Celebra la Iglesia esta
festividad el día 2 julio en memoria de la visita que la Santísima Virgen hizo
a su prima Santa Isabel. Al mismo tiempo que el ángel anunció a María la encarnación
del Hijo de Dios, le comunicó parte del estado en que se encontraba su prima Santa
Isabel.
Visitación de María a su prima Isabel.
Catedral de Cuenca.
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A la devoción de la Edad Media
debemos muchas de las fiestas marianas, como la del Rosario, la de la Inmaculada,
y de los Dolores de la Virgen. El Angelus, la Salve, el Avemaría, tal y
como hoy los rezamos.
La fiesta de la Visitación se
encuentra ya entre los franciscanos el año 1263. Urbano VI la extendió a toda
la Iglesia en el año 1389 y por fin el Concilio de Basilea la hizo fiesta de
precepto, hoy suprimida. San Francisco de Sales, en el siglo XVII, fue
especialísimo devoto de este misterio y quiso que sus monjas se llamasen de la Visitación.
La narración que nos ha dejado
San Lucas sobre la visita de la Virgen a su prima nos revela por una parte el
corazón caritativo de la Virgen, que era lo que más admiraba San Francisco de
Sales y por otra, la poderosa eficacia de su presencia y de su palabra.
San Lucas nos describe la escena.
Nos muestra a la Virgen saludando desde el umbral de la casa. Llegó al
pueblecito alegre de Ain-Karen, pasó por la fuente del Generoso, entró en la casa de Zacarías y dio la paz a sus
moradores. “¡La paz sea contigo! ¡Bendito el Señor que nos dio la vida hasta el
presente!.
Al eco de estas palabras sintió
Isabel inefable júbilo. El niño que llevaba en su seno exultó de gozo y ella,
inspirada, descubrió la maternidad divina de la que venía a visitarla.
La Virgen se ve descubierta en el
misterio de su maternidad divina que sigilosa ha guardado hasta al propio San
José. La humildad de la verdad. Y la verdad es que tanta grandeza no es suya,
sino de la mano de Dios. Con viejas fórmulas bíblicas recogidas de los salmos,
de Isaías y la madre de Samuel, responde a Isabel con un cántico de alabanza a
los planes misericordiosamente salvadores de Dios.
El Magnificat es un canto al misterio de la Redención, que Dios había
revelado a Isabel. Dios va a salvar a su pueblo, a los humildes, a los
pequeñuelos y a los pobres, alejándose de los ricos soberbios, que confían vanamente
en su poder. El Salvador será el Hijo que lleva en sus entrañas y Ella no es más
que la “esclava del Señor”, que se ha dignado poner sus ojos en su pequeñez.
La Virgen pasa junto a Isabel
cerca de tres meses. Interviene en los próximos preparativos maternales y,
cuando se va acercando la hora del nacimiento, se despide, según algunos
autores. Más probablemente se queda hasta que pasan las fiestas del nacimiento
y circuncisión del niño. Luego se retira, dejando embalsamada con su presencia
la casa que ha habitado por tres meses. Una estela de paz, de alegría, de
espíritu y de cielo deja en Ain-Karen, que todavía señala el paso virginal de
María por aquellas callecitas polvorientas, por aquellas cuestas y desniveles
bordeados de viñas, olivos y frutales.
Felicidades a las mujeres que
llevan el nombre de Visitación.
Feliz día a todos.
Publicado en Cuenca, 2 de julio de 2021, y 2 de julio de 2024.
José María Rodríguez González.
Profesor e investigador histórico.
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