La Visitación de María
a su prima Santa Isabel
Decía San Antonio de Padua: “El
nombre de María es la alegría para el corazón, miel para los labios y la
melodía para el oído de sus devotos”.
El mes de mayo ha sido, durante
siglos un mes para honrar a la mujer. En la antigüedad Grecia dedicaba
el mes de mayo a la diosa de la fecundidad, Artemisa. En la época romana fue
dedicado a Flora, diosa de la vegetación. En el Medievo el mes de mayo se
consideraba el apogeo de la primavera. En el siglo XII se celebraba el
“Tricesium” o “la devoción de treinta días a la Virgen María”, enmarcado del 15 de agosto
al 14 de septiembre. Es a finales del siglo XVII cuando se piensa en dedicar un
mes exclusivo a la Virgen María, esta costumbre se extendió sobre todo, durante el siglo
XIX, llegando hasta nuestros días.
Hoy día 31 de mayo celebramos la
visitación de María a su prima Santa Isabel, fiesta que cierra el mes de mayo.
Esta fiesta fue iniciada en el siglo XIII por los frailes menores y se extendió
por occidente sobre el año 1389.
Existe una referencia anterior, San
Buenaventura, prior de la Orden Francisca, comienza a celebrarla sobre el año
1263, exclusivamente en el entorno de influencia de la Orden. Fue el Papa Pio V
quien la introdujo en el calendario de la Iglesia universal.
El Concilio Vaticano II la ubicó
definitivamente el 31 de mayo. Anteriormente se venía celebrando el 2 de julio,
fecha que entró en controversia al celebrarse el nacimiento de San Juan
Bautista el 24 de junio, por lo que fue cambiada a la fecha actual.
El
Evangelio de San Lucas hace referencia a María y luego desarrolla el
acontecimiento situando el lugar (Lc.1, 39-45). La acción la sitúa en la ciudad de Judá, emplazada en una región montañosa, actualmente esta ciudad es identificada con el
nombre de Ain Karim, que dista unos seis kilómetros al oeste de Jerusalén.
En la Catedral de Cuenca, como
muchas otras escenas de la vida de María queda reflejada en los retablos de las capillas del siglo XVI. Entre otras hay que destacar la escena de la
capilla de la Asunción y la capilla del Pozo. El episodio queda plasmado por en
encuentro de dos mujeres solas o en esta ocasión acompañas de familiares o
amigas.
Visitación. Capilla de la Asunción o del Deán Barreda Catedral de Cuenca |
En la Capilla de la Asunción o
del Deán Barreda, en la actualidad se le conoce bajo el título de la capilla panteón
de Doña Martina Lasso. Fue fundada por Gregorio Álvarez de Alcalá, canónigo y
Deán de esta Catedral al principio del siglo XVI, sobre el año de 1511. Posee
un precioso retablo plateresco en el que se haya representado en tabla las
escenas de la vida de la Virgen. Entre ellas la Visitación de María a su prima
Santa Isabel. Como se puede apreciar en la tabla, la Virgen está situada en el
centro, recibiendo el saludo de su prima. Hay dos mujeres más, una detrás de la
Virgen y otra a espaldas de Santa Isabel. El escenario lo forma, a la izquierda
un altillo con dos ventanas de tipo románico y el conjunto lo cierra con un
fondo rocoso del estilo de los paisajes conquenses y un amanecer de colores
claros, preludio que la redención.
Otra de las capillas donde
podemos disfrutar de esta escena que celebramos hoy la encontramos en la
capilla de San Roque o de los “Pozos”, también denominada en su fundación de la
Asunción designada así por quien fuera su fundador: Don Juan del Pozo en el año
de 1503. Antes de esta capilla estuvo situada en este espacio la capilla de
Ntra. Sña. Del Buen Camino, fundada en el siglo XV por Don Diego de Alcalá y su
esposa doña Teresa Sánchez Teruel.
Visitación. Capilla del Pozo Catedral de Cuenca |
En el interior de la pequeña
capilla puede apreciarse un retablo plateresco formado por siete tablas en las
que se representa escenas alusivas a la vida de la Virgen, entre ellas la que nos
toca hablar hoy. La tabla de la Visitación de la Santísima Virgen está
compuesta por la figura de la Virgen y Santa Isabel que forman la escena
central de la tabla, detrás de ambas, en cada lado una doncella que forman el
primer plano, el conjunto está adornado con tres arbolitos simétricamente dispuestos
componen la ornamentación del conjunto artístico. Se aprecia el pórtico de la
casa de su prima, conforman el paisaje una montaña y un cielo con nubes. Las
dos figuras se distinguen por su edad, maría está representada como una
muchacha joven mientras que Isabel, a la derecha, está representada por una
mujer mayor con un pañuelo que le cubre la cabeza.
El calendario litúrgico nos
propone el recuerdo de uno de los sucesos más célebre de la historia de la
Encarnación. Sin duda para los cristianos es una fecha muy especial, cargada de
significado. Es en este pasaje donde las palabras de Isabel son recordadas
diariamente al rezo del “Ave María”, ello nos da un sentido inmenso del lugar
que tiene la Virgen “bendita tú eres entre las mujeres” que la hace partícipe
de la misión profética “bendito el fruto de tu vientre”. Este hecho nos abre
una puerta para llegar hasta Dios a través de María. Con María caminamos hacia
la luz, hacia la vida, hacia Dios. María nos ayuda a mantener siempre encendida
esa luz que nos ilumina el camino para llegar a Jesús.
“Dios habla a los hombres a través de esa belleza única llamada María,
Madre de Dios y Madre nuestra”. SS. Juan Pablo II
José María Rodríguez González
Cuenca, 30 de mayo de 2017