miércoles, 28 de agosto de 2019

Pasión de San Juan Bautista (siglo I)

Es un drama que relatan escuetamente, sin comentarios, dos evangelistas, Marcos y Mateo, y del que el historiador Flavio Josefo trata también. El lugar parece haber sido la fortaleza de Maqueronte, al este del mar Muerto, hoy convertido en un montón de ruinas.

El tetrarca Herodes había encarcelado a Juan el Bautista porque éste le reprochaba que viviese con Herodías, la mujer de su hermano Filipo, pero no le había hecho matar quizá temiendo la reacción de sus súbditos, que le tenían por profeta. De las palabras de San Marcos se deduce que a veces conversaba con él entre sentimientos más bien confusos y contradictorios: “Cuando le escuchaba quedaba desconcertado, pero  le gustaba escucharle”.

Hasta que llega la gran escena que la literatura, las artes plásticas y la música se han complacido en adornar, trenzando estéticamente un manojo de pasiones: miedo, rencor, venganza, lujuria (Juan está en el centro de este torbellino, pero sólo como un eco que no calla, encadenado en una mazmorra, pero obsesionando a todos).

En el cumpleaños del tetrarca, su sobrina Salomé danza para él, y entusiasmado, Herodes jura darle lo que le pida.

Herodías hace que su hija pida la cabeza de Juan en una bandeja de plata, y el verdugo no tarda en presentar el trofeo, aún sangrante. Una antigua tradición hace que Herodías atraviese la lengua del profeta muerto con un alfiler de oro que adorna su vestido. El cuerpo del Bautista es arrojado a un barranco de donde lo recogen sus discípulos para darle sepultura, y la fiesta sigue, Herodes, Herodías y la joven Salomé siguen sus vidas; Juan, una vez cumplida su misión de anunciar a Cristo, desaparece de este episodio lleno de horrible vistosidad en el que el poder y el placer se quitan súbitamente la máscara consiguiendo un simulacro de triunfo que también utiliza a su modo la Providencia.

El Bautista con esto daba el último paso en su carrera gloriosa de Precursor, ya que en todo iba delante de Jesús. Ahora se le adelantaba muriendo por la verdad y por la luz. Mientras él moría coronado de gloria, se cernía el azote de la justicia divina sobre su verdugo. Muy pronto sería Herodes desterrado al sur de Francia por Calígula; al destierro le seguiría en un último asalto de orgullo su cómplice Herodías, para eclipsarse en las sombras eternas de la muerte y de la ignominia. Este es el resultado final de las víctimas de la pasión.

Cuenca, 29 de agosto de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

martes, 27 de agosto de 2019

Tal día como hoy se fundaba la ciudad de San Agustín en América.


Hoy día de San Agustín celebramos la fundación de la ciudad americana que lleva su nombre.

El 28 de agosto de 1565, la flota española desembarcó en la Florida, donde fundaron la ciudad de San Agustín, con el objeto de combatir a los hugonotes franceses.

Pedro Menéndez de Avilés, capitán general de la Armada de Indias, enviado por Felipe II, desembarcó en el norte de la actual Florida. Como siempre los españoles llegamos antes que nadie. La ciudad estaba lejos de los intereses económicos de España y solo su posición estratégica frente a las colonias inglesas justificaba la inversión que durante muchísimos años recibió de la corona española. No fue hasta 1821 que finalizó el dominio español, cuando fue vendida a los Estados Unidos.
San Agustín en su 450 aniversario de su fundación.

Los franceses comenzaron a interesarse por América lo que obligó a los españoles a acelerar sus planes de colonización de sus más recientes descubrimientos. Jean Ribault condujo una expedición a Florida en 1562 y René Goulaine fundó en 1564 Fort Caroline en las proximidades de la que fue denominada Vacapilatca en tiempo de dominio hispano y que hoy es Jacksonville, un puerto para colonos hugonotes.

Como respuesta los españoles contraatacaron destruyendo el asentamiento francés y fundando San Agustín un año después. Este San Agustín, cuyo primer gobernador fue Pedro Menéndez de Avilés, fue la primera ciudad permanente de lo que hoy son los Estados Unidos de América. Desde San Agustín los españoles empezaron a levantar misiones católicas a lo alargo de todo el territorio.

Cuenca, 28 de agosto de 2019.

domingo, 25 de agosto de 2019

Hoy celebramos dos Santas al servicio de los más pobres.


Santa Isabel Bichier des Ages y Santa Teresa Jornet

Dos santas canonizadas en el siglo XX. Pues bien, con ese nombre tan aristocrático y sonoro, Isabel nacida en el castillo del Poitou, hubiera podido ser una heroína de la causa realista en cualquier novela de Balzac; Teresa, hija de payeses leridanos, tenía menos posibilidades de que la recordáramos un siglo después. Ambas se hermanan en la festividad de hoy como protectoras por amor a Dios de los que nada tienen.
Santa Isabel Bichier des Ages.
    La aristócrata tuvo que hacer frente a realidades muy duras con la Revolución Francesa y al ser perseguidos los sacerdotes organizó reuniones de fieles para el culto, hasta que conoció a un cura no juramentado, es decir, fuera de la ley revolucionaria, San Andrés Fournet, quien le ayudó a fundar una comunidad para asistir a enfermos pobres y a agonizantes, las Hojas de la Cruz (1807).

En su modesto ámbito, Teresa Jornet fue maestra y ejerció el magisterio, pero ansiaba su vida religiosa fuera del mundo, ingresó en el convento burgalés de Briviesca para hacerse clarisa; otra revolución, la de 1886, se cruzó en su camino, el gobierno prohibió emitir votos, contrariedades de salud la obligaron a renunciar a sus proyectos y en 1872 funda en Barbastro las Hermanitas de los ancianos desamparados (al morir ella si instituto contaba ya con ciento tres casas-asilo).
Santa Teresa Jornet
      Estas dos mujeres tan distintas, la heredera de una familia noble del antiguo régimen y la hija de labriegos, fueron canonizadas: Isabel María Lucía, en el año de 1947, por el Papa Pío XII, y Teresa de Jesús Jornet e Ibars, en el año 1974, por el Papa Paulo VI. Ambas descubrieron su servicio de caridad por obra indirecta de la revolución. La nacida para ser señora se pasó la vida cuidando desechos humanos, la que suspiraba por apartarse del trajín del mundo enseñó con su ejemplo una espiritualidad activa de entrega a los que no tenían ningún amparo.

Cuenca, 26 de agosto de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

jueves, 22 de agosto de 2019

Santa Rosa de Lima. Festividad de hoy, 23 de agosto.


Santa Rosa de Lima (1586-1617)

La Virgen Rosa fue la primera flor de santidad de la América del Sur, dice el breviario, porque, efectivamente, su canonización en 1671 elevó por vez primera a los altares a alguien nacido en tierras americanas. Aunque de padres españoles, Isabel de Flores y de Oliva era limeña, nacida en el virreinato del Perú.

Su familia no estaba en buena posición y ella contribuía al sostenimiento de la casa haciendo de jardinera y bordadora; se negó a casarse, a los veinte años ingresó en la orden tercera de Santo Domingo y sin dejar de trabajar, se entregó a una vida de duras penitencias.

Solía retirarse a una especie de eremitorio que se había hecho en el jardín de sus padres, poniéndose como modelo a la santa dominica Catalina de Siena y sus experiencias místicas despertaron el recelo de las autoridades eclesiásticas, gracias a lo cual tenemos un interrogatorio que permite asomarse a su vida interior.

Se le atribuyen poéticos prodigios que nimban su figura de un halo de irrealidad; se dice que las flores volvían su cáliz hacia ella cando pasaba, que un ruiseñor cantaba ante su ventana durante la cuaresma, pero lo cierto es que, de puertas para afuera, todo en ella fue mucho más sencillo y normal; seguía haciendo de jardinera, cuidaba pobres y enfermos, sobre todo indios y esclavos…

Era una joven  -porque nunca dejó de serlo, murió a los treinta y un años- muy hermosa, sin que sus mortificaciones se traslucieran en absoluto, alegre y activísima. La patrona de América del Sur no debía de responder a ese arquetipo y con una belleza cérea, casi de otro mundo. La vemos más bien morena por el sol y con fuertes y arañadas manos de jardinera.
Se le atribuye un milagro en su biografía que sucedió en 1615, dice que buques corsarios neerlandeses decidieron atacar la ciudad de Lima, aproximándose al puerto de El Callao en días previos a la fiesta de la Magdalena. La noticia corrió por Lima alterando los ánimos de los ciudadanos. Ante esto Rosa reunió a las mujeres de Lima en la iglesia de Ntra. Sña. del Rosario para orar por la salvación de Lima. Apenas llegada la noticia del desembarco, Rosa subió al altar y cortándose los vestidos y cosiendo los hábitos puso su cuerpo para defender a Cristo en el Sagrario. Los ánimos del vecindario eran alarmantes, llegando a huir muchos de Lima hacia lugares distintos. Misteriosamente el capitán de la flora  falleció en su camarote días después, y ello supuso la retirada de sus naves, sin atacar el Callo. En Lima todos atribuyeron el milagro a Rosa y por ello en sus imágenes se le representa portando a la Ciudad sostenida por un ancla.

Cuenca, 23 de agosto de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

miércoles, 21 de agosto de 2019

San Felipe Benicio, confesor. Quien no quiso ser Papa.


Tuvo como patria la ciudad de Florencia y fue de la noble familia Beniti o Benizi tan distinguida y respetada en toda Italia. Nació por los años de 1224. Su padre Jacobo y su madre Albanda, tuvieron  gran cuidado de darle una educación cristiana.

Se cuenta de su niñez que aún no tenía un año cuando llegaron a su casa a pedir limosna algunos religiosos servitas; al verlos el niño empezó hablar por primera vez exclamando milagrosamente: “Estos son los siervos de la Virgen”, prodigio que aumentó el amor y la atención de sus padres.

Estudió medicina en París y a su regreso a Florencia en el año 1254 ingresó en la orden de los servitas, especialmente consagrada al culto de la Virgen. Fue superior general de su Orden y adquirió notoriedad como predicador en países extranjeros como Francia, Alemania y Países Bajos, contribuyendo a aumentar la devoción a la Virgen María. También intervino en el concilio de Lyón en el año 1274, cuando se lo propusieron se negó con la máxima obstinación a ser arzobispo de Florencia.

A la muerte de Clemente IV querían elegirle papa, ante lo cual, horrorizado, se apresuró a esconderse, consiguiendo evitar lo que consideraba una catástrofe para él. Quizá por obediencia hubiese tenido sus límites, no lo sabemos, el caso que Felipe escuchó su voz interior y se negó.

Debilitada extraordinariamente su salud al peso de sus trabajos y al rigor penitencial, conoció que se acercaba su fin. Aunque desfallecido y sin fuerzas, pasó  de Florencia a Sena y de Sena a Perusa, donde recibió la bendición del Papa Honorio IV; y habiendo obtenido nuevos privilegios para su orden, se encaminó a Todi, cuyos moradores le salieron al encuentro con ramos de oliva en las manos para recibirlo como en triunfo. Entró en la iglesia de su convento y postrado delante del altar de la Santísima Virgen, exclamó: “Este será para siempre el lugar de mi reposo”. Le sobrevino unas fiebres muy altas el día de la Asunción de María y pasó toda la octava con continuos actos de amor de Dios, de afectos a la Santísima Virgen y de dolor de sus pecados. EL último día de la octava mandó que le administraran los sacramentos y después se quedó por tres horas como muerto. Vuelto de aquella especie de desmayo, dijo que el demonio había hecho todos los esfuerzos que pudo para perderlo, pero que la protección de la Virgen le había librado de aquel peligro. Pidió después su libro, que así llamaba al crucifijo y aplicándoselo al pecho estrechadamente entregó el alma al Creador el día 22 de agosto de 1285, aunque su fiesta se fijó el día 23 por concurrir el 22 la octava de la Asunción. Tres días enteros estuvo el santo cuerpo sin ser posible darle sepultura por el innumerable número de gente  que lo visitaba. El año de 1670 le canonizó el Papa Clemente X.

Cuenca, 22 de agosto de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

lunes, 19 de agosto de 2019

San Bernardo, confesor y doctor (1090-1153). Festividad del 20 de agosto.

San Bernardo de Claraval.

Nació en Francia en el año 1091 y murió en el Claraval en el año 1153. Fue el tercero de los siete hijos de una noble familia borgoñesa. A los nueve años entró en la escuela de Chatillón.sur-Seine, que dirigían unos canónigos. Pronto se descubrieron talentos extraordinarios. Era artista, poeta y orador.

Su belleza viril y dulce atraía todas las miradas. Estatura alta y flexible, blonda cabellera, ojos grandes y azules, que reflejaban su pureza de ángel, cutis fino y rosado con una gracia inefable, que parecía al centelleo de la belleza interior. Su madre le había inculcado la devoción tierna a la Virgen, y ésta fue su salvación en aquellos años juveniles, llenos de facilidades, de promesas e ilusiones.

A los veinte años perdió a su madre. El mundo le codiciaba. En 1113 entró con treinta jóvenes en la recién fundada abadía del Cister. “Esto es una locura”, le decían sus hermanos asustados. Pero luego ellos mismos siguieron el ejemplo.

San Bernardo fue un monje perfecto desde el primer día. En el año 1115 su abad Esteban lo envió con otros doce compañeros a fundar el valle de Absintio, que San Bernardo llamó Claro (Claraval). Por especio de cuarenta años debía desarrollar allí una fecunda actividad apostólica.

En el nuevo monasterio organizó la vida monacal con todo el rigor de la pobreza cisterciense. La fama de santidad y espíritu de Claraval crecía constantemente. El número de monjes crecía constantemente, siempre que salía de Claraval, volvía con una muchedumbre de conversos, clérigos y legos, gentiles-hombres y letrados, aristócratas y sabios que buscaban la paz del alma, la unión con Dios y el desprendimiento de las criaturas. Nadie podía resistir ante aquel terrible cazador de almas.

Hasta en el patíbulo y tabernas encontraba seguidores. Un día se encontró con uno que llevaban a ahorcar y pidió que se lo jasen para colgarlo con sus propias manos. Quería clavarlo en la cruz de la vida religiosa y lo consiguió. En otra ocasión pasaba junto a una taberna y se ofreció a jugar con un vicioso empedernido. “Y ¿qué vamos a jugar?” “Tu, respondió el Santo, jugarás tu alma; yo mi mula”. Jugaron, en ganó efecto ganó Bernardo y exclamó: “He ganado tu alma”. Y se lo llevó consigo a Claraval.

El nombre de Bernardo se hizo célebre en toda la Iglesia. Se le llamó para secretario de Concilio de Troyes en el año 1128, para dictaminar sobre los derechos del antipapa Anacleto en el 1130. Con este motivo tuvo que hacer hasta tres viajes a Roma desde 1123 hasta 1137.

En el 1139 asistió al segundo Concilio de Letrán, en el mismo año emprendió la campaña teológica contra Abelardo, hereje antitrinitario. En 1144 Eugenio III le entregó la predicación de una cruzada, con tanto éxito que el rey de Francia y su esposa se presentaron a recibir la Cruz. San Bernardo tuvo que hacer cruces con las tiras de su hábito, porque no había tela para tantos como venían a hacerse cruzados. Luego pasó a Alemania para completar su propaganda. En el año de 1148 redactó en el Concilio de Reims una fórmula trinitaria contra los errores de Gilberto de la Porée.

A su muerte había desarrollado una labor inmensa. Se habían fundado ciento sesenta y tres  monasterios por Francia, Alemania, Suecia, Inglaterra, Irlanda, Suiza, Italia, España y Portugal.  
Murió en el año de 1153 y fue proclamado, por el Papa Pío VIII, Doctor de la Iglesia Universal.


Cuenca, 20 de agosto de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

domingo, 18 de agosto de 2019

San Luis IX de Francia. 25 de agosto.

San Luis de Francia, se suele celebrar el 25 de agosto, al ser domingo se traslada al día de hoy.

Un rey que casi no parece de verdad, demasiado bueno y ejemplar para no ser una invención fabulosa. En realidad San Luis es en efecto un personaje literario, el protagonista de la crónica de su amigo y compañero de armas, el señor de Joinville, sólo que, contra todas las apariencias, no es ficticio sino que fue de carne y hueso.


Luis IX, hijo de Blanca de Castilla –y en consecuencia primo de San Fernando-, quedó huérfano de padre a los doce años, y tras la regencia materna, en 1234 ciñó la corona de Francia. Casó con Margarita de Provenza y tuvo once hijos.


Rey, como se ha dicho, ideal, justiciero, caritativo, generoso vencedor de los ingleses, con quienes firmó un magnífico tratado de paz, y piadosísimo hasta el punto de hacerse terciario franciscano. Se me reprocha, dijo, dedicar tanto tiempo a la oración, pero no se murmuraría si empleara aún más tiempo en el juego  la caza.


Francia y su monarquía le eligieron como patrón, y en cuadros, grabados y estatuas le vemos rígido y envarado sin aquella conmovida humanidad que tan bien supo transmitirnos en su prosa Joinville. En la lejanía de la historia tiene un aire irreal por excesivamente bueno, pero para corregir esta impresión su vida concluye con una doble e intensa nota de fracaso.


Decidido a consagrare a la más alta de las empresas que podía concebir la Edad Media, en 1248 (tal vez a destiempo, demasiado tarde) se hace cruzado, y en la batalla de Mansurah conoce la derrota y cae prisionero de los infieles. En 1270 vuelve a intentar lo que será la última de las cruzadas, y en  Túnez él y la flor de su ejército mueren de la peste.


Su cuerpo fue trasladado primero a Sicilia y Francia, donde se le enterró en el panteón real de San Dionisio de París. Fue canonizado por Bonifacio VIII el año 1297.


Cuenca, 19 de agosto de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

jueves, 15 de agosto de 2019

San Roque

Hoy San Roque.
San Roque es una imagen pintoresca y popularísima en multitud de iglesias, su imagen es representada con hábito de peregrino, sombrero, bastón y calabaza de agua, muestra una pierna roída por las úlceras y a sus pies un fidelísimo perro lleva entre sus dientes el pan. El protector contra la peste, porque fue caritativo como nadie con los infectados.
San Roque. Iglesia de San Felipe Neri de Cuenca.

De él se dice que nació en Montpellier en el seno de una familia de las más nobles que había en el reinado de Pedro III el Grande, rey de Aragón. Montpelier, está en el sur de Francia, entonces pertenecía a la Corona de Aragón, por el año 1225. Pertenecía a una familia muy rica, pues su padre era señor y gobernador de Montpellier. A los veinte años quedó huérfano y que entonces repartió todos sus bienes entre los pobres para hacerse peregrino. El que vive en el bienestar se desprende de lo que proporciona holgura y comodidad para convertirse en caminante, sin más riquezas que sus humildes ropas y su bastón, hacia lejanas casas de Dios en este mundo.

En la Toscana asolada por la peste, el peregrino se hizo enfermero, médico y taumaturgo, consolaba, atendía y sanaba milagrosamente; su fama se extendió por toda la región, luego pasó a Roma y por fin a Plasencia, siempre cuidando a los apestados, a los que podía curar en nombre de Dios, y exponiendo su vida en medio del horror de los hospitales.

En Piacenza contrajo la peste y viéndose solo y abandonado de todos por especial permisión de Dios, que quería así santificar y purificarlo cada día más, hubo de salir fuera de la ciudad y recogerse en una choza, para servir de ejemplo de paciencia y resignación, como otro Santo Job. Aquí en la soledad y en el abandono del campo es donde coloca la tradición la leyenda del perro de San Roque. Todos los días venía a la choza del enfermo un perro que le traía el pan que necesitaba y le lamía las llagas. San Roque era feliz.

La tradición asegura que posteriormente, ya sanado de la peste, San Roque volvía a Montpellier, a su ciudad natal. Con aquella indumentaria de pobre mendigo se hizo sospechoso y fue tomado por espía. Siendo encarcelado en a una mazmorra, donde estuvo encarcelado cinco años, alegre por sufrir y con heroica paciencia, era el año de 1327. A su muerte una luz prodigiosa inundó la cárcel y entonces le reconocieron. 

Antes de hacer un siglo de su muerte, en el año 1414, durante el Concilio de Constanza, estalló la peste en aquella ciudad. Los Padres del Concilio ordenaron públicamente rogativas y procesiones en honor de San Roque, y la peste cesó inmediatamente.
San Roque de Rubens
La fe y el arte han consagrado el Patrono de San Roque en toda clase de epidemias. El cuadro de Rubens de San Roque lo representa recibiendo la visita del ángel de Dios, que le trae del cielo el diploma y la consagración oficial de su Patronato. El ángel tiene una tablilla en su mano con este título: “Eris in peste Patronus”, Será en la peste Patrono.

Cuenca, 16 de agosto de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

miércoles, 14 de agosto de 2019

La Virgen de Nazaret. La Asunción de María.

Hoy es una de las fiestas más importantes que celebra la Iglesia, como cada año, a mediados de agosto celebramos la Asunción de María a los Cielos. Esta fiesta en de índole nacional en España.

La Virgen de agosto, como la llaman popularmente, a la fiesta de la Asunción, al  celebrarse en la mayoría de los pueblos de la geografía de España.

La Resurrección y Asunción de la Virgen es una verdad que estaba explícita en el magisterio de los Doctores de la Iglesia y en la fe sencilla de sus fieles desde el siglo VI. Con esta particularidad, que desde entonces habrá sido más universal y constante que el mismo dogma de la Inmaculada Concepción, porque no ha habido ni escuela ni doctor de alguna nota que la haya impugnado.

El día 1 de noviembre de 1950 el Papa Pío XII definió solemnemente como dogma de fe que María, “después del curso de su vida, subió gloriosamente a los cielos en cuerpo y en alma”. El sentido de este misterio es que “la Virgen de Nazaret”, que vivió en la tierra sujeta al trabajo y a los dolores, hoy vive inmortal junto a Jesús. Aquel cuerpo ya posee la vida, el poder, la gloria y la inmortalidad que nosotros esperamos. En ella se ha anticipado la victoria sobre la muerte como se anticipó la victoria sobre el pecado. La plenitud de su triunfo es una prueba más de nuestra fe y de nuestra esperanza “en la resurrección de la carne”.
La fiesta de la Asunción empezó en Oriente en el siglo VI. En Roma entró la finales del siglo VII y de allí se propagó a Milán y España en el siglo VIII con el nombre explícito de Asunción. Pio XII definió  solemnemente este miércoles el 1 de noviembre de 1950.

Cuenca, 15 de agosto de 2019.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.


martes, 13 de agosto de 2019

Luna llena del Esturión


     La luna llena del mes de agosto recibe el nombre de luna del Esturión, la pesca del esturión es la que da nombre a esta luna. Es esturión es un pescado de gran tamaño de los grandes lagos y ríos.
    Esta luna también se le da otros nombres como Luna del Maíz o Luna de la Cebada, por ser cosechado en esta época. El maíz es el símbolo de la abundancia.


     Esta Luna anuncia la llegada del otoño. El mes de agosto se celebra una festividad celta llamada Lunasa, que es la celebración de la cosecha y de los granos nuevos para hacer el pan. En la India, los hindúes le rinden honores al dios con dos cabezas Ganesha. Las flores y los platos de arroz se colocan en sus templos para rendirle honor.


La mitología de esta luna nace en la época de la primera cosecha, cuando las plantas de la primavera marchitan y arrojan sus frutos o semillas. Místicamente, también el dios Sol pierde su fuerza y va cambiando su rumbo de nacimiento más lejos del Sur día tras día y las noches se hacen más largas. La diosa Luna observa entre lamentos y regocijo, al percibir que el Sol está muriendo, su triunfo sobre la noche. 

Cuenca, 14 de agosto de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

viernes, 9 de agosto de 2019

San Lorenzo, diácono y mártir.

Nació Lorenzo hacia la mitad del tercer siglo, en Huesca, ciudad de España, en el reino de Aragón. Su padre se llamó Oroncio y su madre Paciencia; ambos celosos y fervorosos cristianos. En su juventud viajo a Roma a estudiar y no tardaron en descubrir el mérito y la elevada virtud de aquel extranjero joven siendo del agrado del pontífice San Sixto que acababa de ser sublimado a la silla de san Pedro, le confirió las órdenes sagradas  y con ellos la dignidad de arcediano, empleo que le constituía el primero de los diáconos de la iglesia romana.
San Lorenzo. Grabado de 1851
El arcediano o primero de los diáconos era el personaje más importante después del Papa, el administrador general de todos los bienes de la Iglesia. Por el hecho de ocupar este cargo se le miraba ya como inmediato sucesor del pontífice. El martirio le impidió llegar al papado, pero le dio otra gloria mayor, la del testimonio sangriento a favor de la fe de Cristo.

El papa Sixto II había martirizado con cuatro de sus diáconos, el día 6 de agosto el año 258, reinando Valeriano. Se encontraba precisamente celebrando los sagrados misterios en el cementerio de Calixto.
Después de hacer decapitar al Pontífice, el emperador Valeriano le exigió a Lorenzo que le entregase las riquezas de que disponía la comunidad romana y al cabo de unos días Lorenzo le presentó a un torrente de necesitados diciéndole: Estos son los tesoros de la Iglesia.

Fue martirizado a fuego lento en una parrilla y desafiando a los verdugos les dijo: “assum est versa et manduca”, ya está asado, dale la vuelta y come.
Se le nombra, junto con San Sixto, en el canon de la misa y es venerado en toda Europa como un mártir arquetípico. Es patrón de los pobres, de los bibliotecarios y libreros y naturalmente protector de los que están más expuestos a los peligros del fuego, como los bomberos.

Se conserva en Roma, además de la mayor parte de su cuerpo, todos los instrumentos con que fue martirizado. Se muestra una parte de la parrilla en que fue tostado y una gran piedra de mármol, teñida aun de su sangre, sobre la cual tendieron su cuerpo después que consumó el martirio.  En la iglesia de San Martín de León se expone a la pública veneración parte de su brazo, cubierto aun de la piel tostada.

Cuenca, 10 de agosto de 2019.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

jueves, 8 de agosto de 2019

Arcángeles del Medievo


SE CANCELA LA EXPOSICIÓN POR DESPRENDIENTOS EN EL INTERIOR DE LA IGLEISA DE LA SEY DE VALERIA. QUEDANDO VALLADO LA ZONA DE EXPOSICIÓN POR ORDEN DEL ARQUITECTO DIOCESANO.

Coincidiendo con las Jornadas Romanas de Valeria, el día 12, a las 20.20 horas, se inaugura una exposición fotográfica en la Iglesia de la Sey de Valeria sobre los Arcángeles del Medievo. Es una muestra de las figuras esculpidas en piedra del triforio de la Catedral de Cuenca.

Esta exposición pretende ser un acercamiento a la realidad espiritual de los ángeles, servidores celestes que tienen encomendada la misión, entre otras de “asistir a los que han de heredar la salvación” (Hebreos, 1, 14) y por ello están vinculados directamente a la vida del ser humano.

El objetivo de la exposición es acercar el arte, existente en la Catedral de Cuenca al pueblo, al mismo tiempo explicar el mundo misterioso, que no enigmático, de la existencia y su presencia en la historia de la salvación humana y que forma parte de los contenidos de la fe católica, como es la existencia de los ángeles.


Enmarcado en el servicio evangelizador y catequético de la muestra se podrá contemplar la grandeza y la belleza de cada arcángel, enmarcada en un arte bizantino, difícil de encontrar en estas latitudes.

Estos seres a la largo de la historia los podemos encontrar anunciando la salvación y sirviendo a los designios divinos, recibiendo nombres individuales relacionados con sus funciones: Rafael (Medicina de Dios); Gabriel (Fortaleza de Dios) y Miguel (Quién como Dios). A estos tres nombres reconocidos por la iglesia Católica se añaden otros, reconocidos como arcángeles por la literatura apócrifa judía como: Uriel, Saraquiel y Remeiel y en el siglo XVI se difundió la devoción a los cuatro arcángeles apócrifos: Jeudiel, Seatiel, Baraquiel y Uriel. A partir de esta base literaria extracanónica surgieron las representaciones seriadas de ángeles con sus nombres durante el Renacimiento y el Barroco.

La muestra que exponemos hoy son Arcángeles del siglo XIII, fruto del primer periodo de construcción de la Catedral y debidos al rey Alfonso X el Sabio, por lo que sus atrezos y objetos que portan son diferentes a los arcángeles occidentales, por todo ello bien vale desplazarse a la cercana Valeria y disfrutar de la exposición y de su yacimiento romano.

Cuenca, 8 de agosto de 2019.

miércoles, 7 de agosto de 2019

San Cayetano de Tiene. Festividad de 7 de agosto.

San Cayetano, manso y humilde hasta alcanzar de Dios que se cuerpo no fuese conocido de nadie después de muerto, es una de las figuras más representativas de la reforma católica en el siglo XVI.
Nació en 1480 en Vicencia, de noble y rica familia. Hizo sus estudios de Derecho civil y canónigo en Padua, donde su figura joven parecía envuelta en las inefables dulzuras de la unción religiosa. Era una naturaleza orientada hacia la vida interior, sumamente blanda, condescendiente, recogida y silenciosa. Vivía en un pleno abandono en la Providencia Divina. Por humildad difirió su ordenación sacerdotal hasta los cuarenta años, y sólo después de varias horas de oración y lágrimas se atrevía a ofrecer el Santo Sacrificio, “en el cual, según expresión suya, él, mezquino gusanillo de la tierra, polvo y ceniza, se presentaba como en las alturas del cielo ante la Santísima Trinidad para tocar con sus manos la luz del Sol y al Creador de todo el Universo”. Diariamente se purificaba de sus faltas en la confesión sacramental.


El ideal de su vida era reformar la sociedad cristiana en silencio, sin ruido, sin que nadie se enterase de su paso por el mundo. Muertos sus padres, heredó una cuantiosa fortuna, que distribuyó muy pronto entre los pobres y en diversas obras piadosas. Como todos los grandes apóstoles de aquella época, se sintió atraído hacia la Ciudad Eterna. Julio II, conocedor de su virtud y méritos, lo hizo protonotario y le dio una capellanía. Fue como encerrarle en una jaula de oro. Apenas murió el Papa, renunció a sus cargos y dignidades para volar libremente y llevar por todas partes la verdad del Evangelio.
Sus ansias de celo y perfección le hicieron que se inscribiese primero en la Orden del Amor Divino, fervorosa Congregación  de Roma, establecida en la iglesia de San Silvestre. Vuelto a Vicencia, se apuntó en la Congregación de San Jerónimo, parecida a la del Amor Divino. De Vicencia se trasladó, por consejo de su director espiritual, a Venecia. Vivía en el hospital y repartía el tiempo entre la asistencia a los enfermos y la predicación de las Sagradas Escrituras.
El espíritu mundano que reinaba en torno suyo le llenaba de amargura: “¡Qué lástima me da esta hermosa ciudad!”, escribía desde Venecia en el año 1523. “Dan ganas de llorar sobre ella. En realidad, no hay aquí nadie que busque a Jesucristo crucificado. Jesús espera y nadie acude. No faltan, en verdad, personas honradas y de buena voluntad; pero todas ellas permanecen en sus casas, por miedo a los judíos, y se avergüenzan de la confesión  y de la comunión:
De Venecia pasó por segunda vez a Roma. Traba íntima amistad con Pedro Carafa, obispo de Chieti y gran entusiasta de la reforma católica. De sus santas conversiones salió la fundación de la Orden de Clérigos Regulares, conocida vulgarmente con el nombre de teatinos, confundidos algún tiempo con los padres de la entonces incipiente Compañía de Jesús.

En el año 1524 abrían la primera casa en Roma, renunciaban cuanto poseían y se confiaban plenamente en brazos de la Providencia Divina, que cuida de las aves del aire de los peces del mar.

“Vio a Cristo pobre, escribía San Cayetano, y a mí mismo rico; a Cristo despreciado y a mí honrado. Deseo, pues, aproximarme a El un paso más y para eos, dejar las cosas temporales que todavía poseo”.
Durante los tres primeros años fue superior general Pedro Carafa, que muy pronto fue elevado al Sumo Pontificado con el nombre de Paulo IV, y entonces le sucedió en el gobierno de la Orden San Cayetano. Las casas de los religiosos se multiplicaron prodigiosamente por Venecia, Florencia, Milán y Nápoles.

En su dirección espiritual San Cayetano aconsejaba especialmente la frecuente comunión, no para transformar a Cristo en nosotros, sino para transformarnos nosotros en El. “los placeres del mundo, decía con frecuencia, no son más que espejismos del demonio. Lejos de alimentar el alma, la inflan y exacerban. Sólo de Dios puede venir el deleite que sacia el corazón”.
A un conde que se irritaba por los descuidos de su servidumbre, le escribía: “¿Obedecéis a Dios con tanta prontitud, como a vos obedecen los hombres?”.

Escribiendo a una sobrina suya, comparaba bellamente al que se olvida del cielo con el viajero que, llegando a la posada, pasa la noche en orgía y vencido por el vino, pierde el camino de la patria.
La muerte le sorprendió en Nápoles el mes de agosto del año 1547. Contaba 67 años de edad. Fue una muerte edificante y gloriosa, como había sido toda su vida. Se negó a descansar en el colchón que le habían preparado diciendo: “Mi Salvador expiró en una Cruz. Bueno será que yo muera sobre ceniza”. Y ésta fue su última cama.

Cuenca, 7 de agosto de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.


jueves, 1 de agosto de 2019

Las Cadenas de San Pedro. 1 de agosto.


Esta fiesta fue suprimida en la nueva reforma de 1960.  Celebrándose la festividad religiosa de San Alfonso María de Ligorio (1696-1787). 
Hoy os cuento la historia de las Cadenas de San Pedro por que me parece más interesante por sus especiales características.
San Pedro fue prisionero de Cristo en Palestina primero, hacia el año 42 y luego estuvo nuevamente prisionero en Roma, entre los años 65 y 67.


La emperatriz Eudoxia, mujer de Valeriano III, mandó levantar en Roma una basílica para guardar las Cadenas de San Pedro. Un trozo que tenían en Constantinopla lo había ella regalado al Papa San León I. Al acercárselo el Papa al otro trozo que había en Roma, cuanta la tradición, que ambos se unieron milagrosamente como si siempre hubiera estado juntos.

Estas Cadenas se veneran desde el siglo V en la iglesia esquilina de San Pedro in Vincoli. Ecclesia a vinculis Sancti Petri, título que suplantó al primitivo de Basílica Apostolorum in exquiliis. La iglesia fue restaurada en el siglo V por Sixto III y dedicada a San Pedro y a San Pablo.

Inspirada en las Cadenas de San Pedro se lee hoy esta vieja inscripción latina: “Estas cadenas, oh Roma, consolidan tu fe. Este collar que te circunda hace estable tu salvación. Siempre serás libre, pues todo lo pueden lograr estas Cadenas que sujetaron al que todo lo puede desatar. Su brazo invencible, piadoso aun en la gloria, no permitirá jamás que estos muros sean derribados por el enemigo. El que abre las puertas del cielo, cerrará al enemigo las puertas de Roma”.

Las Cadenas de San Pablo se conservan, como un tesoro junto a su templo de la Vía Ostiense.

El culto a las Cadenas de los dos Apóstoles es muy antiguo y universal. San Gregorio Magno nos dice que en su tiempo los fieles ambicionaban, como una gracia extraordinaria, como reliquia muy preciada, un poco de polvo o limadura de las Cadenas de San Pedro.

San Juan Crisóstomo nos ha dejado un excelente panegírico de las Cadenas de ambos Apóstoles: “¿Hay algo más magnífico que estas Cadenas?” Más bello que el nombre de Apóstol, de Evangelista, de Doctor, es el título de prisionero de Cristo.

La prisión de San Pedro en Roma se localiza tardíamente en la cárcel Mamertina, donde se dice que hizo brotar una fuente, que aún hoy día subsiste y convirtió a sus propios carceleros.

La prisión de Jerusalén nos la cuenta San Lucas. Herodes Agripa, nieto del que asesinó a los Niños Inocentes, hacia el año 42-44, hizo prender y matar a Santiago el Mayor. Como vio que esto había agradado a los judíos, mandó también prender a San Pedro, poco antes de la fiesta de la pascua, para darle después muerte.

Pedro estaba recluido en lo más profundo del calabozo. Lo guardaban con mucha precaución. Pasaban los días y Pedro pensaba en su Maestro, tal vez en la Pasión, en las sogas de Jesús, en sus propias negaciones. Y lloraría amargamente y se animaría a confesarlo hasta la muerte.

Mientras tanto, la Iglesia hacía oración por él y pedía su libertad. De repente, se ilumina la prisión, y una vos le dice a Pedro: “Levántate, cálzate las sandalias, recoge tu manto y sígueme”.

Pedro siguió al desconocido, pasó junto a los centinelas, llegó a la puerta de hierro y se encontró con las primeras calles de la ciudad. Su libertador había desaparecido. El Apóstol creído que estaba soñando, se restregó los ojos y cayó en la cuenta de que era libre, y se dijo: “Ahora conozco verdaderamente que el Señor ha enviado su Ángel y me ha librado de las manos de Herodes y de toda la plebe expectante de los judíos”.
Liberación de San Pedro. Obra de Murillo

Dios puede romper las cadenas que atan a sus siervos, como lo hizo en este caso con San Pedro. Pero de ordinario no lo hace. En su lugar obra otros milagros más grandes, aunque menos visibles. Conforta el corazón de los que sufren por El y les concede un ánimo libre e indomable, dentro del cuerpo frágil, encorvado y maniatado. Nunca resplandece tanto la grandeza y libertad como en la cárcel, en las cadenas y en el martirio. Entonces se cumple aquello de San Pablo: Cum infirmor, tunc potens sun, cuando más abatido y derrotado me veo en el cuerpo, más fuerte y vigoroso me siento en el alma.

Cuenca, 1 de agosto de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.