San Francisco de Asís fue el promotor de la iniciativa en el siglo XIII
La devoción a la memoria del
nacimiento del Salvador nació ya en los primeros siglos del cristianismo.
Con el nombre de Navidad y con
fecha de 25 de diciembre se empezó a celebrar esta fiesta en las dos iglesias,
la oriental y la occidental en el siglo IV, a expensas del Papa
Julio I.
La devoción al pesebre por la representación
de belenes o nacimientos, empezó a popularizarse a principio del siglo XIII con
San Francisco de Asís.
Por el año 1223, San Francisco,
que se hallaba en Roma, logró del Sumo
Pontífice el permiso para celebrar el nacimiento del Salvador en un pueblecito
llamado Grecia. Allí levantó un altar en el campo, preparó un pesebre, llevó un
buey y un pollino y lo dispuso todo imitando la cueva de Belén. San Francisco,
junto al belén, ofició de diácono y predicó sobre las grandezas y misericordias
del Mesías.
Todos los fieles acogieron con júbilo
esta piadosa institución del patriarca de Asís. Santa Clara la estableció en
los conventos de su Orden. Ella misma ayudaba con gran gozo a disponer el Belén
y exhortaba a sus hijas por todos los medios a esta devoción.
Los hijos de San Francisco
propagaron por el mundo entero ésta saludable invención, mostrando siempre
singularísimo amor al Divino Infante de Belén.
Es de agradecer el que este año volvamos a disfrutar de un
belén viviente en Cuenca. Felicidades por la iniciativa y que el año que viene será
un poquito mejor.
Publicado en Cuenca. 24 de diciembre de 2016
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador
histórico.
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