, la
memoria de los hombres es frágil y no puede bastar a multitud de cosas, por
esto se ha procedido con el sagaz criterio de la prudencia a poner por escrito
las leyes del estatuto legal de los derechos civiles, que tras meditada
elección brotaron de la autoridad real para calmar la discordia entre ciudadanos
y habitantes, para que en modo alguno puedan quebrantarse por la mayor astucia
de los malvados, ya que están defendidos por la garantía real, ni más tarde
debilitarse por el subterfugio de algún fraude”.
Dentro de unos años la comunidad
musulmana será superior a la cristiana por lo que tendrán acceso a cambiar
leyes y modificar costumbres dentro de Europa, si no se pone las medidas necesarias
a su debido tiempo, en pocos años nuestra cultura irá desapareciendo al ser
sustituida por otra importada. “El que olvida su historia está condenado a
repetirla”.
Cuenca, 22 de octubre de 2015
Fuentes documentales
- -
ELIADE,
M. (l983a), Lo sagrado y lo profano, Barcelona, Ed. Labor/Punto Omega
- - Xl
Semanario. Beunismo. Alfredo Benosa
- - ANDRADE,
G. (2003), “Las nuevas tendencias religiosas a partir de la globalización”
- - El
Fuero de Cuenca. Editorial Tormo. 1978
Formidable e importante reflexión. Que se tome nota.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
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