Nació Carlos
el 2 de octubre de 1538, en el ilustre castillo de Arona. A los 7 años (13 de
octubre de 1545) recibió la tonsura clerical y se dedicó al estudio del latín.
A los 14 años entró en las aulas universitarias de Pavía, sin contaminarse con
las licencias de la vida estudiantil. Su profesor, Francisco Alciato, hace de
él esta profecía, en el momento de darle la borla de doctor en ambos Derechos: “Carlos
emprenderá grandes cosas y brillará cono una estrella de la Iglesia”.
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San Carlos Borromeo.
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Su padre, el
conde Gilberto, hace de él plena confianza. Le ha entregado toda la dirección y
gobierno de su casa. Pero muere cuando Carlos no cuenta aún con veinte años. Su
tío el cardenal Juan Ángel de Médecis lo estima también mucho. y nada más que
es elevado al Sumo Pontificado bajo el nombre de Pío IV, colma a Carlos con
beneficios y favores. El 11 de enero de 1560 lo hace protonotario apostólico y
en seguida cardenal. En febrero del año siguiente le entrega el gobierno
de Milán, la legación de Bolonia, de la
Romaña, de las Marcas y varias abadías.
Tantos cargos
y honores en un joven que apenas contaba 22 años pueden extrañar. Pero
prescindiendo de las costumbres de la época Carlos era digno de ellos. Nadie
pudo poner en él una tacha.
Con motivo de
la muerte de su hermano Federico, único varón en quien estaba vinculado por
provenir de la familia, hubo quien trató de empujarle hacia el matrimonio, pero
todavía no estaba ordenado in sacris. Llego a correr la especie, por los
círculos romanos, que el sobrino del Papa dejaría el carrera eclesiástica para
perpetuar su nombre. Carlos respondió a estos rumores ordenándose sacerdote en el año 1563. La muerte de su
hermano lo había desengañado plenamente. “Este suceso me ha hecho comprender
toda muestra miseria y la verdadera felicidad de la gloria eterna”.
A la muerte de
Pío IV, obtuvo de su sucesor San Pío V permiso para retirarse a su diócesis de
Milán. Hizo su entrada solemne el 23 de septiembre de 1565. El ideal de su
gobierno fue la entrega completa a las almas de Dios le había confiado.
Como nos pasa
en la actualidad, que soportamos una pandemia, Carlos le tocó soportar la
terrible peste de 1576 donde el Santo Obispo tuvo que demostrar su celo y
generosidad.
El cansancio y
la enfermedad no le impidieron la exhortación pastoral propia del día de Todos
los Santos. El 2 de noviembre tuvo el presentimiento de su próxima muerte. Hizo
colocar a los pies de su cama un cuadro de la Agonía de Jesús. EL 3 de
noviembre le dijo al padre Adorno que era tiempo de prepararse para morir y le
preguntó su quería recibir el Santo Viático: “En seguida”, respondió. Después
se quedó en profundo silencio por debilidad y también por espíritu de
recogimiento y humildad.
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Fresco de la Iglesia de San Carlos Borromeo en Viena. Fresco de Johann Michael Rottmayr. La intercesión de San Carlos acompañado por la Virgen María. Acompañado de la Virgen María y contemplando a Dios parece interceder por los hombres en permanente oración. |
En la
madrugada del 3 al 4 de noviembre de 1584 entregó su hermosa alma a Dios. Tenía
solamente 46 años y dejaba en pos de sí un largo surco de buenas obras,
semillas de bendición y gloria para la Vida Eterna. El primero de noviembre de
1610 fue solemnemente canonizado por Paulo V. La Iglesia resume en la oración de
la Misa el elogio de su vida: Pastoralis
sollicitudo gloriosum reddidit, “Su celo pastoral lo hizo glorioso”.
Es Patrono de catequistas y seminaristas.
Publicado en Cuenca, 4 de
noviembre de 2020.
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.
-La
casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J.
Madrid. 1961.