El día 7 de
noviembre de 1190, el Obispo de Segorbe, hizo restitución voluntaria de la
Villa de Cañete a la diócesis de Cuenca, como perteneciente al territorio
conquense, en 1183, Don Juan Yáñez, trabajó extraordinariamente en aclarar los
límites de la diócesis de Cuenca.
Archivo de la Catedral de Cuenca. |
Conquistada
Cuenca por Alfonso VIII en 1177 y fundada una nueva diócesis con sede en esta
ciudad en 1182, fue nombrado Obispo titular a Don Juan Yáñez (1183-1195). Durante
la Edad Media la diócesis conquense fue dirigida por 31 prelados cuya potestad
se proyecto en un doble ámbito. Por una parte, el poder de los obispos se
manifestó dentro de su propia diócesis, afectando tanto al clero como a los
laicos. Por otra parte la potestad episcopal tuvo un fuerte frado de proyección
sociopolítica a través del mantenimiento de todo un complejo y variado sistema
de relaciones de poder con otras instituciones y grupos sociales, sobre todo
con las casas reales.
D. Juan Yáñez,
nació en el seno de una familia noble castellana, pues era descendiente de D.
Diego Rodríguez Porcelos y biznieto de Pedro Ansúres y Eylo Alfonso por línea
paterna, sobrino de Diego de Guzmán por parte de madre.
Este piadoso
varón, desdeñando la carrera de las armas, dedicándose a las letras y servicios
del santuario y en consideración a sus méritos el Arzobispo de Toledo D.
Cerebruno, lo elevó a la dignidad de Arcediano de Calatrava y atendiendo a
ellos, aún más que a los grandes servicios que le prestaran en la conquista de Cuenca,
su padre D. Juan y su tío D. Rodrigo Álvarez, el Rey Alfonso VIII lo nombró su
primer Obispo de Cuenca.
La diócesis
fue formada por la unión de las antiguas diócesis visigodas de Ercávica y Valeria,
confirmada en 1183 por el Papa Lucio III. Formó el nuevo cabildo nombrando canónigos
y dignidades de entre las diócesis de Burgos, Calahorra y Osma, dio constituciones
para su gobierno, estableciendo beneficios e impulsó la construcción de la
catedral.
A esta
institución acompaño las donaciones y réditos que siguen: la mitad de todos los
diezmos de todas las iglesias de Cuenca y de todas las aldeas, la mitad de los
molinos y veinte vacas; la mitad de todos los réditos reales, a saber: la mitad
de los diezmos de pan y vino, el quinto del portazgo y las calumnias; un
majuelo que dicho Sr. Obispo compró al lado del Júcar, y la mitad de una
heredad sita en la Hoz del Huécar; la tercera parte de los diezmos de la
capilla y yodos las ofrendas de pan y vino que se ofrecían en ella. Todo ello
lo confirmó y selló con el de sus armas
D. Gonzalo, Arzobispo de Toledo en el mes de julio de 1184.
Cuenca, 7 de
noviembre de 2019.
José María
Rodríguez González. Profesor e investigador hitórico.
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