Dedicada a todos los que nos falta nuestra madre.
Cuantos palabras perdidas en el
tiempo, cuantos “te quiero” desaprovechados en su momento... Llevaba tiempo intantanto
escribir una carta para decirte lo mucho que te quiero y que te echo de menos.
Hoy es el día de la madre, cada hijo debería estar eternamente agradecido a su
madre por todas y cada una de las cosas que ella hace y ha hecho por nosotros,
aunque desgraciadamente, habrá muchos que ya no la tengan entre ellos, como es
mi caso, por eso y le doy mis más sinceras gracias a Dios por haberme dado la
madre que tuve.
Porque tú siempre estuviste ahí
cuando te necesitaba, ayudándome a dar mis primeros pasos, enseñándome todo lo
que sabías y animándome a saber más; guiándome cuando más confundido estaba y
dándome valor cuando lo necesitaba, protegiéndome de cualquier peligro y
confiando en mis capacidades como persona.
Siempre he estado seguro que el trabajo
como madre no termina cuando uno parte de casa, es luego cuando más se
necesita. En la etapa de adulto siempre te necesité más que nunca, porque
siempre eras una referencia como la mejor persona, porque creíste en el amor
incondicional y por el apoyo constante.
No sé si hay muchas más palabras
para agregar a este relato de inmenso amor. A este dolor que encierra una
intensa comprensión. Sólo quiero que esta pequeña carta nos enseñe a valorar
cada pequeño momento compartido, cada beso, cada charla, cada abrazo que hemos
tenido con quienes amamos lo conservemos en nuestro corazón y lo hagamos
realidad en los momentos depresivos de nuestras vidas para que nos aúpe, porque
a pesar de cualquier ausencia física siempre estarán a nuestro lado, porque es
imposible borrar los recuerdos, pero aún más es imposible quitar ese inmenso
amor que sólo nuestras madres supieron hacer crecer en nuestro corazón.
Feliz día de la madre.
José María Rodríguez González
Cuenca, 6 de mayo de 2018
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