lunes, 1 de octubre de 2018

Los Santos Ángeles, festividad del 2 de Octubre


Cuando creemos estar solos, no lo estamos; nuestro ángel nos escolta.

En teología se enseña que cada hombre tiene un ángel de su guarda. El hombre en esta vida ha de aprender el camino del Cielo, la senda es estrecha y peligrosa. Si para remontar los Alpes o escalar una montaña es preciso hacerse guiar por una persona experta en el trayecto, del mismo modo Dios, que nos ha impuesto la marcha a través de la vida, nos ha procurado un instructor que suavice la jornada.


Desde mucho antes del cristianismo se había imaginado que dioses de segundo orden guardaban a los recién nacidos. En la antigüedad se pensaba que Júpiter, rey de los dioses, daba a cada hombre, desde el instante de su nacimiento, un genio para iniciarle en los misterios de la vida. Tertuliano (1) escribió: “nosotros creemos que los ángeles son los custodios de los hombres y Orígenes (1) añade, siempre está a nuestro lado un ángel que nos gobierna y corrige, él es el que presenta al Señor nuestras oraciones y buenas obras”.

La institución de la fiesta es tan antigua como la Iglesia misma. Se celebraba desde hace siglos, con gran devoción en Toledo y después se extendió  a los reinos de Francia, Alemania y Países Bajos.

Decía San Jerónimo (2), que ninguna cosa contribuye tanto a formar el concepto elevado de la dignidad de nuestra alma, como el haber destinado Dios a cada uno un Ángel Custodio desde el día de nuestro nacimiento. Como ninguna cosa costó a Dios como el hombre no es de admirar que destinase un Ángel para nuestra custodia, a fin de que nos guarde y nos acompañe en todos nuestros caminos y decisiones. San Bernardo dice que habiendo sendas escabrosas y peligrosas el Ángel Custodio nos preserva de varios funestos accidentes y peligros, conjura los maleficios, conserva a los niños de mil peligros y los sostiene en sus caídas.

San Francisco de Sales se encomendaba a los ángeles custodios de las ciudades y pueblos que recorría. Cuando este apóstol infatigable hablaba con los herejes, saludaba a su ángel de la guarda. Cuando predicaba, hacía una larga pausa, después del Avemaría, pasando la vista por todo el auditorio, y habiéndole preguntado una vez la causa uno de sus canónigos, respondió: “Saludo al ángel de cada uno de mis oyentes y le ruego que prepara su corazón: Por esta práctica he recibido favores señalados”.

Con el fin de fomentar la devoción y culto a los ángeles custodios los papas han señalado indulgencias extraordinarias a la oración siguiente: “Ángel del Señor, que sois mi custodio por un especial favor de la divina Caridad para conmigo, dignaos iluminarme, ampararme, guiarme y gobernarme. Así sea”. Se ganan así las indulgencias siguientes: 1ª Cien días de indulgencia cada vez que se reza esta oración con el corazón arrepentido. 2ª Indulgencia plenaria, con las condiciones ordinarias (confesión, comunión y visita a una iglesia, rogando a las intenciones del soberano Pontífice) por los que la rezan  cada día del año, mañana y tarde. 3ª Indulgencia plenaria en el artículo de la muerte a los que la hayan rezado frecuentemente durante su vida. (Pío VI, 2 de octubre de 1795 y 20 de septiembre de 1796) Pío VII, el 15 de mayo de 1821 confirmó todas estas gracias y agregó una indulgencia plenaria, según las condiciones ordinarias, una vez al mes, a los que recen esta misma oración una vez al día durante todo un mes.

Cuenca, 2 de octubre de 2018.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.



(1)     Tertuliano fue un padre de la Iglesia y un prolífero escritor en el siglo II y III. Debido a su trayectoria por haberse unido al movimiento montanista es, junto con Orígenes, el único padre de la Iglesia que no fue canonizado. Nació, vivió y murió en Cartago, en el actual Túnez, y ejerció una gran influencia en el Cristianismos Occidental de la época.

(2)     San Jerónimo de Estridón,(374-420) Padre y Doctor de la Iglesia, especialmente recordado como autor de la “Vulgata”. Una célebre traducción al latín de la Sagrada Escritura a tener una amplia difusión más allá de la Edad Media.

FUENTES DOCUMENTALES:

-Festividades del año litúrgico. Ediciones Luis Vives, S.A. Zaragoza. 1945

- Año Cristiano y fastos del cristianismo. Según el P. Croiset. Madrid. 1846

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