miércoles, 20 de noviembre de 2024

Origen y tradición se mezclan en la festividad de la "Presentación de María en el Templo". 21 de noviembre.

Día 21 de noviembre
Celebramos en este día, 21 de noviembre, la consagración de la Virgen María a Dios a la temprana edad de tres años. Algo así como su ingreso en una Orden religiosa de la que había de ser Madre y maestra de todas ellas.
Nada prescribía la Ley sobre aquel paso, que fue, en María y en sus padres, libérrimo y espontáneo. Un día, cuando sus padres habían madurado la idea de ofrecer a su hija a Dios, y habiéndola preparado para ello con generosidad, pues era la única hija de San Joaquín y Santa Ana, entregaron a Dios aquel ángel de bendición que había dado señales ciertas de santidad eminente. Ella por su pie, diminuta y graciosísima, subió las gradas de la escalinata principal a cuya terminación le aguardaba el Sumo Sacerdote en hábitos pontificales.
Presentación de María en el Templo
Altar Mayor de la Catedral de Cuenca 

Entre los hebreos la educación era esencialmente religiosa y los hijos eran consagrados a Dios desde su nacimiento y en especial los primogénitos varones. Sabemos que el rey Joás de Judá fue criado en el templo hasta la edad de siete años por el sumo sacerdote Joad y su esposa Josabet. Esto mismo hicieron Joaquín y Ana con su hija. Las niñas consagradas a Dios quedaban libres de abandonar el templo hacia la edad de 15 años. Los votos no las ligaban más que hasta esa edad. Mediante una módica cantidad podían ser rescatadas, por eso votos eran llamados temporales, eran tan sólo un ofrecimiento hecho al Señor.
Conmemoramos el día 21 de noviembre aquella solemne consagración de María siendo una niña de pocos años.
La Iglesia griega llama a esta fiesta “Entrada de la Madre de Dios en el Templo” y se celebra también este mismo día. Esta festividad se celebró antes que en Occidente por la popularidad que logró el texto de Nicéforo acerca de este misterio de la vida de la María, celebrándose desde el siglo VI. Según Simeón Metafrasto  se implantó en Constantinopla el año 730. Sabemos que en 1166 el emperador Manuel I Comneno (1143-1180) la incluyó entre las fiestas que debían guardar los tribunales de justicia, lo que aboga en pro de su importancia y antigüedad.

En Occidente la estableció en Aviñón en el año 1372 el Papa Gregorio XI, y la hizo facultativa en la Iglesia Universal, merced a las diligencias de Felipe de Maizières, canciller del rey de Chipre y delegado suyo, que fue a dar el parabién al nuevo Pontífice por su elevación a la sede de San Pedro. Pasó después Felipe a la corte de París y obtuvo del rey Carlos V que se celebrara en su reino. En 1464 una bula de Paulo II la permitía en Alemania. Sixto IV la introdujo en el Breviario Romano y la estableció como fiesta de precepto en Roma. San Pío V la reformar el Breviario la suprimió, pero a instancias de Felipe II, la restableció poco después  Gregorio XIII en España y sus dominios. Su sucesor Sixto V la extendió nuevamente a la Iglesia Universal en 1585, con rito doble. El oficio actual se debe a Clemente VIII.
El tema fue muy representado  en la pintura bizantina y en la pintura tica e Italia. La escena donde se desarrolla el tema, según  proto-evangelio de Santiago, permitió encajar la pintura en un entorno arquitectónico, incluyendo gradas o escaleras así como el tratamiento de la perspectiva que se modifica en los últimos siglos de la pintura medieval hasta la imposición del modelo brunelleschiano en el Renacimiento, modelo arquitectónico desarrollado por Alberti empleado desde el año 1447 al 1460.
Las representaciones artísticas que poseemos en la Catedral conquense del tema que nos ocupa son: la primera y más espectacular está en el estuco izquierdo del Altar Mayor. Fue realizado conforme a los diseños de Ventura Rodríguez, de forma clásica. Los artífices a cuyo cargo estuvo la obra fueron Pedro Ravaglio y Juan Bautista Cremona.
Presentación de María en el Templo.
Retablo de la Capilla de Juan del Pozo.
Catedral de Cuenca.

En la capilla de San Roque o del Pozo, en el retablo plateresco compuesto por siete tablas en las que se representa escenas alusivas a la vida de la Virgen, se encuentra entre ellas, la presentación de María en el Templo, Destaca en lo alto la Santísima Virgen en el momento de ser recibida por el Sacerdote a la puerta del Templo. Y en un plano inferior y como colocados a cierta distancia se ven las figuras de San Joaquín y Santa Ana, ella con toca blanca y él con turbante a la cabeza, los dos contemplando la escena silenciosos.
Sea esta una muestra del interesante arte que está por descubrir en nuestra magnífica Catedral conquense.

Publicado en Cuenca, 21 de noviembre de 2020 y el 21 de noviembre de 2024.

©José María Rodríguez González






Efemérides conquenses del 21 de noviembre.


El día 21 de 1252, Alfonso VIII, hallándose en Pareja, confirmó donación del castillo de Paracuellos, y le regaló a dicho Prelado el molino de la Hoz (el del castaño), entre Huérmeces y Yémeda.

Don García sucedió a San Julián en el año de 1208. El Rey Don Alfonso VIII le concedió  y al capítulo de Canónigos de Cuenca, el 14 de diciembre de dicho año, algunas posesiones en la Hoz del Júcar, como fueron: viñas, huertos, árboles y de más que le pertenecían, excepto los molinos y también los diezmos de las viñas de Alcocer.

Tan entusiasmado estaba Alfonso VIII con la conquista de esta ciudad que adicionó sus provisiones y despachos con el nuevo timbre de “Rey de Cuenca”, continuó con este pontífice mostrando con sus liberaciones el gran afecto que tenía a la Sede Episcopal.

En las nonas de Noviembre de la era 1248, donó al Obispo Don García el convento de canónigos de Cuenca, para el uso de un refectorio los préstamos de Santa Cruz de la Zarza, de Belinchón y otros pueblos y determinó por un Estatuto que muriendo cualquier Canónigo o porcionario de la Iglesia desde el día de Navidad hasta San Miguel pudiese testar de la mitad de los frutos, pagándose en ser de ellos las deudas contraídas.

Publicado en Cuenca, 21 de noviembre de 2019. Actualizado 21 de noviembre de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

martes, 19 de noviembre de 2024

Efemérides conquenses. El rey Fernando III firma en Sevilla la reforma de algunos usos y ratificaciones de normas que atañen a Cuenca.

    Fernando III, desde Sevilla, el 20 de noviembre de 1250, da una importante disposición no sólo de relación con la equiparación de las aldeas y las villas, sino reafirmando unas veces y modificando otros diversos aspectos del ordenamiento establecido.

Original, pergamino, castellano. 456X340. A.M. de C. Leg.1 núm3.

Este documento aborda las siguientes cuestiones:

-        Petición de que Cuenca mantenga los fueros y las costumbres que tenía en tiempo de Alfonso, su abuelo, tal como él mismo había prometido al recibir el reino…

-        Regulación de viáticos de mandatarios o nuncios entre la corte y la Ciudad.

-      Calidades de los jueces. Dispone que los menestrales sean excluidos de la elección –por azar- para los puestos de la justicia…

-        Cofradías ilegales. Sabe el Rey que en Cuenca se hacen ayuntamientos y Cofradías en mengua de su poder y de su señorío y con daño del concejo y del pueblo…

-      Gastos de bodas. Manda el Rey que nadie ose dar ni recibir vestidos por matrimonio de parientes.

-    A estas disposiciones añade otras, también sobre bodas: Todo hombre que casase con mujer doncella no puede darla para su equipo (paños, es en general ropa).

-        Más aún: sobre la comida nupcial. Manda el Rey que no coman, para celebrar la boda, más de diez hombres –cinco por cada contrayente-, escogidos por ellos…

Termina el documento con una especie de “da capo”. Torna al tema de las villas y las aldeas para invalidar los diplomas que firmó en otro tiempo sobre el asunto. Y sanciona a los infractores de esta principal cuestión no sólo con su ira, también con la de Dios, y con el cobro, verdaderamente excepcional, de mil maravedíes de multa.

Publicado en Cuenca, 20 de noviembre de 2020 y el 20 de noviembre de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador Histórico.

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Fuente documental:

Privilegios Reales y viejos documentos. Cuenca. Joyas Bibliográficas. Madrid.1972.

San Felix de Valois. Festividad del 20 de noviembre.

     San Félix fue hijo de Raúl I, conde de Vermandois y de Valois, y de Leinor de Champagne. Nació en el castillo de Amiens el 11 de abril de 1127. Le pusieron en nombre de Hugo en el bautismo.

La condesa Leonor quiso que San Bernardo bendijera a su pequeño y lo llevó a Claraval, cuando  apenas contaba con tres años. Fue recibida a la entrada del monasterio por San Bernardo, luego el cortejo se dirigió a la iglesia entre luces y cánticos de salmos. El abad celebró la Santa Misa y al final tomó al niño, lo ofreció  a Dios y lo consagró a la Santísima Virgen. La ceremonia terminó con el canto del Te-Deum y un Evangelio que rezó San Bernardo sobre la madre y el niño.

San Félix de Valois.

Desterrado el papa Inocencio II de Roma, buscó asilo en Francia y el conde Valois le ofreció su castillo de Crépy como residencia. El Papa aceptó y, en testimonio de su gratitud, puso nuevamente sus manos de bendición sobre la cabeza angelical del pequeño Hugo.

La vida en su brevedad es larga y tiene muchas vueltas y altibajos, como las aguas de un arroyo. Tras un problema de infidelidad por parte de su padre, vio en las lágrimas de su madre en momento de partir del lado de ellos y recordando al abad de Claraval resolvió ir en busca de luz y consuelo, resuelto a dejar el mundo y a recogerse en la fortaleza de la soledad, de la meditación y de la penitencia. Hugo se creyó en el cielo, en una casa de ángeles en el monastrio. Se olvidó del mundo, estaba dispuesto a esconderse en el desierto. Un día se despidió de San Bernardo y desapareció, se internó en los Alpes en busca de un ermitaño de quien le habían hablado, y allí se quedó con él, dispuesto a enterrarse en vida y a obedecer en todo. Dejo el nombre de Hugo y tomó el de Félix, con el que había de pasar a la historia, aunque él creía que así nadie le habría de reconocer.

En aquel aparto mundo de Dios le surgió la idea de reunir compañeros y dedicarse a la redención de cautivos cristianos. Un día estaba junto a la fuente y vio venir hacia la corriente de las aguas un ciervo con una cruz roja y azul entre los cuernos. Por entonces no supo el significado del misterio.

Por el  mismo tiempo se comunicó Dios con otro Santo y le inspiró que buscara a Félix, Juan de Mata fue al desierto de Meazux, habló con Félix y los dos coincidieron en los mismos ideales de redención y convinieron que era preciso acudir a Roma.

Se presentaron ante el Pontífice en el plan de crear una nueva Orden religiosa. Los discípulos los esperaban en el desierto de Cerfroid con ansiedad y todos alabaron a Dios cuando supieron que el Papa había dado su aprobación.

Félix se quedó en Francia y Mata salió para España, África e Italia. Estableció la Orden en estas naciones, reunió limosnas, redimió cautivos, mientras San Félix trabajaba en Francia y desde allí le mandaba dinero y hombres.

Félix vio que llegaba su hora y no quería morir sin el consuelo de abrazar al padre Juan de Mata. Dios accedió a este santo deseo suyo y contra la natural expectación de los religiosos, un día apareció en Cerfroid el padre Mata. Venía contentísimo porque sus frailes habían hecho maravillas en Berbería, en Túnez, en Argel, en el reino de Valencia. Dios estaba con la Orden. Conversó largamente con Félix y se volvió a Italia. Al poco tiempo murió santamente San Félix, dando un apretado beso de amor al Santo Crucifijo. Esto sucedió el 4 de noviembre de 1212.

Publicado en Cuenca, 20 de noviembre de 2020 y 20 de novimbre de 2024.

      Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:

-Año Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.

-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.

 

lunes, 18 de noviembre de 2024

El tic tac del reloj del tiempo. Un 19 de noviembre nació quien suscribe.

Efemérides del 19 de noviembre

    Hoy, 19 de noviembre de 2024, cumple 158 años el reloj de la Puerta del Sol de Madrid, un 19 de noviembre de 1866 era inaugurado por la reina Isabel II, con motivo de su cumpleaños.

    Este reloj emblemático ha sido testigo de la historia de España, como la proclamación de la República, de la Guerra Civil, periodo en que sufrió varios bombardeos llegando un obús a entrar en el edificio por la esfera que da a la calle Carretas, que al no estallar el reloj siguió funcionando.
Reloj de la Puerta del Sol de Madrid

    El reloj es obra del leonés José Rodríguez de Losada que tuvo que exiliarse a Londres tras participar en una conspiración liberal de 1820, en contra el rey Fernando VII.

    La popularidad que cogieron sus relojes fue muy alta, tanto que el llevar en el bolsillo un Losada era signo de prestigio. Tal fue la popularidad que adquirió que la clase aristocrática se lo rifaban, llegando a construir más de 6.000 relojes.

    El Ayuntamiento de Madrid contactó con José Rodríguez de Losada, desplazándose a su tienda situada en la calle Regent Street, aceptando el encargo.

José Rodríguez de Lozada
    Tres años tardó en su construcción y puesta a punto. Un día como hoy de 1866 fue inaugurado. Hoy marca 156 años de existencia. Finalmente el reloj fue regalado a la Villa de Madrid. Desde entonces se ha convertido en el punto de encuentro para madrileños y visitantes y año tras año marca las campanadas de entrada el año nuevo.

    Entre otros acontecimientos que se han dado el 19 de noviembre son: 
En el año 1493, en su segundo viaje de exploración, Cristóbal Colón llegó a la isla de Borinquen, bautizándola con el nombre de “San Juan Bautista”, en honor a Juan de Aragón, Príncipe de Asturias, hoy San Juan de Puerto Rico.

    En cuestión de nacimientos hay que destacar que en 1917 nacía Indira Gandhi. 

    Y un 19 de noviembre de 1956 nació quien suscribe, por lo que hoy es un día especial para mí, pues son ya sesenta y siete los años que marca el reloj de mi corazón y esperemos que siga marcando el ritmo de mi vida unos cuantos más. 

    Muchas gracias por estar al otro lado de estas líneas.

    Publicado en Cuenca, 19 de noviembre de 2016 y actualizado en 2024.

Por: José María Rodríguez González


San Barlaán ( Siglo III). Festividad del 19 de noviembre.

    En nuevo santoral ha elegido para esta fecha una santa muy relevante, como es santa Isabel de Hungría, que la vimos el 17 de noviembre, y otro santo de cierta notoriedad, como el Papa san Poncio, dejándonos tan sólo figuras bastante borrosas o difíciles de tratar por la poca información que se tiene de sus vidas, historias descoloridas por el paso de los siglos como el santo que traigo hoy san Barlaán.

Por san Basilio  y san Juan Crisóstomo sabemos que Barlaán fue real, que existió, de él hablan elocuentemente.

Martirio de san Barlaán.

San Barlaán dicen que fue labrador que trabajaba en el campo cerca de Casárea de Capadocia, en las proximidades de la actual ciudad turca de Kayseri, y a comienzos del siglo IV debió de ser un cristiano más de las numerosas comunidades de Asia Menor, desaparecidas, casi sin dejar más rastro que ruinas y estos testimonios de la fe.

Durante la persecución de Diocleciano fue intimidado por las autoridades a que renunciara a sus creencias y diera culto a los dioses, y cuando se negó quisieron obligarle poniéndole incienso en la mano derecha, de tal modo que bastara abrirla para el gesto idolátrico. Luego le aplicaron fuego en ella para que la abriera y san Barlaán se mantuvo firme y apretando con todas sus fuerzas. La mano se le quemó pero no la abrió para que el incienso no saliera de ella.

Cuenca, 19 de noviembre de 2020 y le 19 de noveimbre de 2024.

      José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:

-Año Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.

-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.

 

domingo, 17 de noviembre de 2024

Dedicación de las basílicas de San Pedro y San Pablo. Festividad del 18 de noviembre.

    La liturgia de hoy nos llama a Roma, a la tumba de los dos Apóstoles, a las basílicas de San Pedro y San Pablo. Están distantes entre sí, la una en la Vía Cornelia y la otra en la de Ostia. Pero un mismo espíritu las une, una misma fe y grandeza se respira en ellas, un mismo Cristo habla en las dos.

Hemos de pensar que la muerte de San Pedro y San Pablo en Roma hizo más conquistas que con la de todos sus soldados y legionarios. El fuego sacro que irradia calor y vida se recoge junto a la tumba de los dos Apóstoles. Allí se arrodilla Roma, allí mira el mundo y allí se hace Cristo visible.

Es cierto que San Pedro fue enterrado en la colina del Vaticano, cerca del lugar de su crucifixión, que estaba junto al circo de Nerón. La tumba de San Pedro fue núcleo de atracción para otros sepulcros cristianos posteriores, especialmente de los Papas del siglo I y II, desde San Lino hasta San Víctor.

Sobre el sepulcro de San Pedro in Vaticano levantó el papa Anacleto una memoria, esto es, un oratorio. Apenas brilló el sol de la paz, el papa San Silvestre propuso a Constantino que diese a los sepulcros de Pedro y Pablo aquella forma exterior de grandeza arquitectónica y riqueza artística que exigían los dos mayores santuarios de la fe católica.

Constantino acogió la idea, y tanto la Vía Cornelia como en la Apia, levantó dos magníficas basílicas, domus regales las llama el Libro Pontifical, resplandecientes por el oro y dotadas con un ingente patrimonio inmueble que llegaba hasta Oriente.

La liturgia de las fiestas principales, como la Epifanía, en la Ascensión y Pentecostés, tiene lugar en la basílica de San Pedro. El Papa, los presbíteros y diáconos romanos son aquí consagrados. El nuevo Pontífice comienza en ella su pontificado y lo termina también con su sepultura. El Papa bautiza en el baptisterio de San Dámaso y cuando confirma se sienta en la misma Cátedra de madera que, según la tradición, usaba San Pedro, venerada por todas las generaciones, adornada y enriquecida con la mejor que supo inspirar el arte y el genio de la fe. Rodeada por León IV de una muralla torreada, la Ciudad Leonina, surgió en el siglo IX como el símbolo fuerte del Pontificado Supremo. Hasta este tiempo la tumba de San Pedro debía estar visible. Con motivo de la invasión sarracena, se ocultó.

Una inscripción que se leía en la bóveda, debajo del mosaico del ábside, renovado por Inocencio III en el siglo XII, nos indica la idea cristiana sobre la basílica de San Pedro:

“Esta es la Suprema Sede de Pedro y el templo consagrado al Príncipe de los Apóstoles. Esta es la Madre, la gloria y el ornato de todas las iglesias. Quien rinde devota adoración en este templo a Cristo. Recogerá las flores de su virtud y a su tiempo, el fruto de la eterna salvación”.

Las actuales basílicas de San Pedro y San Pablo no son las mismas que admiraron los peregrinos en la Edad Media. El templo de San Pedro fue derribado en el siglo XVI, reconstruido con mayor esplendidez y vuelto a construir por Urbano VIII el 18 de noviembre de 1626.

En el año 1823, mientras Pío VII, en su agonía, recordaba delirando los días felices que había pasado como simple monje de la abadía de San Pablo, un tremendo incendio destruyó gran parte de la basílica del Doctor de las gentes. Las llamas respetaron con dificultad el crucero donde estaba el altar del Apóstol, bajo el arco triunfal de San León Magno. Al Papa moribundo se le ocultó la tragedia. ¡Único dolor que se le perdonó a aquel Pontífice Mártir!

La fe y generosidad de cuatro Pontífices levantaron la nueva basílica de San Pedro, mayor, más hermosa y artística que la primera. Pío IX la consagró el 10 de diciembre de 1854, en presencia de los cardenales y obispos que habían acudido a Roma de todas las partes del mundo, para asistir a la proclamación del Dogma de la Inmaculada.

Publicado en Cuenca, 18 de noviembre de 2020 y el 18 de noviembre de 2024.

     Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:

-Año Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.

-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.