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miércoles, 20 de noviembre de 2024
Origen y tradición se mezclan en la festividad de la "Presentación de María en el Templo". 21 de noviembre.
Efemérides conquenses del 21 de noviembre.
martes, 19 de noviembre de 2024
Efemérides conquenses. El rey Fernando III firma en Sevilla la reforma de algunos usos y ratificaciones de normas que atañen a Cuenca.
Fernando III, desde Sevilla, el 20 de noviembre de 1250, da una importante disposición no sólo de relación con la equiparación de las aldeas y las villas, sino reafirmando unas veces y modificando otros diversos aspectos del ordenamiento establecido.
Original, pergamino, castellano. 456X340. A.M. de C. Leg.1 núm3. |
Este documento aborda las siguientes cuestiones:
- Petición de que Cuenca mantenga los fueros y las costumbres que tenía en tiempo de Alfonso, su abuelo, tal como él mismo había prometido al recibir el reino…
- Regulación de viáticos de mandatarios o nuncios entre la corte y la Ciudad.
- Calidades de los jueces. Dispone que los menestrales sean excluidos de la elección –por azar- para los puestos de la justicia…
- Cofradías ilegales. Sabe el Rey que en Cuenca se hacen ayuntamientos y Cofradías en mengua de su poder y de su señorío y con daño del concejo y del pueblo…
- Gastos de bodas. Manda el Rey que nadie ose dar ni recibir vestidos por matrimonio de parientes.
- A estas disposiciones añade otras, también sobre bodas: Todo hombre que casase con mujer doncella no puede darla para su equipo (paños, es en general ropa).
- Más aún: sobre la comida nupcial. Manda el Rey que no coman, para celebrar la boda, más de diez hombres –cinco por cada contrayente-, escogidos por ellos…
Termina el documento con una especie de “da capo”. Torna al tema de las villas y las aldeas para invalidar los diplomas que firmó en otro tiempo sobre el asunto. Y sanciona a los infractores de esta principal cuestión no sólo con su ira, también con la de Dios, y con el cobro, verdaderamente excepcional, de mil maravedíes de multa.
Publicado en Cuenca, 20 de noviembre de 2020 y el 20 de noviembre de 2024.
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador Histórico.
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Fuente documental:
Privilegios Reales y viejos
documentos. Cuenca. Joyas Bibliográficas. Madrid.1972.
San Felix de Valois. Festividad del 20 de noviembre.
San Félix fue hijo de Raúl I, conde de Vermandois y de Valois, y de Leinor de Champagne. Nació en el castillo de Amiens el 11 de abril de 1127. Le pusieron en nombre de Hugo en el bautismo.
La condesa Leonor quiso que San Bernardo bendijera a su pequeño y lo llevó a Claraval, cuando apenas contaba con tres años. Fue recibida a la entrada del monasterio por San Bernardo, luego el cortejo se dirigió a la iglesia entre luces y cánticos de salmos. El abad celebró la Santa Misa y al final tomó al niño, lo ofreció a Dios y lo consagró a la Santísima Virgen. La ceremonia terminó con el canto del Te-Deum y un Evangelio que rezó San Bernardo sobre la madre y el niño.
San Félix de Valois. |
Desterrado el papa Inocencio II de Roma, buscó asilo en Francia y el conde Valois le ofreció su castillo de Crépy como residencia. El Papa aceptó y, en testimonio de su gratitud, puso nuevamente sus manos de bendición sobre la cabeza angelical del pequeño Hugo.
La vida en su brevedad es larga y tiene muchas vueltas y altibajos, como las aguas de un arroyo. Tras un problema de infidelidad por parte de su padre, vio en las lágrimas de su madre en momento de partir del lado de ellos y recordando al abad de Claraval resolvió ir en busca de luz y consuelo, resuelto a dejar el mundo y a recogerse en la fortaleza de la soledad, de la meditación y de la penitencia. Hugo se creyó en el cielo, en una casa de ángeles en el monastrio. Se olvidó del mundo, estaba dispuesto a esconderse en el desierto. Un día se despidió de San Bernardo y desapareció, se internó en los Alpes en busca de un ermitaño de quien le habían hablado, y allí se quedó con él, dispuesto a enterrarse en vida y a obedecer en todo. Dejo el nombre de Hugo y tomó el de Félix, con el que había de pasar a la historia, aunque él creía que así nadie le habría de reconocer.
En aquel aparto mundo de Dios le surgió la idea de reunir compañeros y dedicarse a la redención de cautivos cristianos. Un día estaba junto a la fuente y vio venir hacia la corriente de las aguas un ciervo con una cruz roja y azul entre los cuernos. Por entonces no supo el significado del misterio.
Por el mismo tiempo se comunicó Dios con otro Santo y le inspiró que buscara a Félix, Juan de Mata fue al desierto de Meazux, habló con Félix y los dos coincidieron en los mismos ideales de redención y convinieron que era preciso acudir a Roma.
Se presentaron ante el Pontífice en el plan de crear una nueva Orden religiosa. Los discípulos los esperaban en el desierto de Cerfroid con ansiedad y todos alabaron a Dios cuando supieron que el Papa había dado su aprobación.
Félix se quedó en Francia y Mata salió para España, África e Italia. Estableció la Orden en estas naciones, reunió limosnas, redimió cautivos, mientras San Félix trabajaba en Francia y desde allí le mandaba dinero y hombres.
Félix vio que llegaba su hora y no quería morir sin el consuelo de abrazar al padre Juan de Mata. Dios accedió a este santo deseo suyo y contra la natural expectación de los religiosos, un día apareció en Cerfroid el padre Mata. Venía contentísimo porque sus frailes habían hecho maravillas en Berbería, en Túnez, en Argel, en el reino de Valencia. Dios estaba con la Orden. Conversó largamente con Félix y se volvió a Italia. Al poco tiempo murió santamente San Félix, dando un apretado beso de amor al Santo Crucifijo. Esto sucedió el 4 de noviembre de 1212.
Publicado en Cuenca, 20 de noviembre de 2020 y 20 de novimbre de 2024.
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.
-La
casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.
lunes, 18 de noviembre de 2024
El tic tac del reloj del tiempo. Un 19 de noviembre nació quien suscribe.
Reloj de la Puerta del Sol de Madrid |
José Rodríguez de Lozada |
San Barlaán ( Siglo III). Festividad del 19 de noviembre.
En nuevo santoral ha elegido para esta fecha una santa muy relevante, como es santa Isabel de Hungría, que la vimos el 17 de noviembre, y otro santo de cierta notoriedad, como el Papa san Poncio, dejándonos tan sólo figuras bastante borrosas o difíciles de tratar por la poca información que se tiene de sus vidas, historias descoloridas por el paso de los siglos como el santo que traigo hoy san Barlaán.
Por san Basilio y san Juan Crisóstomo sabemos que Barlaán fue real, que existió, de él hablan elocuentemente.
Martirio de san Barlaán. |
San Barlaán dicen que fue labrador que trabajaba en el campo cerca de Casárea de Capadocia, en las proximidades de la actual ciudad turca de Kayseri, y a comienzos del siglo IV debió de ser un cristiano más de las numerosas comunidades de Asia Menor, desaparecidas, casi sin dejar más rastro que ruinas y estos testimonios de la fe.
Durante la persecución de Diocleciano fue intimidado por las autoridades a que renunciara a sus creencias y diera culto a los dioses, y cuando se negó quisieron obligarle poniéndole incienso en la mano derecha, de tal modo que bastara abrirla para el gesto idolátrico. Luego le aplicaron fuego en ella para que la abriera y san Barlaán se mantuvo firme y apretando con todas sus fuerzas. La mano se le quemó pero no la abrió para que el incienso no saliera de ella.
Cuenca, 19 de noviembre de 2020 y le 19 de noveimbre de 2024.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.
-La
casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.
domingo, 17 de noviembre de 2024
Dedicación de las basílicas de San Pedro y San Pablo. Festividad del 18 de noviembre.
La liturgia de hoy nos llama a Roma, a la tumba de los dos Apóstoles, a las basílicas de San Pedro y San Pablo. Están distantes entre sí, la una en la Vía Cornelia y la otra en la de Ostia. Pero un mismo espíritu las une, una misma fe y grandeza se respira en ellas, un mismo Cristo habla en las dos.
Hemos de pensar que la muerte de San Pedro y San Pablo en Roma hizo más conquistas que con la de todos sus soldados y legionarios. El fuego sacro que irradia calor y vida se recoge junto a la tumba de los dos Apóstoles. Allí se arrodilla Roma, allí mira el mundo y allí se hace Cristo visible.
Es cierto que San Pedro fue enterrado en la colina del Vaticano, cerca del lugar de su crucifixión, que estaba junto al circo de Nerón. La tumba de San Pedro fue núcleo de atracción para otros sepulcros cristianos posteriores, especialmente de los Papas del siglo I y II, desde San Lino hasta San Víctor.
Sobre el sepulcro de San Pedro in Vaticano levantó el papa Anacleto una memoria, esto es, un oratorio. Apenas brilló el sol de la paz, el papa San Silvestre propuso a Constantino que diese a los sepulcros de Pedro y Pablo aquella forma exterior de grandeza arquitectónica y riqueza artística que exigían los dos mayores santuarios de la fe católica.
Constantino acogió la idea, y tanto la Vía Cornelia como en la Apia, levantó dos magníficas basílicas, domus regales las llama el Libro Pontifical, resplandecientes por el oro y dotadas con un ingente patrimonio inmueble que llegaba hasta Oriente.
La liturgia de las fiestas principales, como la Epifanía, en la Ascensión y Pentecostés, tiene lugar en la basílica de San Pedro. El Papa, los presbíteros y diáconos romanos son aquí consagrados. El nuevo Pontífice comienza en ella su pontificado y lo termina también con su sepultura. El Papa bautiza en el baptisterio de San Dámaso y cuando confirma se sienta en la misma Cátedra de madera que, según la tradición, usaba San Pedro, venerada por todas las generaciones, adornada y enriquecida con la mejor que supo inspirar el arte y el genio de la fe. Rodeada por León IV de una muralla torreada, la Ciudad Leonina, surgió en el siglo IX como el símbolo fuerte del Pontificado Supremo. Hasta este tiempo la tumba de San Pedro debía estar visible. Con motivo de la invasión sarracena, se ocultó.
Una inscripción que se leía en la bóveda, debajo del mosaico del ábside, renovado por Inocencio III en el siglo XII, nos indica la idea cristiana sobre la basílica de San Pedro:
“Esta es la Suprema Sede de Pedro y el templo consagrado al Príncipe de los Apóstoles. Esta es la Madre, la gloria y el ornato de todas las iglesias. Quien rinde devota adoración en este templo a Cristo. Recogerá las flores de su virtud y a su tiempo, el fruto de la eterna salvación”.
Las actuales basílicas de San Pedro y San Pablo no son las mismas que admiraron los peregrinos en la Edad Media. El templo de San Pedro fue derribado en el siglo XVI, reconstruido con mayor esplendidez y vuelto a construir por Urbano VIII el 18 de noviembre de 1626.
En el año 1823, mientras Pío VII, en su agonía, recordaba delirando los días felices que había pasado como simple monje de la abadía de San Pablo, un tremendo incendio destruyó gran parte de la basílica del Doctor de las gentes. Las llamas respetaron con dificultad el crucero donde estaba el altar del Apóstol, bajo el arco triunfal de San León Magno. Al Papa moribundo se le ocultó la tragedia. ¡Único dolor que se le perdonó a aquel Pontífice Mártir!
La fe y generosidad de cuatro Pontífices levantaron la nueva basílica de San Pedro, mayor, más hermosa y artística que la primera. Pío IX la consagró el 10 de diciembre de 1854, en presencia de los cardenales y obispos que habían acudido a Roma de todas las partes del mundo, para asistir a la proclamación del Dogma de la Inmaculada.
Publicado en Cuenca, 18 de noviembre de 2020 y el 18 de noviembre de 2024.
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.
-La
casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.