Cuenca juró en 1508 celebrar todos
los años la festividad de San Roque
No hay pueblo donde no exista una
talla de San Roque. Es un santo muy popular y Cuenca no podía ser distinta al
resto de poblaciones. Es conocido también como el patrón de los peregrinos. Son
tres santos los que poseen este patronazgo como son: San Cristóbal, San Rafael
y San Roque, sus historias los relaciona con largos recorridos.
Hoy hablaré de la vida de San
Roque según la cuenta el historiador de la vida de los santos, Martirià
Brugada, que la narra en el “Acta Brevoria”. San Roque habría sido fruto de un
voto de sus padres al no haber tenido hijos siendo ellos algo mayores. Cuenta
que nació en el año 1300 en la ciudad francesa de Montpellier. Se vió huérfano
a edad muy temprana. Haciendo caso al evangelio de Mateo donde dice “Si quieres
ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un
tesoro en el cielo; luego ven y sígueme” (Mt.29, 21). Cosa que puso en
práctica. Con el deseo de seguir en la pobreza a Jesús y enseñar su doctrina,
inició su peregrinación a Roma. En su paso por la Toscana, se hospedó en la
ciudad de Acqueapendente y en su hospital se puso a trabajar para lograr algo
de dinero con el fin de proseguir su peregrinación. Allí aprendió algo sobre
medicina que luego la pondría en práctica en su viaje hacia Roma. Cuenta el
historiador que San Roque, en la ciudad de Cesanea, curó a un cardenal y éste
le presento al Papa.
A su vuelta de Roma paso por la
ciudad de Rímini donde se dedicó a predicar y a curar a los enfermos de peste.
En la ciudad de Piacenza se contagió y se vió obligado a retirarse a un bosque
a las afueras de la ciudad.
Es a partir de este momento
cuando se conoce realmente al santo. Cuando aparece el perro de San Roque en la
narración. Habla de que cuando el Santo se trasladó al bosque para no infectar
a los habitantes de Piacenza, recibía cada día la visita de un perro que le
llevaba un panecillo. El perro lo cogía de la mesa de su amo, llamado Gottardo
Pallastrelli, que sorprendido de que su perro cada día cogiera un panecillo en
la boca y saliera de casa, decidió seguirlo, penetrando en el bosque comprobó
que a quien se lo llevaba era un pobre moribundo. Ante la sorpresa Gottardo
decidió llevárselo a su casa, lo alimentó y lo curó debidamente hasta que sanó.
La curación de San Roque cuenta la tradición, que sus heridas sanaron al
lamerle el perro la pierna varias veces cuando el Santo estaba en el bosque.
Una vez curado San Roque decidió volver al lugar de partida a
Montpellier, pero en el norte de Italia, en el pueblo de Angera, a orillas del
lago Maggiore, unos soldados le acusaron de espía y lo arrestaron. Fue
encarcelado y moriría entre los años de 1376 y 1379, se cree que murió a la
edad de 32 años.
Su devoción se extendió rápidamente
a partir del siglo XV. Su culto se inició en Venecia extendiéndose hacia el mundo
germano y los Países Bajos. En el año de 1477, con ocasión de una peste se fundó
en Venecia una cofradía que bajo su nombre se dedicó al hospedaje de enfermos
de peste. Se fundaron templos en su honor siendo una de las iglesias más
conocidas es la que hizo edificar Luis XIV en 1653 en París cerca del Museo del
Lovre.
En cuenca también tuvimos una
ermita dedicada a San Roque, que fue destruida en 1808, por los franceses a su
paso por nuestra ciudad. Cuenca en el siglo XVI, en la peste que se padeció, se
encomendó al Santo y en el año de 1508. Su Concejo juró por la ciudad celebrar
todos los años la festividad de San Roque. Desde aquella época se viene
celebrando la festividad, con desfile en procesión del Santo, tradición que se
ha venido celebrando hasta nuestros días.
Cuenca, 6 de agosto de 2017
José María Rodríguez González. Profesor e investigador
histórico
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