Fernando III, por su piedad,
prudencia y heroísmo le valió el sobrenombre de: “El
Santo”
Fue canonizado por el Papa
Clemente X en el año de 1671. Lo sucedió en el trono su hijo Alfonso X, que la
historia lo conoce con el sobrenombre de Alfonso el Sabio. Su padre fue Alfonso
IX de León y su madre Doña Berenguela de Castilla. Sus abuelos paternos D. Fernando
II de León y Doña Urraca de Portugal y los maternos, D. Alfonso VIII de Castilla y Doña Leonor de Plantagenet. Poseía
costumbres parecidas a su abuelo Alfonso VIII. San Fernando portaba, asida por
una anilla al arzón de su caballo, una imagen de marfil de Santa María, la
venerable “Virgen de las Batallas” que se guarda en Sevilla. En nuestra
Catedral también tenemos otra Virgen de las Batallas que fue transformada para
que fuera procesionada, es la Patrona de la Catedral, la Virgen del Sagrario
actualmente.
San Fernando fue uno de las
personas en la que se conjugan, en alto grado, la piedad, la prudencia y el heroísmo. Fue un hombre que en las
batallas no conoció la derrota ni casi el fracaso. Triunfó en todas las
empresas interiores y exteriores. San Fernando III unió definitivamente las
coronas de Castilla y León. Reconquistó casi toda Andalucía y Murcia. Los asedios
de Córdoba, Jaén y Sevilla y el asalto de otras muchas plazas menores tuvieron
grandeza épica. El rey moro de Granada se hizo su vasallo.
Procesión de San Fernando en Cuenca |
Las guerras que emprendió las
hizo bajo la razón de cruzada cristiana y de legítima reconquista del Reino,
cumpliendo su firme resolución de jamás cruzar las armas con otros príncipes cristianos,
agotando en ello la paciencia, las negociaciones y el compromiso. Apaciguó sus
Estados y administró justicia ejemplar en ellos. Fue tolerante con los judíos y
riguroso con los apóstatas falsos conversos. Creó la marina de guerra de
Castilla.
Emprendió la construcción de las
catedrales de Burgos, Toledo. Siguió con la construcción de la de Cuenca, a él
y a su mujer Beatriz de Suabia, le debemos las tres naves y la primera fachada.
San Fernando obra de Bartolomé Esteban Murillo |
Fue el fundador de la famosa
Universidad de Salamanca, protegió a las comunidades religiosas y se esforzó
porque sus soldados recibieran educación en la fe. Instauró el castellano como
idioma oficial del Reino y se preocupó por que se diera importancia a la música
y al buen hablar literario.
El día 30 de mayo de 1252, en los
Reales Alcázares de Sevilla, le sobrevino la muerte, que espero con acatamiento
y humilde resignación.
En sus cartas se declaraba “Caballero
de Jesucristo, Siervo de la Virgen Santísima y Alférez del Apóstol Santiago”.
El Papa Gregorio IX lo llamó “Atleta de Cristo” y el Papa Inocencio IV le dio
el título de “Campeón invicto de Jesucristo”.
En el año 1671, tras un
inflexible proceso de 419 años fue canonizado por el Papa Clemente X, siendo
Carlos II rey de España. Sus restos mortales reposan en una urna de plata,
considerada la obra más relevante de la orfebrería barroca sevillana, donada
por el Rey D. Felipe V y realizada en el año 1665 por Juan Laureano de Pina, orfebre
español, reconocido como uno de los plateros más importantes del siglo
XVII-XVIII.
Cuenca, 30 de mayo de 2018
José María Rodríguez González.
Profesor e investigador histórico.
Parroquia de San Fernando en Cuenca. Desfile procesional de su imagen |
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