domingo, 17 de junio de 2018

Anacoreta de la Semilla, San Julián de Cuenca


Procesión del Arca de San Julián en el año santo de la diócesis

Un domingo emblemático para los conquenses al desfilar por sus calles los restos de su Patrón San Julián en el Arca de plata, Urna que en primera instancia, el prelado D. Alonso Antonio de San Martín, mandó construir y sufragando los gastos a sus expensas. Obra realizada con labores cinceladas y caladas, los huecos sobre dorados, y los perfiles y bocetos de bronce dorado a fuego, con su tapa en la misma conformidad labrada en forma piramidal, forrada por dentro de tela carmesí,  para que -arrumbados la caja de sabina y el arcón de hierro, que encerraban el cuerpo venerado de San Julián-, fuera el joyero, elaborado por su piedad, a donde descansaran los restos mortales de aquel Obispo genial, asombro de su siglo y pasmo de las centurias venideras.


La procesión de este domingo, 17 de junio, ha sido el cierre al Encuentro Diocesano de Hermandades y Cofradías que se ha realizado en esta jornada y que estaba programado dentro de los actos del Año Santo Juliano declarado por el Papa Francisco para la diócesis de Cuenca. La última vez que desfiló el Arca fue para el año de Jubileo de 2008 con motivo del VIII Centenario del Santo.

A las cinco de la tarde salía de la Parroquia de San Esteban la procesión acompañada de la banda de trompetas y tambores de la Junta de Cofradías, seguidos de los estandartes, guiones y cruces, junto a cetros de las hermandades de Cuenca y parte de la provincia como el Provencio, Las Pedroñeras, Almonacid del Marquesado, Huete, Tarancón, Belmonte y Motilla entre otras muchas localidades que han querido estar presentes en este desfile.

Han portado las andas los banceros de las hermandades bajo las andas del paso de Jesús Entrando en Jerusalén, cedidas por la Hermandad de Jesús Orando en el huerto.


No han querido faltar los danzantes de Iniesta, que han bailado al Patrón su tradicional rito de banderas, acompañados de guitarras y bandurrias. La Danza de Belinchón ha hecho las delicias con sus primaverales trajes floridos que han dado color el desfile con sus peculiares trajes y sus bailes. Sobre las siete de la tarde hacían su entrada, de nuevo a la Catedral.


En estos tiempos donde gusta a cierta gente remover el pasado, sirva este acto de unión, olvido y desagravio de aquellos tiempo cuando gente sin corazón o llenas de odio, destrozó el Arca de San Julián y sacó el cadáver del venerado Obispo “obrero”, que no tuvo otro pecado que el hacer el bien, y que siempre fue el paño de lágrimas de la Ciudad de Cuenca. Siendo quemado con gasolina en el Jardín del Palacio Episcopal, un día de octubre de 1936. El Obispo D. Inocencio Rodríguez Díez, hizo levantar en el sitio de su cremación, una estatua de piedra representando al Obispo “Limosnero”, en actitud de bendecir a sus profanadores.

Olvidando hechos tan crueles, este domingo, el pueblo de Cuenca ha rendido honores a su Patrón, flotando en el ambiente las notas de los vítores entremezclados con los acordes graves y majestuosos del himno nacional.

Cuenca, 18 de junio de 2018

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.




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