Nació Lorenzo hacia la mitad del
tercer siglo, en Huesca, ciudad de España, en el reino de Aragón. Su padre se
llamó Oroncio y su madre Paciencia; ambos celosos y fervorosos cristianos. En
su juventud viajo a Roma a estudiar y no tardaron en descubrir el mérito y la
elevada virtud de aquel extranjero joven siendo del agrado del pontífice San
Sixto que acababa de ser sublimado a la silla de san Pedro, le confirió las
órdenes sagradas y con ellos la dignidad
de arcediano, empleo que le constituía el primero de los diáconos de la iglesia
romana.
El arcediano o primero de los
diáconos era el personaje más importante después del Papa, el administrador
general de todos los bienes de la Iglesia. Por el hecho de ocupar este cargo se
le miraba ya como inmediato sucesor del pontífice. El martirio le impidió
llegar al papado, pero le dio otra gloria mayor, la del testimonio sangriento a
favor de la fe de Cristo.
El papa Sixto II había martirizado con cuatro de sus
diáconos, el día 6 de agosto el año 258, reinando Valeriano. Se encontraba
precisamente celebrando los sagrados misterios en el cementerio de Calixto.
Después de hacer decapitar al Pontífice, el emperador
Valeriano le exigió a Lorenzo que le entregase las riquezas de que disponía la
comunidad romana y al cabo de unos días Lorenzo le presentó a un torrente de
necesitados diciéndole: Estos son los
tesoros de la Iglesia.
Fue martirizado a fuego lento en una parrilla y desafiando a
los verdugos les dijo: “assum est versa
et manduca”, ya está asado, dale la vuelta y come.
Se le nombra, junto con San Sixto, en el canon de la misa y
es venerado en toda Europa como un mártir arquetípico. Es patrón de los pobres,
de los bibliotecarios y libreros y naturalmente protector de los que están más
expuestos a los peligros del fuego, como los bomberos.
Se conserva en Roma, además de la
mayor parte de su cuerpo, todos los instrumentos con que fue martirizado. Se
muestra una parte de la parrilla en que fue tostado y una gran piedra de
mármol, teñida aun de su sangre, sobre la cual tendieron su cuerpo después que
consumó el martirio. En la iglesia de
San Martín de León se expone a la pública veneración parte de su brazo,
cubierto aun de la piel tostada.
Cuenca, 10 de agosto de 2019.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador
histórico.
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