El mes de enero era el primer mes
del calendario romano. Por el año 45 a.d.C. entró en vigor el calendario
Juliano, fijándose el 1 de enero como el día de comienzo del año. Este día era
el elegido para que los cónsules romanos comenzaran sus funciones.
Por todo ello vemos que el origen
de nuestro calendario partió del Imperio Romano. En esta fecha Roma celebraba
la festividad de “Janus” el dios de las puertas, considerado el portero que
abría y cerraba las puertas, es por ello se le denominaba el “señor del tiempo”
por ser el poseedor de las llaves. De
las muchas representaciones que se han dado la más destacada de la iconografía es
la formada por dos rostros, de ahí el calificativo de “Jano bifronte”, una cara
miraba hacia el pasado que condiciona lo que somos en el presente y la otra
cara, mira hacia el futuro, simbolizando el mundo celeste, ligado al
conocimiento y a lo que nos podía deparar el futuro.
Es el Papa Liberio fue quien fijó
la natalidad de Jesús el 25 de diciembre, en el año 354, para sustituir la
festividad pagana de “Natalis Solis Invicti” el día del nacimiento del Sol
Invicto (Solsticio de invierno). Hemos de reconocer que hay tradiciones
cristianas que se siguen basando en el calendario Juliano y no el Gregoriano,
por lo que algunas confesiones cristianas, como la ortodoxa, siguen celebrándo
el 7 de enero la Navidad.
Visto que las fechas más
importantes del calendario cristiano no se celebraban en la fecha que sucedió,
el Papa Gregorio XIII modificó el calendario Juliano. Haciendo público el
documento del cambio el 24 de febrero de 1582, como el nuevo calendario oficial
del mundo Católico. Con una diferencia de 10 días, pasando el 4 de octubre de 1582
a ser el 15 de octubre de 1582, días que jamás se recuperaron.
Sólo algunos países aceptaron el
nuevo calendario, entre ellos: Italia, Luxemburgo, Italia, España y Francia.
Con el tiempo todos los demás países adoptaron el calendario, siendo el último
en hacerlo China, que lo hizo después de la revolución de 1949.
En la actualidad, el día uno de
enero se celebra la fiesta de Santa María, Madre de Dios. En los misales
anteriores a la reforma de Juan XXIII, este día se celebraba la festividad de
la Circuncisión del Señor.
En la liturgia del uno de enero
confluyen tres festividades a la vez: Una de ellas es “La Octava del Señor” al
hacer ocho días en que nació Jesús. Otra de ella es la fiesta dedicada a la
Santísima Virgen y una tercera que es la festividad de la Circuncisión. Fiesta
que se vino celebrando hasta el año de 1969 que se cambió por la de Santa María
Madre de Dios.
Con la festividad de la
Circuncisión (Lc. 12,13) se recuerda el día en el que Jesús es llevado al
templo donde fue circuncidado de acuerdo a la tradición judía al octavo día de
su nacimiento (Gn. 17,12 – Lv. 12,13). Según esta misma tradición judía ese día
era en el que se imponía un nombre al niño, nombre asociado normalmente a algún
pariente. Con Jesús y con San Juan Bautista se hizo una excepción, al querer
sus padres ponerle otro nombre al niño conforme había anunciado el ángel,
mostrando de alguna manera el futuro profético del recién nacido.
Esta celebración no estaba muy
acorde con las costumbres de la Iglesia que intentaba mezclar unas tradiciones
con otras. La Nueva Ley tenía que superar a la Antigua en las dos vertientes,
en materia de fe y en las prácticas llegándose acuerdos significativos en el
Concilio Apostólico de Jerusalén en el año 50 (Hch. 15) en donde los apóstoles
manifestaron el sinsentido de esta práctica entre los cristianos que no estaban
obligados a ella al no ser judíos.
Resumiendo, las costumbres
asociadas a estas fiestas eran muy diferentes si las compramos con las
actuales. Los cristianos ayunaban a fin de diferenciarse de los paganos que
celebraban el día de Jano y el final de las Saturnalias, fiesta romana
celebrada el día 25 de diciembre (entrada del Solsticio de invierno) y los
cristianos, que celebraban el día 1 de enero que era una fiesta de pureza en la
que había que olvidar los viejos tiempos y costumbres para empezar una nueva
vida llena del amor del recién nacido.
Cuenca, 1 de enero de 2018
José María Rodríguez González.
Profesor e investigador histórico.
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