Parece que se ha puesto de moda
el impedir el paso al público por las calles de Cuenca. La Puerta de San Juan lleva un sinfín cerrado el acceso, a cal y canto, sin sentido aparente, impidiendo el paso al mítico Juego de Bolos y a la subida
a las Angustias. Así estuvo también cerrado, por un tiempo, el acceso por la
calle de Pilares a las Angustias, y esta mañana me he encontrado cerrado el acceso
al paseo del Júcar por el margen izquierdo del río, sólo cuando llegas a la
desembocadura del río Huécar te encuentras con una valla metálica impidiendo
terminar el recorrido. Sólo te queda el saltar la barandilla o el volver hasta
la pasarela del río o al Puente de los Descalzos al no haber señalización alguna
del corte efectuado al principio del recorrido.
Como comprenderán se te queda una
cara de tonto y al mismo tiempo de indignación que no sabrías que hacer con
quien ha mandado cortar el camino, sin poner anuncio alguno al principio del
paseo.
Son muchos los errores que se están
cometiendo y los ciudadanos tenemos cierto aguante pero nos cabreamos cuando
nos toman el pelo y más cuando se tiene poco, como en mi caso.
Este verano conocí, en el
restaurante de un hotel, a una representante de una compañía de anuncios por
internet y me comentó que habiendo
visitado la ciudad de Cuenca le había sorprendido que siendo Patrimonio de la
Humanidad no se cuidara la limpieza de sus fachadas de grafitis. Me aseguró que
los visitantes veían dentro de la misma ciudad dos partes muy diferenciadas y
que afeaban todo el conjunto. Es cierto, toda la ciudad, hasta en el casco
antiguo, están las paredes llenas de grafitis. Yo me pregunto ¿No es posible
detectar a los autores y que sean ellos los mismo quienes se les haga limpiar
lo que han ensuciado? ¿No hay conciencia ni educación para conservar lo nuestro en un estado óptimo?
Creo que hace falta campañas de
concienciación ciudadana que hagan reaccionar a la gente y que vean como parte
de ellos la conservación y limpieza de sus calles y fachadas. Está claro que no
sirve el aumentar el número de efectivos de limpieza, si la gente no asume como
propia, la conservación y limpieza de la ciudad donde vive.
No sé cuál sería la solución,
pero es tarea de las Administraciones locales poner coto a tales cosas que
incomodan a los ciudadanos.
Tomemos conciencia de que una
ciudad limpia y accesible nos hace la vida más cómoda a todos.
Cuenca, 11 de julio de 2018
José María Rodríguez González. Profesor
e Investigador histórico
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