sábado, 30 de julio de 2022

San Ignacio de Loyola (1491-1556). Festividad del 31 de julio.

“Tenía un alma mayor que el mundo”, dice Gregorio XV en la Bula de canonización y, en la Misa del Santo, dice la Iglesia que fue el instrumento providencial para la extensión del reino de la mayor gloria de Dios.
La vida de san Ignacio se divide en tres periodos  que reflejan la grandeza de alma, la ascensión constante hacia la cumbre. En los treinta primeros años (1491 a 15219 fue cortesano y pecador, soldado vano y desgarrado. Desde 1521 harta 1540 se hace penitente, estudiante, peregrino del ideal de la mayor gloria de Dios. En 1540 hasta su muerte, que ocurre en 1556, llega a la posesión del ideal e Ignacio es capitán de la Compañía de Jesús, legislador y vencedor en muchas batallas.
Como tal, sacrifica en la batalla todo lo suyo, empezando por el nombre: en Roma Íñigo suena a raro, y creyendo que no tenía derecho a un nombre tan particular, elige otro universal, el de san Ignacio de Antioquía. Es la aplicación onomástica del todo  para todos de san Pablo, romanos en  Roma, chinos en la China, guaraníes en el Paraguay, despojarse de lo que legítimamente le pertenece : -nación, lengua, nombre, identidad- para sus altos fines.
Un buen general `pide resultados, y así el genio de Ignacio y el de su Compañía se relaciona con aspectos prácticos: confesonario y dirección espiritual, ejercicios y cultura, escuela y propaganda, predicación e influencia política, un gigantesco reguero de empresas visibles (a veces demasiado) en la tarea de transformar el mundo.
La inquieta omnipresencia jesuita y hasta el arte que patrocinaron  tener siempre muy en cuenta la eficacia visible, del mismo modo que la vida de Ignacio es un itinerario con famosos jalones biográficos: Loyola, su cuna, Pamplona, donde fue herido y hoy en medio de una calle una placa recuerda el lugar, Montserrat. Manresa, Montmarte en París, por fin Roma…
Bajo el gobierno de san Ignacio desde 1540 hasta 1556, en que muere en Roma, la Compañía de Jesús se consolida y multiplica; pelean las primeras y más gloriosas batallas por la mayor gloria de Dios.
Al morir san Ignacio el 31 de julio de 1556 dejaba un millar de hijos, que con el tiempo se habían de multiplicar hasta los 34.000 jesuitas que hoy están esparcidos por todo el mundo bajo las órdenes directas del Papa, animados de su propio celo y grandeza de alma, que resume aquella meditación del Rey Temporal.
    Publicado en Cuenca. 31 de julio de 2020 y el 31 de julio de 2022.
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES CONSULTADAS:
-Año Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.
-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.


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