La felicidad esta en
las cosas pequeñas que te rodean
Vivimos en una sociedad
consumista donde nada es suficiente, la sociedad es un reflejo de lo que somos.
La realidad es que necesitamos cosas porque el entorno nos lo requiere. El
consumo exacerbado es algo cultural que surge por el abaratamiento de costes y
la masificación de la producción. Son las marcas y las empresas las que generan
las inercias de compra, por eso merece la pena reflexionar sobre ¿porque nos
sometemos a esas necesidades ficticias?
Puede que tengamos la necesidad
material de poseer todo aquello que nos ofrecen y es estimulante a nuestros
ojos, pero realmente no nos hace felices. Una vez que lo tienes pierdes el
anhelo de la posesión. Es cierto que al comprar algo sentimos satisfacción,
pero es dudoso que seamos más felices una vez poseído.
La felicidad se alcanza a través
de las experiencias que nos hacen crecer como personas, con todo aquello que
nos ayuda a establecer una buena relación con los demás.
Tal vez si experimentamos con la
eliminación de todo lo que nos es superfluo veremos que es posible vivir con
menos y no sentir que nos falta algo.
Todos buscamos ser felices, esperando
que pronto llegue el fin de semana para encontrar esos momentos de tranquilidad
para disfrutarlos haciendo lo que nos apetece y con quien nos agrada su
presencia. Aprendamos a disfrutar de las pequeñas cosas. Asumir que se puede
vivir con menos es sobre todo una postura ética que tiene que ver con
identificar tus verdaderas necesidades y administrar tus recursos incluido tu tiempo.
Inculquemos a nuestros hijos los
valores que les permitan ser conscientes de lo que tienen y de lo que de verdad
necesitan, no nos obsesionemos con la posesión de cosas cuando al final sólo
nos queda en el recuerdo las experiencias vividas con otras personas,
vacaciones, viajes, momentos que hemos compartido y hemos experimentado el
placer de ser queridos.
Cuenca, 1 de mayo de 2017
José María Rodríguez González.
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