viernes, 1 de febrero de 2019

La Candelaria


La luz de las velas nos recuerda la Luz de Cristo.

Para celebrar el misterio de este día, “Día de la purificación de María y la presentación del Jesús en el Templo”, la Iglesia acostumbra a bendecir las velas de un modo solemne el día 2 de febrero. Esta ceremonia instituida por el Papa Gelasio a finales del siglo V ha recibido el nombre popular de la Candelaria. Los cirios que se bendicen antes de la misa de la Purificación simbolizan a Nuestro Señor Jesucristo. Según Ivo Chartres, la cera de que están formados, productos recogidos delicadamente de las flores por las laboriosas abejas, que la antigüedad consideraba como el tipo de la virginidad, significa la carne virginal de Jesús, el cual no tuvo necesidad de alterar el estado virginal de su Madre. La luz de las velas nos debe recordar la Luz de Cristo que vino a iluminar nuestras tinieblas.


Dice San Anselmo, al explicar este misterio que hay que considerar tres cosas en el cirio: la cera, la mecha y la llama. La cera, obra de las abejas virginales, es la carne de Cristo; la mecha, que es interior, es el alma; y la llama, que brilla en la parte superior, es la Divinidad.

Son llevados los cirios bendecidos en procesión por los ministros y el clero; procesión que fue instituida por el Papa Sergio en el siglo VII. Esta manifestación de fe es el símbolo de la Iglesia que avanza para ir en busca del divino Manuel y recuerda la maravillosa escena el Templo de Jerusalén en el momento que la Virgen introduce a su hijo en el Templo.

La procesión de las Candelas representa, pues, la marcha del pueblo cristiano guiado por la Luz de Cristo, figurada en los cirios que lleva el clero.

Feliz día de la Candelaria.

Cuenca, 2 de febrero de 2019.

José maría Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario