Los Desposorios de
María y José
El arte se mezcla con las costumbres
sociales y nos cuenta la historia en sus pinturas.
Si recorremos las capillas y
retablos de nuestra Catedral nos daremos cuenta de que en ellos nos cuentan la
vida de los protagonistas de la venida del Salvador del mundo. Ellos son los
protagonistas de nuestro presente que se hace realidad día a día sin olvidar el
pasado.
El cuadro del siglo XVI llama la atención la disposición de las manos y el fondo dorado. El conjunto artístico nos presenta en el centro, el sacerdote, (vestido con ropa decorado con el pectoral lleno de piedras preciosas) uniendo las manos de María y José. Tras ellos, a la izquierda se encuentran dos doncellas que acompañan a María y otro testigo a la izquierda detrás de José. Todos ellos se sitúan bajo un pabellón de tipo renacentista, dejando ver al fondo un brocado dorado tras el que asoma una muralla con almenas.
El 23 de enero se celebra la
fiesta de los Desposorios de José y María, esta fiesta pertenece al ciclo de
las solemnidades del tiempo de Navidad.
No sé si se han preguntado cómo eran
las bodas de los hebreos, pero realmente tuvo que ser como mandan sus
tradiciones. Los judíos celebran las fiestas del casamiento después de los
esponsales, cuando la novia iba pomposamente a la casa del novio.
Ordinariamente sucedía esto por la noche. La comitiva se trasladaba desde la
morada del esposo a la de la esposa. Rompían la marcha los músicos, con
flautas, timbales y tambores; seguían luego los hombres que repartían a la
multitud y a la gente pequeñas cantidades de aceite y nueces; tras ellos, los
niños portando coronas y finalmente el esposo con sus amigos.
Una vez llegada la comitiva a la
casa de la esposa, ésta engalanada con sus mejores atavíos pero cubierta con un
velo, se unía a la comitiva con sus amigas y todos con lámparas o antorchas
regresaban a la casa del novio. Aquí presentaban la esposa al esposo; ambos
iban adornados con guirnaldas; el contrato estaba arreglado, se intercambiaban
los anillos y recibían la bendición. Luego tenía lugar el festín de bodas. Con
frecuencia seguían las danzas y los juegos durante varios días seguidos.
Desposorios de María y José |
Con respecto a ésta pintura (En muy mal estado) del retablo de la capilla de "los Pozos" de la Catedral de Cuenca, nos presenta la escena en el centro al sacerdote, llevando a su derecha a la Virgen, y a su izquierda a San José, con la vara florida. Se completa la escena con siete figuras más, las mujeres junto a María y los hombres junto a San José, van vestidos con ropaje al estilo del siglo XV y como fondo, un dosel, en el centro, por encima del sacerdote.
Con respecto a los desposorios de
José y María se cree que se celebraron en Nazaret, aldea de Galilea, y no en
Jerusalén, la ciudad real. El palacio de David estaba en esos momentos ocupado
por un extranjero, Herodes el Ascalonita. Para librarse de su crueldad, los
descendientes de David habían abandonado la capital y vivían ignorados de
todos.
El matrimonio de Ellos, los más
nobles y santos retoños de la antigua Familia Real, no fue un casamiento por
todo lo alto, como aquel que Salomón ensalzaba por su magnificencia a las hijas
de Jerusalén invitándolas a que vinieran a presenciarlo. El campo con sus
apacibles encantos, las verdes colinas y los cipreses fueron los testigos de la
alegría de sus corazones. Sólo las bendiciones del cielo y la santidad
penetraron en la humilde mansión; los ángeles cantaron; el Espíritu Santo
infundió en el corazón de los dos esposos la alegría y el amor, Dios y los hombres
quedaron satisfechos.
Feliz día y feliz fiesta del
momento que hizo posible la creación de la Sagrada Familia.
Cuenca, 23 de enero de 2019.
José María Rodríguez González.
Profesor e investigador histórico.
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