Nació en el
año 100 en Naplusa (Palestina) ciudad romana y pagana, construida en el
emplazamiento de la antigua Sequem, no lejos del pozo de Jacob, donde Jesús
anuncio a la Samaritana el nuevo culto. Naplusa era una ciudad reciente en la que florecían
el granado y el limonero, encajada entre dos colinas a mitad del camino entre
la frondosa Galilea y Jerusalén.
San Justino |
Sus padres
eran colonos acomodados, dotados de tierra por el Imperio; esto explicaría en
él su rectitud de carácter, su gesto por la exactitud histórica.
De naturaleza
noble, es el filósofo que busca ansiosamente la verdad y que se desespera al no
hallarla, aunque la tiene muy cerca, una verdad sencilla, asequible, y ajena a
todas las teorías filosóficas que había nacido en la misma tierra en la que él
vio la luz.
Porque era un
palestino de Samaria, natural de Nabulus pero de una familia griega pagana. Durante
muchos años fue pasando de un sistema a otro, decepcionándose siempre por los
resultados de sus reflexiones. Pitagórico, aristotélico, estoico y finalmente
platónico, nada le convencía, hasta que ya en la treintena descubrió la Sagrada
Escritura y se hizo cristiano.
No era sacerdote, pero consideraba que su obligación era dar a conocer a todos las
señas de aquel tesoro que tanto le había costado encontrar y se convirtió en
predicador ambulante del Evangelio para difundir la buena nueva de la salvación
con el ardor de un converso y el saber y la elocuencia de un profesional de la filosofía.
Nos dejó dos
apologías del cristianismo y el famoso Diálogo
con Trifón (un judío), por lo cual se le incluye entre los Padres de la
Iglesia, pero tan elocuente como sus escritos
es su misma muerte en Roma, tras negarse a sacrificar a los ídolos,
cuando fue acusado por un rival envidioso de ser culpable de “ateísmo y de impiedad”.
Martirio de san Justino. |
Se le decapitó
junto con otros seis mártires, y sus reliquias fueron depositadas por Urbano
VIII en la iglesia de la Virgen de la Concepción en lo que hoy es Vía Vittorio Veneto.
Punlicaso en Cuenca, 1 de
junio de 2020.
Por: José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.
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