Hoy comenzamos mes y con él una de las santas más populares de nuestro tiempo como es Santa Teresa del Niño Jesús.
Nació un 2 de enero de 1873, en Alençon, en
Normandía, fue la menor de nueve hermanos, de los que murieron cuatro siendo
niños, su madre murió cuando ella tenía cinco años. En 1877 se fueron a vivir a
Lisieux donde a la edad de quince años pidió ser admitida en el Carmelo del
pueblo donde vivían, anteriormente a ella habían ingresado en el Carmelo de Lisieux,
dos de sus cinco hermanas siendo rechazada su petición hasta mayo de 1888 que
fue aceptada. Ella mismo manifestó el motivo de su entrega a la vida religiosa;
Salvar almas y pedir por los sacerdotes. Su vida diaria consistía en seis horas
y media de oración y meditación, cinco horas de trabajos manuales y el resto
del tiempo repartido entre las comidas, el descanso, el recreo y las
actividades personales.
Santa Teresa del Niño Jesús |
Ella misma
escribió: “Tuve que luchar, no tenía una naturaleza dócil; no pasó ningún día
en el cual no fuera herida”. Su superiora trató de romper el orgullo de su
personalidad con humillaciones y regaños.
En 1889 pidió
que se añadiera a su nombre religioso “del Niño de Jesús” y el del “Santísimo
Rostro”. En el formulario de su profesión, del 8 de septiembre de 1890,
imploraba la gracia del martirio del corazón y del cuerpo.
Fue la santa
más popular de los tiempos modernos y también la menos vistosa; arropada
incluso por la piedad llena de bonísimas intenciones y en vuelta en diminutos
cariñosos que sugieren una imagen al estilo de la imaginería llamada de san
Sulpicio, la fuerza interior de esta alma ha impresionado a los contemporáneos.
Nunca hizo
nada aparente ni extraordinario, nunca se movió de su sitio, un convento
cualquiera en un rincón cualquiera de provincias; las estadísticas se estrellan
en su figura, aquí no hay nada de contar, nada periodístico, llamativo, brillante.
Se limitó a seguir lo que ella llamaba el caminito, “la petite voie”. Adorar,
rezar, sufrir, trabajar, obedecer, encomendar. Su reino pertenece a lo
invisible, a lo sobrenatural, y murió ignorada de todos. La gran santa de los
últimos siglos vivió de espaldas al relumbrón de la modernidad, conjurando con
su entrega silenciosa el estruendo diabólico que nos rodea.
Santa Teresa del Niño Jesús |
Sólo después
de su muerte su libro, Historia de un
alma, y sus milagros la hicieron famosa, y la Iglesia la ha hecho patrona
de las misiones. Sólo poniéndose en manos de Dios para todo y no conformarse con
menos.
El Papa Pío X
estimó a Teresa como la santa más grande de su tiempo, Pío XI la declaró santa
en 1925 y además, junto con Francisco Javier, “Patrona de los misioneros”. En
1915, los obispos franceses la eligieron, junto con santa Juana de Arco,
Patrona de Francia.
Cuenca, 1 de
octubre de 2019.
José María Rodríguez
González. Profesor e investigador histórico.
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