En nuestra época la ciencia ha sustituido la intervención Divina
Cada mujer siente la maternidad
desde un conjunto de emociones personales, con todo tipo de matices relacionados
con la protección y el amor. Para muchas mujeres es el proyecto culminante de
su vida. La transformación que una mujer experimenta al quedar embarazada
dependerá de: la educación, el carácter, la herencia genética y la situación
laboral entre otros factores. El sentimiento
maternal se desarrolla a partir del nacimiento del hijo; anteriormente al
embarazo suelen desarrollarse el instinto
maternal, el anhelo de tener un hijo, su cuidado y su educación posterior es un
sentido
instintivo en la mujer como parte del concepto biológico humano.
El plantearse tener descendencia
lo hacen las parejas cada vez más tarde. Es cierto que en nuestros días existe
un desajuste entre la sociedad y la biología humana. Mientras que la naturaleza
exige que los embarazos se den en edades tempranas, la sociedad los retrasa al
no querer renunciar a una carrera profesional o a otro condicionante social.
Como investigador histórico
eclesiástico diré que son muchas las citas bíblicas donde se destacan los casos
de embarazos tardíos o de mujeres infértiles que con la intervención de Dios
consiguieron la maternidad. En nuestra época la ciencia ha sustituido la
intervención Divina y son muchos los procedimientos que se experimentan para
realizar el milagro de la vida en una mujer.
Tras varios años de convivencia
una pareja se plantea el tener descendencia y si esta no llegan, en muchos
casos, la estabilidad de la pareja comienza hacer aguas y se convierte en un
verdadero problema, que a veces resulta obsesivo. A partir de aquí se busca la
manera de ser padres y se preguntan por los distintos procedimientos que le
brinda la ciencia actual.
Aun cuando la intervención médica
está a la orden del día en nuestro tiempo, son pocas las personas que se
atreven a hablar del problema de cómo tuvieron que recurrir a la ciencia para
tener a sus hijos.
Cuando una mujer entra en un
tratamiento de fecundación in vitro
(FIV) resulta un camino muy duro emocionalmente, sobre todo cuando después de
varias intervenciones le dicen que no ha quedado embarazada. Me contaba una
compañera de trabajo que es como si se sintiera vacía. Lo contario ocurre
cuando esos óvulos son fecundados y el pensar de saberse futura madre pueden
con toda dificultad que se pueda presentar.
Otro de los procedimientos es la ovodonación, que es la implantación de óvulos
de una donante. La preocupación en este método es la carga genética que puede
aportar, la madre se plantea el pensar que su hijo no dispondrá de los mismos
genes que sus antepasados.
Cuando el problema de maternidad
viene dada por una enfermedad grave. Si se piensa en ser madre en un futuro, se
recurre a la vitrificadión de óvulos.
Consiste en guardar los óvulos en buen estado por si se planteara la
posibilidad de ser madre en un futuro. Permite posponer la capacidad
reproductiva de una mujer el tiempo que desee, con las mismas posibilidades que
en el momento en que se vitrificaron los ovocitos, pudiendo alcanzar la madurez
sin experimentar una disminución significativa en la capacidad para concebir.
Al día de hoy se habla de la gestación subrogada; se ha abierto una
gran polémica como es la forma de tener hijos sin haberlos parido, hecho que en
nuestros días se están dando por encima de la adopción, según los datos de la
Sociedad Española de Fertilidad. Este tipo de gestación parece que estaba,
hasta ahora, limitada a las parejas gays, o familias monoparentales, ya fueran hombres
o mujeres solas. Hay países donde este tipo de gestación está regulada por ley
y es más sencillo llegar a este tipo de maternidad que en España.
Ante estos avances médicos, relacionados
con la maternidad, han permitido que las fronteras del significado de ser madre
se alteren, convirtiéndose en un comercio, para satisfacer las necesidades de
ser madre. Todo ello ha obligado a que los gobiernos establezcan leyes que
protejan y amparen la maternidad.
Ante todo esto nos queda pensar
que nuestra existencia es fruto de una casualidad o por el contrario es fruto
de una especial providencia de Dios.
Cuenca, 23 de mayo de 2017
José María Rodríguez González.
Profesor e investigador histórico
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