Hoy quiero
traer un recordatorio importante para Cuenca y en estos momentos para la
Hermandad Sacramental de San Fernando por que el año que celebrarán el 25 aniversario de la parroquia y
el 350 de la Canonización de San Fernando, el documento que hago mención hoy es
porque Fernando III “El Santo” el 20 de
noviembre de 1250, en la ciudad de Sevilla firmaba un documento sobre: “Reforma de algunos usos y ratificación de
ciertas normas”. El documento original es un pergamino de 459X340 milímetros.
A.M.de C. Leg.1 núm. 3.
Documento del Rey Fernando III para Cuenca. |
La Glosa dice:
Fernando III, desde Sevilla, el 20 de noviembre, da una disposición no sólo en
relación con la equiparación de las aldeas y las villas, sino reafirmando unas veces
y modificando otros diversos aspectos del ordenamiento establecido. Abordando
las siguientes cuestiones que sólo enumeraré pues de ello hablaré en la
conferencia que impartiré en la parroquia de San Fernando con motivo de los
aniversarios anteriormente citados.
Pues este
documento aborda las siguientes cuestiones:
Petición de
que Cuenca mantenga los fueros y las costumbres que tenía en tiempos de Alfonso
VIII, su abuelo, tal como él mismo había prometido al recibir el reino.
Regulación de
viáticos de mandatarios o nuncios entre la corte y la Ciudad.
Calidades de
los jueces. Dispone que los menestrales sean excluidos de la elección –por azar-
para los puestos de la justicia.
Gastos en las
bodas. Manda el Rey que nadie ose dar ni recibir vestidos por matrimonio de
parientes.
Estas y otras
son tratadas en este documento del que pongo traigo una parte de él.
Otro
acontecimiento que se dio en el 20 de noviembre fue la muerte del venerable fray Hernando de Santarén, en el año
1616. Murió martirizado en América. Nació en Huete en febrero de 1567, en el
año 1588 pasó, a petición propia, a las misiones de la Nueva España y en
Méjico. Más tarde paso a Cijalvo y dos años más tarde a la tierra de Tapias,
donde bautizó a más de 50.000 indígenas.
Cuenta su
biógrafo que era Visitador de la Orden y cuando llegó a Topeguanes y Zorocapa
al intentar decir misa se dio cuenta de que el pequeño altar estaba destruido,
junto con las imágenes y objetos del culto y supuso que se abrían sublevado los
indígenas. Visto lo sucedido montó en su mula y prosiguió su camino; pero al
llegar al río, los indios que acechaban lo vieron y cogieron. Hernando les
preguntó a los rebeldes y al hechicero
qué mal les había hecho pero ellos le contrataron con fuertes golpes en
la cabeza repitiendo que era por ser sacerdote. Los golpes le provocaron la
muerte.
Decían de él: “Nadie
lo vio triste, si no alegre”. Edificó más de 40 iglesias. En una carta dirigida
al Provincial de la Orden que le invitaba a retirarse ya del colegio de México
le decía: ¡Aunque me siento viejo y cansado, deseo que no quede por mí el
procurar el bien de estas almas u misiones; ni pediré el salir de ellas, aunque
no cerrando por eso la puerta a la obediencia para que disponga de mi persona
como de un cuerpo muerto, pues harto mal fuera si de 19 años de Misión y
trabajos no hubiera quedado en la indiferencia que nuestro Padre San Ignacio
nos pide…”.
Cuenca, 20 de
noviembre de 2019.
José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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