Hoy 24 de septiembre
celebramos una festividad muy grata para España. Todo empezó habiendo
conquistado los españoles una parte de las provincias perdidas por la venganza
del conde D .Julián, que resentido del agravio que había sufrido en el honor de
su hija por el rey D. Rodrigo, había hecho dueño de toda la monarquía española a
Muza, general del ejército del califa de Damasco, que se hallaba a la sazón en
Berbería, no habiendo barbaridad que no sufrieran los cristianos de parte de
los sarracenos, pues a unos desollaban vivos, a otros empalaban, a no pocos
quemaban las plantas de los pies a fuego lento, haciendo espirar a otros a fuerza
de crueles palos y tratando a todos peor que los más viles animales de carga; Viendo la desgracia en que había caído los cautivos cristianos, la Madre de misericordia, de quien los españoles fueron siempre devotos
y que aun en vida había tomado a España bajo su protección cuando se le
apareció Santiago en Zaragoza.
Ntra. Sra. de la Merced. |
Compadecida de tantas miserias afligían a los
pobres cristianos cautivos, quiso dar al mundo un ilustre testimonio de su
maternal bondad, fundando una Orden cuyo objetivo fuese solicitar el alivio y
la redención de cautivos cristianos que gemían bajo la cruel esclavitud de los
moros.
Escogió para ello a
San Pedro Nolasco, que renunciando generosamente a cuanto poseía empleándolo en
beneficio de cuanto padecían la cautividad. Sufrió muchas contradicciones para desarrollar el proyecto. Hasta que en la noche del primer día de agosto de 1218, cuando estaba en oración Pedro Nolasco se le apareció la Virgen y le dijo que
no podía hacer cosa más agradable a su Santísimo Hijo y a Ella, que fundar otra
nueva congregación con el título de Ntra. Sra. de la Merced, para la redención
de los cristianos cautivos en el dominio de los moros.
Asombrado Nolasco
con esta visión, exclamó postrado en tierra: ¿Quién sois que tenéis tan
penetrados los secretos de Dios? Pero, ¿Y quién soy yo miserable pecador para
encargarme de tomar esa empresa? “Yo soy
María, Madre de Dios, respondió la Virgen. Anda y funda esta Congregación, que
tomo desde luego bajo mi protección. Yo te facilitaré los medios, y allanaré
todos los escollos”. Aunque animado del más encendido celo, Nolasco acudió a San Raimundo de Peñafort, que era su
confesor, y habiéndole referido sencillamente lo que le había sucedido en la
oración, San Raimundo respondió que había tenido la misma revelación.
No dudando que era
de Dios el pensamiento, se fueron a palacio a comunicarle al rey lo que
intentaban, y confiarle la noticia del duplicado milagro; pero quedaron
sorprendidos cuando el rey los vio en su cuarto se anticipó a contarles otra
visión que había tenido enteramente conforme a la de ellos. Desde entonces no
se pensó más que en la fundación de una Orden que debía su origen a tan insigne
milagro.
Confirmó esta sagrada Orden el Papa Gregorio
IX y la honró con crecido número de privilegios. La Iglesia instituyó el día de
hoy una fiesta particular para perpetuar la memoria de tan grande beneficio y
en acción de gracias por la fundación de una Orden que es un milagro de la más heroica
caridad.
La iconografía
que se tomó para la representación de la Virgen de la Merced fue: Escultura
vestida a usanza meridional, sentada en regia sede, con cetro y corona. Ella y
el Niño llevan rosas en sus manos y los dos muestran su rostro de bondad y
generosidad. Al pie se ven os escudos de la ciudad y el de la Orden Mercenaria.
A uno y otro lado aparecen dos religiosos: San Pedro Nolasco, fundador de la
Orden de la Merced o misericordia que lleva en su diestra la cadena rota de un
cautivo recién liberado.
Cuenca, 24 de
septiembre de 2019.
José María Rodríguez
González. Profesor e investigador histórico.
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