San Nicolás de Bari. Cuenca. |
En la
tradición cristiana Nicolás es el santo que da; que da cosas materiales,
palpables, comestibles incluso, porque a veces lo del pan nuestro de cada día
es una petición literal, y por eso se le invoca en los apuros económicos. Pan
para el hambre y dinero para que no caigamos en las tentaciones, como en la
historia de la triple dote que, a escondidas, proporcionó a tres doncellas cuyo
padre, al no poder casarlas, iba a dedicar a la mala vida.
Eso se
atribuye al buen obispo de Mira, porque ha sido el santo más popular del mundo,
y su recuerdo nos llega mezclado con una multitud de piadosas leyendas amables,
pintorescas, inverosímiles, que hacen las delicias de los novelistas.
San Nicolás
nació en Patara de Licia, Asia Menor, por el año 280, de padres cristianos.
Aquellas regiones las había recorrido y evangelizado San Pablo. Perdió muy
joven a sus padres y se quedó al frente de una gran fortuna.
Después de una
larga peregrinación por Egipto y Palestina, fue elegido obispo de Mira, con
universal consentimiento de todos los obispos de la comarca. Por esas fechas
había muerto el obispo de la ciudad y los habitantes de la ciudad decidieron
que el primer sacerdote que entrara en la cuidad sería consagrado obispo de la misma. Nicolás fue el primero en
entrar, así que fue elegido obispo de Mira en el año 314.
Los últimos
años de la persecución de Diocleciano fue arrojado a la prisión y en la
oscuridad de la cárcel abrió su alma a las luces del cielo, donde vivió en
estrecha comunicación con los ángeles y santos, hasta que la paz de Constantino
le abrió las puertas y volvió a su sede.
Dos fueron los
puntos de su programa en la segunda etapa del gobierno de su diócesis: acabar con los restos
del paganismo en Mira y apoyar todas las iniciativas del culto cristiano. Logró
derribar el templo de Diana, que era centro del culto pagano y en un año de
general carestía se ingenió para que en su pueblo no faltase lo necesario. San Nicolás de Mira fue uno de
los 318 obispos que condenaron la doctrina de Arrio en el primer Concilio de
Nicea. Su muerte tuvo lugar hacia el año 325.
San Nicolás de
Mira se ha hecho célebre en la Iglesia por sus muchos milagros. Se dice que
salvó de ser decapitados a tres militares, que habían sido acusados
injustamente, interviniendo a su favor, por lo que se le considera patrón de
los abogados. También se le atribuye la resurrección de tres jóvenes que habían
sido asesinados por un hostelero. Sobre este hecho se cuenta que eran tres
escolares que un hostelero había descuartizado y puesto en adobo dentro de un
tonal para servirlos como comida, por lo que es protector de la infancia. Se
dice que salvó de naufragar en una tormenta a Luis de Francia y su familia
cuando regresaba de la Séptima Cruzada, lo que le convirtió en protector de los
navegantes.
Las reliquias
de San Nicolás de Mira fueron trasladadas en 1087 a Bari, lo que explica el
nombre de Nicolás de Barí con el que también es conocido.
Cuenca, 6 de diciembre de 2020
José María Rodríguez González.
Profesor e investigador histórico.
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