El bello gesto de la Reina
Corría el siglo XV cuando Colón
andaba buscando financiación para un sueño que se antojaba quimérico, nadie lo
tomaba en serio y fue una mujer, Isabel la que creyó en él abriendo un camino
de leyenda que le negaba la ciencia de la época, poniendo el corazón frente al
cerebro, el espíritu frente a lo material.
Las tres carabelas, símbolo de la
Hispanidad actual, renuevan su existencia por estas fechas y mantienen erguido el
nombre de la Patria, cuya enseña llevaron allende los mares. La velada de la
Rábida, los consejos del Prior Fray Juan Pérez, la visita a los reyes, las
Capitulaciones de Santa Fe, el puñado de reclusos, la venta de las joyas
reales, los clérigos numerosos, los elevados ánimos, todo nos habla de una
nación cuyo nombre máter, cuyo nombre inmortal , es España.
El día 3 de agosto de 1492, se
hicieron las carabelas a la mar, Pinta, Niña y Santa María con rumbo
indefinido, firmes sus proas hendieron las olas bajo la bandera insigne que se
aventuró por rutas vírgenes.
Transcurrieron varios meses de
travesía, la impaciencia hizo mella en la tripulación, ya quedaba muy atrás las
Islas Canarias y comienza a escasear lo víveres y la tierra prometida no
aparece. La moral huye presta de aquellos hombres. Todos los sucesos que nos
relatan las crónicas se van desmenuzando en las carabelas: el escepticismo, los
motines, la terrible impaciencia, así hasta que se divisó tierra. El 12 de
octubre de 1492 en que la tripulación de la Pinta escuchó el grito alborotado
de ¡Tierra! Seguido de una salva de cañonazos. Guanahari, San Salvador, estaban
a la vista. La India, la tierra de las especies se presentaba ante los ojos de
los españoles.
Ese día al paso de los años vió
acrecentarse el imperio de la civilización, el imperio de la Fe cristiana, el
imperio de España. Vió cómo aquellos artífices de nuestra historia fundían su
sangre con los aborígenes en abrazo fraterno. Vió nuevas gestas impresas para
siempre en el tiempo. Contempló a Pizarro, a Luque, a Cortés, a Balboa, a
Legazpi, etc., todos sangre y genio español.
Armadillo de las arquerías góticas de la Catedral de Cuenca (*) José Mª Rodríguez González |
Es la Catedral de Cuenca testigo de
la proeza española, pues sus pareces recogen la zoología que encontraron
nuestra gente al llegar al Nuevo Mundo. Los armadillos, el pez globo, el dodo,
el cangrejo ermitaño, la mazorca de maíz, etc. Cuantos años, cuantas
vicisitudes, cuantas desgracias gloriosas pasaron para llegar a nosotros esos
testigos que guardan las piedras que hablan como espectadores mudos de los
hechos. Son los triunfos esculpidos en la piedra en los arcos góticos del siglo
XV de nuestra Catedral, son los laureles del mayor descubrimiento de todos los
tiempos, haciéndonos a los conquenses partícipes de los hechos acaecidos en
1492.
Cuenca, 8 de octubre de 2015
José María Rodríguez González.
Profesor e Investigador histórico
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