Justa y Rufina
Itálicas y alfareras,
Nimbadas de luz la sien,
Con la palma entre las manos,
Con el león a los pies.
Así vio un poeta andaluz. En el sevillano Museo Provincial de Bellas
Artes está el lienzo de Murillo, quien representa a las patronas de su ciudad
rodeadas de cacharrería y sosteniendo entre las dos –anacronismo delicioso en
el que casi no reparamos- nada menos que la Giralda.
Según la tradición, Justa y
Rufina eran hermanas, hijas de un alfarero que vivía en la Trajana de aquel
entonces, la Triana actual, al otro lado del río. Su padre era gentil, pero
ellas habían abrazado el cristianismo, quizá de una forma discreta, para evitar
conflictos familiares y alborotos en la vecindad.
Santa Justa y Rufina. Obra de Murillo. |
Estas santas vivieron en Sevilla,
nacidas en los años 268 y 270. Ambas murieron en el año 297. Son veneradas por
la iglesia Católica y la Ortodoxa. Su festividad se celebra en Sevilla el 17 de
julio y en otros lugares el 19 de julio. Hoy os cuento, resumidamente sus
vidas.
Se cuenta que un día entró en su
tienda un hombre pidiendo donativos para el ídolo que llevaba. Es el momento en
el cual la discreción puede convertirse en traición y se niegan rotundamente a
participar en la idolatría, declarando que adoran a un Dios que no es semejante al oro o a la plata o a la
piedra (lo había dicho San Pedro), obra
del arte o del ingenio humano.
Criadas en un alfar, ¿Quién va a
saber mejor que ellas lo que vale y lo que significa un objeto, lo que han
visto salir del barro informe y sucio, aunque luego se venere? Les rompen todas
sus vasijas, ellas a su vez destrozan el ídolo y el escándalo, el sacrilegio de
pulverizar lo que el mundo adora hace que se las conduzca a presencia del prefecto
Diogeciano, gobernador de la ciudad.
Al negarse a renegar de su fe, se
las atormenta en el caballete, se las obliga a andar descalzas por los caminos
y acaban en una mazmorra donde Justa muere. Rufina será arrojada a las fieras,
que se amansan prodigiosamente a sus pies, como el león que evocaba el poeta, y
por fin la decapitan y queman sus restos.
El recuerdo de estas santas
alfareras sigue vivo en Sevilla.
Cuenca, 19 de julio de 2019.
José María Rodríguez González.
Profesor e investigador histórico.
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