El poder del nombre de
Jesús en la batalla de Belgrado
El nombre de Jesús tiene todos
los significados que le atribuyen los profetas, porque todos lo narrado se
cumplió en la persona de Jesús. Cuando el arcángel San Gabriel, mensajero de
Dios, se presentó a María, entre sus
palabras otorgó que al que había de nacer se le pusiera el nombre de Jesús.
Y le dio un nombre superior a
todo nombre, nos dice San Pablo en su carta a los Filipenses, a fin de que al
nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en el
infierno.
En todos los tiempos se ha
demostrado con los hechos el poder del nombre de Jesús. He aquí un ejemplo de
su poder.
En 1456 Mahomet II organizó una campaña contra el Reino de Hungría
por el control de Serbia. Esta tenía como objetivo principal la toma de Belgrado,
teniendo así vía libre hacia Buda. De esta forma, Mahomet al mando de un
ejército de 60.000 hombres y 200 barcos, puso sitio a la ciudad de Belgrado el
4 de julio.
La formidable ingeniería del
castillo de Belgrado demostró ser inexpugnable para los ejércitos otomanos. El 14 de julio de 1456, el regente y comandante de todos los ejércitos húngaros,
el conde Juan Hunyadi, llegó a la ciudad totalmente cercada con su flotilla en
el Danubio.
Belgrado en aquella época era la
llave de la cristiandad, cercada como he dicho, por Mahomet II, y furioso éste
porque el esfuerzo aportado por el valiente Huniades, después de vencer a su
flota, había logrado penetrar en la plaza sitiada, dio orden de un ataque
general a la ciudadela. Once días consecutivos de una lucha desigual y cruel
pusieron a los cristianos en situación desesperada. Sostenía el ánimo de los
sitiados con palabras confortadoras el gran apóstol San Juan de Capistrano. A
él acudió Huniades para comunicarle la inminente del desastre. “Tened
confianza, le contestó el misionero, porque defendemos la causa de Dios y El
estará con nosotros”. Escoge el hombre de Dios 4.000 guerreros, los enardece
con su elocuencia y les hace prometer que le seguirán a donde quiera, invocando
el nombre de Jesús. Se reanudó la lucha al día siguiente y en lo más recio de
la pelea apareció Juan Capistrano enarbolando un blanco estandarte en el que
refulge con grandes caracteres el oro el monograma de Jesús. Rodeándole sus valientes
al grito de “¡Victoria, Jesús, victoria!”, se lanzan como leones al combate.
Nada resiste a su empuje, el nombre de Jesús los llena de valor y los hace
invulnerables, y causa tal espanto en los sarracenos que huyen a la desbandada,
logrando los cristianos aquella victoria
de Belgrado, aniquiladora del poderío musulmán.
La fiesta del Santo Nombre de
Jesús fue instaurada por el Papa Clemente VIII accediendo a las peticiones de
los Frailes Menores, en especial San Bernardino, autorizando a los mismos en
1530 para que celebrasen dicha fiesta en sus conventos el día 14 de julio. Siena,
patria de San Bernardino, obtuvo el mismo privilegio en 1582, y Florencia en
1684.
Por fin, el Papa Inocencio XIII
la hizo universal y señaló para su celebración con oficio propio el segundo
domingo después de la Epifanía. Posteriormente se ha fijado el domingo
comprendido entre la Circuncisión y Reyes, y no habiéndolo, el 2 de enero. Este
año al caer Reyes en domingo la fiesta se celebra hoy, 2 de enero.
Cuenca, e de enero de 2019.
José María Rodríguez González.
Profesor e investigador histórico.
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