El día 10 junio de 1804, el río Huécar fue el protagonista, vino una avenida de agua que se jamás se recordaba en tiempos pasados. El agua llego a cubrir el Altar Mayor de la iglesia de las monjas Concepcionistas y derribó una casa junto a las puertas del Postigo muriendo dos niños.
La crecida llegó hasta Carretería y cubrió el campo de San Francisco. Cosas raras que pasan. Dicen las crónicas del momento que mientras en Cuenca capital no caía ni una gota el pueblo de Palomera se vio inundado por la gran cantidad de agua de descargo la tormenta.
Dos siglos antes, el 11 de junio de 1605, fue al contrario cayo una gran tormenta en la ciudad de Cuenca con grandes precipitaciones en poco tiempo con rayos y truenos y gran turbulencia que llegaron a incendiar una casa en los extramuros de la ciudad.
Este tipo de tormenta en la primavera era frecuente que ocurrieran. Se hace eco el periódico del Día de Cuenca, de 21 de junio de 1927, que el 11 del mismo mes que a las cuatro de la tarde se desató una gran tormenta en Motilla del Palancar, con gran cantidad de granizo, rayos y fue tan grande la tromba de agua y con unos truenos bestiales que asustaron a los vecinos, los cuales huyeron despavoridos a las lomas de los cerros por temor a perecer en la inundación. Dos niños fueron encontrados muertos en los despojos de la avalancha y un carro fue arrastrado un buen trecho con la caballería enganchada. Ni los más viejos del lugar recordaban una tormenta como aquella.
Cuenca, 10 de junio de 2021.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario