San José obrero, las
Quinientas y Don Constan
El día uno de mayo celebramos el
día del trabajo y al mismo tiempo la festividad de San José. El barrio
conquense llamado: “Poblado Obispo Laplana”, conocido popularmente con el
nombre de “Las Quinientas” festeja su festividad. El titular de su iglesia es San
José Obrero. Este barrio conquense, al que he estado muchos años vinculado, fue
un proyecto municipal aprobado el 28 de diciembre de 1956 por el que se aprobaba
la construcción de 500 viviendas de tipo social. El Boletín Oficial del Estado
publicó subasta de adjudicación el 27 de marzo de 1957 siendo otorgada al
constructor Rodolfo Segarra, de la empresa Obras y Construcciones Segarra. El
arquitecto director de la obra fue D. Francisco León Meler y el aparejador D.
José Luis Ruiz.
El primer párroco fue D. Domingo
Muelas y lo sustituyó D. Constantino Carrasco García, conocido por sus
feligreses por D. Constan. Llevaba más de cuarenta años como titular de la
parroquia cuando falleció, el 6 de agosto de 2015. Ha sido una persona
entrañable y servicial durante los muchos años que ha venido ejerciendo como
párroco de esta parroquia, al que gratamente dedico este artículo. No había día,
ni momento en que me viera, que no preguntara ¿Cómo está tu madre?
Era una persona que se
involucraba con las necesidades de sus parroquianos, tanto económicas como
familiares, gestionando ayudas de alimentos que destinaba a los más necesitados
y si no tenía que dar, él mismo se acercaba a la tienda a comprar alimentos con
su propio dinero. Persona digna de ser tenida en cuenta en esta festividad,
pues era el “San José” de “Las Quinientas”, es por ello que bien merece unas
palabras, de agradecimiento por su dedicación a esta parroquia durante tantos
años.
Anteriormente a la festividad de
“San José Obrero” se celebraba la festividad de la “Solemnidad de San José” y es la misma que hasta 1911 se celebraba
el tercer domingo después de Pascua, con el título de “Patrocinio de San José”.
El Papa Pío XII, el día 1 de mayo
del año 1955, instituyó la fiesta de San José Obrero. Con ella se quiso apostar
por el entendimiento y la comprensión en el complejo mundo del trabajo. Nada
mejor que San José, que en esta vida no lo tuvo nada fácil, para poner bajo su
amparo el complicado mundo del trabajador. San José supo lo que era emigrar a
otro país, pues tuvo que irse a Egipto; conoció el cansancio del cuerpo por su
esfuerzo; sacó adelante su responsabilidad familiar, es decir, vivió como vive
otro trabajador y es de esperar que tuviera las mismas dificultades laborales que tenemos nosotros.
Fue en la época de la
industrialización, en el siglo XIX, cuando toma cuerpo la fiesta del trabajo.
Los hechos se remontan a finales del siglo XIX en Chicago, cuando miles de
emigrantes llegaban en ferrocarril llenando sus calles, gente sin ocupación que
llegaron a formar villas humanas que albergaban a miles de trabajadores
desocupados venidos de todo el mundo.
En 1968, el presidente Andrew
Johnson promulgó la llamada “Ley Ingersoll”, establecimientos la jornada de
ocho horas. Al poco tiempo, diecinueve estados sancionaron leyes con jornadas
máximas de ocho y diez horas, aunque con cláusulas que permitían aumentar las
horas de trabajo entre 14 y 18 horas.
Para que hubiera trabajo para
todos los trabajares exigían una jornada de ocho horas en todos los estados. En
1 de mayo de 1886, iniciaron una huelga los trabajadores. Las movilizaciones
siguieron dos días más. La única fábrica que trabajó fue la McCormick con
trabajadores esquiroles. El día 2, la policía disolvió violentamente una
manifestación de más de 50 mil personas y el día 3 se celebró una manifestación
a las puertas de la mencionada fábrica. Al sonar las sirenas de aviso de salida
de los trabajadores, los concentrados se lanzaron sobre los scabs, comenzando
una pelea campal. La policía sin aviso previo procedió a disparar a quemarropa
sobre la gente produciendo 6 muertos y centenares de heridos.
A finales de mayo de 1886 varios
sectores patronales accedieron a otorgar la jornada de 8 horas. El éxito fue
tal que la Federación de Gremios y Uniones Organizadas expresó su júbilo con
estas palabras: “Jamás en la historia de este país ha habido un levantamiento
tan general entre las masas industriales. El deseo de una disminución de la
jornada de trabajo ha impulsado a millones de trabajadores a afiliarse a las
organizaciones existentes, cuando hasta ahora habían permanecido indiferentes a
la agitación sindical”.
En la actualidad, muchos países
rememoran el 1 de Mayo como el origen del movimiento obrero moderno, teniendo
un carácter festivo oficial, por ello muchas asociaciones continúan celebrando
manifestaciones reivindicando mejoras laborales.
Cuenca, 1 de mayo de 2017
José María Rodríguez González.
Profesor e investigador histórico
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