Los Ángeles son unas
sustancias criadas inteligentes y puramente espirituales.
Celebra hoy la Iglesia una
festividad particular, no solo en reverencia el Arcángel San Miguel, sino en
honor a todos los Santos Ángeles, y aunque solo se intitula de San Miguel, es
porque este bienaventurado espíritu fue siempre reconocido por general de toda
la Milicia celestial y particular protector de la Iglesia de Jesucristo, así
como lo había sido de la Sinagoga.
San Miguel se representa en pleno
combate con el dragón que simboliza al demonio. Otra de las labores que se le
atribuye al Arcángel es el de acompañar a las almas de los pecadores en el
momento del tránsito para ver si realmente son merecedores del cielo o del
infierno en el día del Juicio Final.
La Iglesia Católica lo considera
Patrón y Protector de la Iglesia Universal. También es considerado el Santo Patrón
de la infantería y del ejército.
La figura del San Miguel Arcángel
es altamente representada en la iconografía de la Catedral conquense habiendo
esculturas y pinturas desde el siglo XIII hasta el siglo XVIII.
Es interesante el hacer una
visita guiada por la representación de esta Arcángel para apreciar las
diferencias existentes en su representación en cada siglo. Al celebrarse el 2
de octubre la festividad del ángel custodio en la visita guiada que realizo los
primeros sábados de mes, en octubre además de la hablar sobre el arte grutesco
realizaremos un paseo por la figura del Arcángel San Miguel.
San Miguel es el Arcángel que más
veces se ha materializado como la aparición del monte Gárgano, provincia de la
Pulla, en tiempo del Papa Jelasio I, por el año 493, es el más célebre y cuya
memoria consagró la Iglesia por una fiesta particular en el día 8 de mayo. Bonifacio
III erigió en Roma una Iglesia en honor a San Miguel sobre la eminencia de la
mole o del sepulcro de Adriano, que por esta razón se llama “Monte”, y hoy el “Castillo de Santo
Ángel”. También hay en Francia un famoso monasterio, llamado “Monte San Miguel”, erigido en medio del
mar, sobre un islote o peñón, en consecuencia de haberse aparecido San Miguel a
San Auberto, Obispo de Avranches, en
el año 709. En el año 1496 instituyó Luis II de Amboisa, la Orden Militar de
San Miguel cuyo gran maestre es el rey; y ordenó que los caballeros llevaran
siempre pendiente del cuello un collar de oro, compuesto de conchitas enlazadas
unas con otras con una medalla del Arcángel San Miguel.
Esta fiesta dedicada en honor de
San Miguel, conservó siempre el título de Dedicación,
por sus apariciones, particularmente la del Monte Gárgano, donde se encontró
una especie de bóveda, en figura de Iglesia, abierta en una roca, y el mismo
San Miguel dio a entender que sería de su agrado el que se le dedicase.
Cuenca, 29 de octubre de 2018.
José María Rodríguez González.
Profesor e investigador histórico.
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