Un poema es el sentir
del corazón y la voz del alma.
Con este título ayer en el salón de
actos de Aguirre de Cuenca, nos sorprendió
la poetisa Raquel Carrascosa, un cuaderno lleno de poemas de frescura sin igual,
donde ha sabido plasmar la sencillez de cuanto nos rodea. Entre otras, las
emociones que siente su corazón en los días de Luna llena, esos instantes de la
presencia de la Luna en los cielos de la cuidad, como cantara Federico Muelas: “Alzada
en bella sinrazón altiva”.
Es tanto el entusiasmo que ha
puesto Raquel en su octavo libro que nos obsequió con una traducción de uno de
sus poemas a la lengua rumana. Su sonoridad, su ritmo y su métrica nos arrebataron.
No es fácil el traducir un poema de un idioma a otro y en cambio la lindeza la
pudimos captar en el equilibrio de ideas enfatizadas por su contenido.
Fue para mí muy grato el poder
sentir emocionalmente, la composición poética de los ángeles del triforio, (trabajo
que presente hace dos años: “Arcángeles del siglo XIII, Catedral de Santa María
de Cuenca) esos ángeles bizantinos de sonrisa llena de paz, que lucen desde su
creación en el siglo XIII, Chamuel y Egudiel, arcángeles que representan la
grandeza de la reina Beatriz de Suabia, como así mismo representaron en ese
momento, la grandeza de la creación poética en Raquel Carrascosa.
Gracias Raquel, por estar ahí
presente cada mes en el Aula Poética de Cuenca, donde has sabido aglutinas a un
grupo de artistas: en la pintura, en la cerámica, en la canción, en la
interpretación, etc. etc. Donde una vez al mes se abre el telón a la amistad y
al corazón poético de la ciudad, sobresaliendo entre el conjunto una voz, la
voz del alma y del corazón, el tuyo. Gracias, gracias y gracias.
Cuenca, 31 de octubre de 2018.
José María Rodríguez González.
Profesor e investigador histórico.
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